-¿seguirás sin dirigirme la palabra? -Fruncí el ceño cuando Carter paseo mi saludo como si nada en el primer receso.
-¿Qué quieres que te diga, Alex? -Me rodó los ojos con indiferencia, volteando hacia mí, mirándome desde arriba a mi lugar en los escalones de la escalera.
-¿puedes solo decirme que te pasa? -Le rogué, agotada del drama, abrumada por las miradas que seguían sobre mí con los cuchicheos.
Estos días había estado planeando que fueran buenos, muy buenos. Y estaban siendo una mierda. Los peores desde hace meses.
-¿quieres saber que me pasa a mí? ¿Qué te pasa a ti? -Remató, dando un paso más cerca, su rostro volviéndose rojo de la nada. -Tu eres la que lleva días actuando como una imbécil.
-¿perdón? -Resoplé indignada-¿cuándo se supone que te hice algo? No tienes derecho.
-Tu eres la que no tiene derecho a quejarse Alex-Me interrumpió, dirigiéndome una mirada con sus ojos decepcionados. Haciéndome sentir mal. -eres tú la que huele a marihuana todo el día, la que ni siquiera saluda en el pasillo, la que al parecer ahora solo me usa para coquetear con mi hermano mientras al mismo tiempo coge con otro en el callejón. Créeme que ya no tienes derecho a quejarte.
-No estuve con Ben en el callejón-Remarqué cada palabra con más fuerza, removiéndome incomoda, apretando los labios en una línea cargada de desagrado. Carter aun me miraba desde arriba, sentía las baldosas bajo mis piernas hundirse bajo esa desaprobación, mi piel enrojecerse.
-Pues dile eso a toda la escuela-Carter sonrió con sorna, balanceándose en sus talones como si ni siquiera quisiera estar teniendo esta conversación.
-¿así que prefieres creerles a los chismes que a lo que yo te estoy diciendo? Se supone que soy tu amiga, Carter. -Solté con rencor, irguiéndome en mi lugar como si no estuviera sintiéndome como una mierda ahora mismo.
-Pues eso ya tampoco lo sé muy bien.
-¿qué?
-Que, aunque estuvieras diciendo la verdad, no cambia nada, no estas siendo tu misma estos días ¿Y Ben? ¿Alec? ¿Qué tipo de juego estas planeando? Dímelo, porque es mi hermano y no pienso permitirte arrastrarlo, no cuando estas acostumbrada a tener a todos a tus pies. -Su tono agrio, lleno de odio, su ceño fruncido y su mandíbula tensa. Esto estaba llegando muy lejos y cada vez que soltaba una nueva palabra me entraban más ganas de seguir con todo.
-¡No estoy jugando a nada! -Chillé, levantándome de un salto de mi lugar, irguiéndome centímetros por encima de Carter-¿tener a todos a mis pies? ¿Qué mierda estás hablando Carter? No he cambiado en nada, aunque tal vez tu problema es que ya no dependa de ti para no andar llorando por los rincones.
-¿crees que me siento dejado de lado? ¡Por favor Alex! Tengo muchos más amigos de los que jamás tendrás tu ¡No eres el centro de atención entiéndelo! No puedes jugar con las personas, este no es tu pequeño mundito, aquí el resto intentamos esforzarnos por las cosas sin una familia con dinero que nos dé todo en bandeja de oro-Dio un paso retador hasta mí, muy cerca de mi dedo que seguía apuntándolo, irguiendo la cabeza para devolverme la mirada.
-Estas cayendo bajo, Carter-Le advertí entre dientes, negando con la cabeza en desaprobación. Él no me diría que yo no me esforzaba, no tenía el derecho, a mi nada se me había regalado.
-Tu eres la que está cayendo bajo, cambiar por popularidad, nada más que otra mierda superficial-Me enfrentó, serio, disparando a la herida. Con sus ojos destellando en furia.
-¿acaso me conoces? Yo...
-¡Pues no! ¡Ya ni siquiera puedo estar seguro de eso! No lo sé, han pasado ¿qué? ¿cinco días? ¿una semana? Y ya parece que cambiaste completamente tu personalidad, no te reconozco. Manipulas a todos, mientes ¿Cuándo has dicho la verdad? ¿acaso soy tu amigo en serio o solo te juntabas conmigo porque era el único al que tu madre no repudiaría? ¿sigues teniendo baja autoestima? ¿sigues sin poder sentirte conforme con tu reflejo? Porque créeme que si eso era verdad ya no se nota-Se mofó, apuntándome de pies a cabeza, mi cuerpo enredado en prendas que Kat dejó en su casillero.
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Bajo la tormenta
Teen FictionA veces se trata de derrumbarte, de caerte y aprovecharlo para ver las estrellas bajo la tormenta. Alex ha estado perdida toda su vida; en sí misma, en su familia, en ideas que otros construyen sobre ella. Se pierde tan fácil que ya no sabe en dónd...