Capitulo XXXIX (parte uno)

6 0 0
                                    

-Creí que ya habíamos aceptado que las fiestas no son lo nuestro-Jugueteé con mis brazaletes, recostada sobre la cama de Alec, rodeada por montones de ropa que él mismo iba lanzando por los aires, creando un pequeño desastre.

-No es una fiesta-Insistió, lanzando una camisa que me cayó en la cabeza.

-¡Oye!

-Podrías empezar a cambiarte ¿sabes? -Me cuestionó, sin prestar mucha atención a mis quejas.

-Black, si tanto me quieres sin ropa ¿por qué no me la quitas tu? -Sonreí, dando una vuelta sobre mí misma para recostarme de espalda, dejando mi cabeza caer por el borde de la cama para ver a mi novio de revés.

-Hablo en serio. -Volteó de vuelta a su closet, pero no lo suficientemente rápido como para que yo no viera sus mejillas teñidas de rosa. Es tan pálido, que por cualquier cosa comienza a parecer un tomate.

-No somos personas de fiesta. -Volví a rodar, bajando de la cama.

-¿sabes qué? -Soltó de pronto-Llegué a la conclusión de que eres tú la que hace que parezcamos una pareja de jubilados. Mira, si actúas como si te pesara vivir.

Inmediatamente dejé de sostenerme la espalda, enderezándome.

-Porque lo hace.

-Brown...

-No soy una abuela jubilada, para tu información, soy una deportista de alto rendimiento-Bufé, tomando mi mochila y abriéndola de golpe dando vuelta su contenido sobre la cama. -Ahora dime, azul o negro.

-Te gusta el negro-se encogió de hombros, volviendo a meter la cabeza en su armario.

-Te estoy preguntando a ti-Fruncí el ceño-¿azul o negro?

Ambos miramos los vestidos sobre la cama. Ambos eran bastante simples, ajustados. El negro, de satín, hasta medio muslo y de tirantes, abultado en el pecho. El azul... puaj, era azul; no estaba segura de en qué momento lo había comprado, pero estoy segura de que podía culpar a Lily por ello.

-Siempre usas negro para cosas así, te sientes cómoda; y lo sabes-Me sonrió, acercándose hasta encajar ambas manos en mi cintura-No seas una testaruda.

-Quiero TU opinión-Insistí, rodando los ojos. Deteniendo sus manos poniendo las mías arriba, me costaba concentrarme cuando hacía cosas así.

-Dime, uso la camisa rosa o la verde-Pregunto ahora él, apuntando sus dos opciones en tonos pastel.

-La que te gusté más-Me encogí rápidamente de hombros, casi de inmediato queriendo taparme la boca con las manos. Fui una idiota. -No estamos hablando de tus camisetitas de pescador, dime, azul o negro.

-No son de...-Cerró los ojos un segundo, suspiró y al abrirlos me sonrió-El azul.

-Usaré el negro-Me encogí de hombros, alejándolo con pequeños golpecitos-Suéltame, debo cambiarme o llegaremos tarde.

Soltó una cargada, soltándome mientras levantaba las manos con inocencia. Tenía como mil camisas del mismo estilo, pero de distintos colores y aun no se decidía, solo estaba seguro de que usaría sus pantalones negros de tela... y yo no pensaba meterme en lo demás. Así que tomé lo necesario y me dirigí directo a la puerta.

-Oye, sabes que puedes cambiarte aquí.

-¿ves? Lo único que quieres es que me quité la ropa para ti-me burlé, guiñándole un ojo antes de cerrar a mis espaldas, encaminándome al baño del pasillo.

La casa Black se sentía un poco vacía; los padres de mi novio y Carter habían partido a la cena familiar de año nuevo el día anterior. Nosotros, pasaríamos el inicio de año en el departamento de Mal, junto al resto del grupo y un poco de alcohol; como una buena familia disfuncional.

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora