Capitulo XIV

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-¿qué tal tus nuevos amigos? -Me espetó Carter el sábado por la mañana, cuando ambos nos habíamos ofrecido a ayudar a Sussie con unas cosas en el gimnasio. Carter lo hizo... porque es Carter, y yo porque una parte ilusionada de mi esperaba que Alec estuviera allí. Y lo estaba. Así que había logrado mi cometido.

-No son mis amigos-Dirigí una mirada temerosa a mi alrededor, a pesar de saber que mamá no estaba ni calles cerca de mí. De hecho, según lo que sabía, seguía en casa durmiendo.

-Pues no lo parece-Farfulló, parecía que le molestaba demasiado. Fruncí el ceño.

-¿por qué te molesta tanto que me junte con ellos?

-Debes estar bromeando-Farfulló, tomando una de las cajas del camión y bajándolas, mientras yo hacía lo mismo con otra. Eran implementos nuevos.

-Hablo en serio-Bufé yo igual, siguiéndolo directo al gimnasio.

-No son buenos para ti-Fue lo único que dijo.

-¿ah sí? ¿y tú como sabes eso? -Dije, con cierto tono de broma, mientras me esforzaba por cargar la caja escaleras arriba.

-¿por qué lo sé? -Me miró por sobre el hombro, como queriendo verificar que siguiera hablando en serio. -Vamos, Al. Solo es cosa de verlos a ellos... y verte a ti.

-¿a qué justamente te refieres con eso? -Lo vi sorprendida, dejando de subir las escaleras para poder hablar mejor.

-¿podemos de una vez por todas dejar de fingir que eres una chica de diecinueve normal? -Dijo por lo bajo, pero no lo suficiente como para que yo no pudiera oírlo.

-Carter...

-Alex, tu único amigo recién va a cumplir dieciséis ¿en serio te vas a meter con personas como ellos? -él también dejó de subir las escaleras, volteándose para verme mejor.

-Aun no entiendo que tiene que ver una cosa con la otra. -Me crucé de brazos, desafiándolo a decirlo con las palabras justas. Sin divagar.

-me refiero que no eres lo suficiente...-Cerró los ojos, como si no quisiera soltar la palabra que tenía en mente. Y cuando la dijo, estuve segura de que era otra cosa la que quería decir. -ruda, para estar con ellos.

-ruda-Saboreé la palabra-¿estás seguro de que era esa la palabra que tenías en mente, Carter?

-Es suficiente. -Maldijo en voz baja, volviendo a tomar la caja que llevaba para comenzar a avanzar.

-Vamos, Carter, solo dilo-Le inste, pero el siguió subiendo, sin siquiera mirarle. -Claro.

Solté una maldición y yo también volví a tomar mi caja, arrastrándola escaleras arriba. Hice una mueca, realmente era difícil, ni siquiera podía ver mis pies. Y pesaba, muchísimo. Pero el peso desapareció de repente, mientras caía directo al piso después de pisar una de mis agujetas e irme de bruces sobre las escaleras.

-Mierda-Murmuré, frotándome la rodilla afectada por la caída, molesta conmigo misma y con la estúpida caja por pesar tanto.

Estaba pasándome las manos por la cara, agotada, cuando oí una voz a mis espaldas, llamándome por mi apellido; obligándome a enderezándome y levantar la mirada.

¿Por qué siempre debía ser tan atractivo? Y no solo me refería a su físico era... él. Sentía cierta necesidad de acercarme cada vez que aparecía y comenzaba a desesperarme, porque hasta ese entonces me había convencido de no necesitar a nadie y así me habría gustado mantener las cosas.

Black dejó a un lado la caja que cargaba, a los pies de las escaleras, casi corriendo hasta mí.

-Hola-dije medio avergonzada, como una idiota ni siquiera me levanté en el piso. No lo quería cerca. Miré el desorden de las cosas que tiré y tragué en seco, era una inútil.

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora