El mental se sentía frío sobre mis dedos, aunque no sabía si quizás podía ser yo. Llevaba casi una hora sin moverme y ya no recordaba muy bien las dimensiones de mi cuerpo o de mi mente, era como si me hubiera zambullido de clavado en un mar espeso, del que me costaba salir, y no lo quería tampoco. Era abrigador, lleno de paz y un silencio que por primera vez no se llenaba de pensamientos. O quizás sí, pero simplemente no quería oírlos. No con aquellos gritos fuera del cuarto.
-No puedo creer que no me dejaran pasar-sonreí, divertida con la imagen mental de Alec siendo detenido por guardias.
-Y yo no puedo creer que hayas venido a verme-Medio murmuré, con un intento de no oírme demasiado en aquel pasillo lleno de eco. Saludé a un monitor de los juegos con la mano y el me devolvió el gesto, sin prestarme mucha atención.
-No podría no haberlo hecho.
-Que tierno de tu parte, Gasparín.
-Muy bien, pero si me llamas así, tomo un avión devuelto a casa-Me reí, llamando la atención de un par de personas. Dios ¿es que este pasillo no termina nunca? ¿dónde se sopone que están mis camarines?
-Amas que te diga así.
-Que te ame a ti no significa que ame cada cosa que salga de tus lindos labios-Farfulló una maldición, y oí de fondo la voz de una mujer quejándose. Sussie había guardado un lugar para el supongo, pero no creo que fuera en un muy buen sitio.
-Oh, claro que significa eso, solo acéptalo-Me detuve al final del pasillo, mirando hacía los dos caminos que me esperaban. Debía haber oído a mi entrenadora cuando me daba las instrucciones, llevo casi media hora perdida en el estadio.
-¿ya llegaste a tu camarín? -Preguntó, dejando el tema a medias.
-Nop, supongo que tendré que cambiarme a medio pasillo-Bromeé, haciendo una mueca y decidiéndome por un pasillo aleatorio-ni modo.
-Oh, si les digo que voy a ser tu cortina personal ¿me dejarían pasar? -era un idiota-Digo, no creo que piensen que dejaría a medio mundo ver a mi novia desnuda.
-eres un tonto.
-Un tonto que sería una cortina para cubrirte.
-Creo que llegué a los camarines-Le interrumpí de pronto, viendo que de distintas puertas salían chicas y chicos que debían de competir ahora. Solo faltaba encontrar mi lugar. Debía de haberme reunido con el equipo nacional en el aeropuerto, como acordamos.
-¿entonces no podré pasar?
-Black, tampoco creo que quieras verme antes de una competencia-comenté-me vuelvo un poco... histérica.
-Si viviremos juntos tengo que conocer todas tus facetas.
-Queda tiempo para que tengas que conocer esa, créeme, no es muy bonita.
-Siempre eres bonita
-¿por qué no puedes dejar de tontear un segundo?
-Es que estoy nervioso, vas a competir en unas olimpiadas ¿no deberías estar nerviosa también? -De repente su voz sonó un poco desigual, y me dieron ganas de reír una vez más. Creo que lo risueña era por los nervios
-Por favor no lo menciones, cada vez que doy un paso siento que voy a vomitar-Negué con la cabeza, recordando aquel desayuno enorme que Sussie me hubiera metido por las orejas si no lo hubiera terminado.
-Oh ¿te imaginas si vomitas en el hielo?
-Amor, no ayudas mucho.
-¿qué?

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Bajo la tormenta
Roman pour AdolescentsA veces se trata de derrumbarte, de caerte y aprovecharlo para ver las estrellas bajo la tormenta. Alex ha estado perdida toda su vida; en sí misma, en su familia, en ideas que otros construyen sobre ella. Se pierde tan fácil que ya no sabe en dónd...