Ajusté el odioso suéter dentro del dobladillo de la falda floreada, hice una mueca al mirarme al espejo; parecía un algodón de azúcar. Ajusté los cordones de las botas y decidí que estaba lista, quizás sólo lo hice para obligarme a dejar de verme en el espejo y odiarme un poco por ello, pero no importa. De cualquier forma, terminé por colgarme la mochila de cuero a la espalda y largarme del camarín.
—Adiós Rob—Sonreí por sobre mi hombro al conserje, agitando la mano en forma de despedida.
—Nos vemos, Al.
Abrí exageradamente los ojos cuando algo duro se atravesó en el camino de mis pies, mandándome directamente al suelo, golpeándome todo el costado derecho. Agradecí mentalmente llevar un par de pantaloncillos debajo de la falda.
—¡Alex! ¡Lo siento! —Chilló Carter, saltando un paso hacia atrás, con su usual personalidad nerviosa.
—No te preocupes fue mi-...
—¡Cuidado con mi chica del millón de dólares Carter! —El grito de Sussie nos alcanzó desde el otro lado del pasillo, desde donde se acercaba la figura menuda de la pelirroja, apuntándonos amenazadoramente con el dedo índice.
—Que ha sido sin querer y solo me caí, no fue nada del otro mundo—Bufé, restregándome el sector de la pierna que dolía, donde había chocado la rodilla de Carter.
—¡Carter! Te dejo solo cinco minutos y ya tratas de asesinar a mi futura esposa—Volteé rápidamente hacia Carter, en realidad, viendo algo detrás de él, a alguien más específicamente, bastante rubio y que llevaba un café humeante en la mano.
—¿Futura esposa? —Fruncí el ceño, confundida mientras aceptaba la mano que me había extendido Alec, ayudándome innecesariamente de él para levantarme.
—Pensé que ya habías entendido que estábamos destinados, Brown. —Bromeó, tomando distancia una vez estuve parada.
—Creo que vas demasiado rápido—Reí, alisando la tela de la falda con las palmas de mis manos.
—Y yo creo que tú no quieres aceptar tu destino.
—Como quie-...
—Al—Sussie me miró apenada, haciendo una seña hacia el final del pasillo, donde a través de las puertas de cristal se lograba ver a mamá, con la mirada fija en la pantalla de su celular y a punto de entrar.
De pronto fui demasiado consciente de mi alrededor; de Carter, de la cercanía exagerada con su hermano mayor y que hace unos segundos estaba flirteando con él sin ningún tapujo. Solté un suspiro atemorizado, dando un paso apresurado hacia atrás, atentando con volver a caer, enredad en mis propios pies.
—Debo irme—Farfullé, estirando compulsivamente la tela de la falda ante de voltear para alejarme con rapidez.
—¡Hey! —Volteé distraídamente sobre mi hombro, encontrándome con la sonrisa expectante del recién conocido—¿No te despides? —Me cuestionó, elevando una de sus cejas—Al parecer sí que eres mal educada, Brown.
—Nos vemos, Black. —Traté de luchar contra la sonrisa que se abrió paso por mis labios, pero fue imposible.
Corrí los últimos metros y empujé la puerta antes de que mamá pudiera hacerlo, quedando frente a frente con su mirada azulada, que me recorrió con curiosidad, como si pudiera notar algo diferente.
—Alex, justo iba por ti. —Suspiró, enganchando su brazo alrededor del mío, arrastrándome con ella— Quería verte patinar unos minutos
—El entrenamiento terminó algo más temprano, así que estuve lista antes—Me encogí de hombros restándole importancia.

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Bajo la tormenta
Ficção AdolescenteA veces se trata de derrumbarte, de caerte y aprovecharlo para ver las estrellas bajo la tormenta. Alex ha estado perdida toda su vida; en sí misma, en su familia, en ideas que otros construyen sobre ella. Se pierde tan fácil que ya no sabe en dónd...