Capitulo XXXX (parte uno)

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Golpeteé el lápiz una y otra vez sobre la mesada, ni siquiera sabía porque estaba estudiando, supongo que se había vuelto un habito. Nunca había necesitado estudiar demasiado, solo para matemáticas, pero lo odiaba así que lo evitaba. Aunque últimamente me había estado volviendo un poco dependiente a mantener mi mente ocupada al estar en casa. Podía ser eso o quizás ya solo me estaba volviendo del todo loca. No podía estar segura, pero casi vomité sobre los estúpidos apuntes cuando oí el repiqueteó de un par de tacones acercarse directo a mí.

Hice un esfuerzo por no encogerme en mi lugar, pero mientras sentía a mamá pasar por mi lado ni siquiera fui capaz de levantar la mirada; seguíamos en guerra fría. Sin palabras, sin miradas, sin idas a entrenar... sin nada. Yo fingía no prestarle atención a las botellas de licor que de vez en cuando aparecían en la basura, ni ella a las veces que yo terminaba desapareciendo de casa por los fines de semana; cuando Olivia se queda con los abuelos y papá. La verdad, ambas fingíamos muchísimo, pero siempre había sido así; nuestro mayor parecido siempre sería la facilidad para mentir. Y claro, lo frías que podríamos llegar a ser si así lo deseábamos.

Un ligero tic me hizo dar un bote al parpado izquierdo cuando la sentí detenerse a mi lado, doblándose un poco sobre la mesada para escribir sobre un post-it, lo que era toda nuestra comunicación. Algo que perderíamos en un par de meses, cuando yo ya hubiera ganado las olimpiadas, las nacionales y claro, hubiera logrado graduarme. Cuando Alec y yo nos subiéramos a un avión directo a muy muy lejano. Lejos de mamá. Le tenía terror a la idea de no volver a verla, de no volver a tener una madre; por mucho que fuera una mierda, pero al mismo tiempo, la necesitaba lejos. Todo lo que fuera posible. Aunque muy a pesar, seguía queriendo su aceptación.

-Mamá-Las palabras se precipitaron por mis labios antes de que pudiera evitarlo, fue como si no pudieran reconocer la línea entre mis pensamientos y mis palabras. Casi me largo a llorar ahí mismo al notar que ya no había vuelta atrás. -yo...

Tragué en seco, podía sentirla a mi lado, tensa, como si esperara que algo fuera a explotar. Y no sabía si eso sería ella o yo. O ambas. Por alguna razón siempre sentí que éramos como una bomba a punto de explotar, como si cualquier cosa que lanzase chispas pudiera hacer que la pólvora que corría por nuestras venas hiciese por fin su trabajo y terminase de destruirlo todo. Por eso siempre tenía miedo.

» Voy a ir a la universidad-Solté una vez más, sin pensarlo mucho, con el pecho hinchado de emoción mientras las imágenes que ya había creado en mi mente aparecían poco a poco-Estudiare artes teatrales, tengo un par de universidades en la mira, me ofrecieron becas deportivas y... estoy muy emocionada mamá.

Eran las primeras palabras que me atrevía a dirigirle en semanas, pero al levantar la mirada, ella ya me había dado la espalda. Se estaba alejando. Vi sus cabellos desaparecer por el marco de la puerta y sentí algo romperse en mi interior, realmente no le había importado.

Por unos segundos me sentí como un pez fuera del agua, abriendo y cerrando la boca media aturdida, con las lágrimas agolpándose sobre mis ojos. No había llorado por mamá desde la pelea. Me había negado a hacerlo. Pero entonces, me parecía imposible y me odiaba por eso, torturándome, manteniendo las lágrimas en su lugar, rehusándome a dejarlas ir. La odiaba. Mentira. La amaba, como nunca me amaría y mierda, eso jodía muchísimo.

Entonces mi celular vibró por toda la mesada y el nombre de Black iluminó la pantalla.

Como si fuera todo lo necesario, me obligué a disipar las lágrimas de mis ojos, sin soltar ni una sola mientras tomaba a las rápidas mi mochila y me apresuraba fuera de la casa. Necesitaba escapar.

Salté dentro de auto de Alec, cerrando la puerta a mis espaldas y adelantándome a sus labios antes de siquiera poder pensar algo al respecto. No fue un beso como los usuales entre nosotros, era algo un tanto desesperado, no podía pensar muy bien y aquella era la vía más fácil para evadirlo. Y Alec nunca me negaría ningún tipo de beso. Estaba a punto de pasarme a sus piernas cuando se separó, como adelantándose a mis movimientos.

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora