Bajo la tormenta

Capitulo XV

Dos días después, todo estaba volviendo a ser tan horrible como siempre.

-¡Lo estoy intentando! -La piel me ardía por el frío y mi sudor me congelaba el cuello contra el aire, estaba agotada. Sussie y mamá me miraban desde fuera de la pista, negando con la cabeza.

- Vuelve a intentarlo; triple loop, triple toe loop y triple flip. En secuencia-Sussie se restregó las sienes, obligada a gritar para oírse sobre los chillidos de mamá.

Maldije en voz baja y le obedecí, fallando dos de los tres saltos y terminando en el suelo con el último. Frustrada, me deslicé hasta la berrera y me pare frente a Sussie, rogándole un descanso. Todo me dolía y el hielo filtrado dentro de mi ropa ancha no ayudaba, esta ropa no sirve y ya no sé de qué otra forma explicárselo a mamá.

-¡Vuelve al hielo! -Me chilló mamá desde las gradas, como había estado gritando todo el maldito entrenamiento. -¡Dios! ¡eres una inútil!

-Por favor-Gimoteé hacia Sussie, fingiendo evitar completamente a mi madre. A pesar de que mi rostro delatara la atención que le estaba prestando.

-Heather, es mi pista, te pido que te calmes.

-Pago miles de dólares por tu pista y no vengo aquí para que mi hija sea una perdedora.

-Tal vez tu hija es así porque tú la convences de eso, Heather-Sussie volteó sobre sí misma, irguiéndose frente a mi madre como yo jamás me atrevería. Mirandola como ella siempre me miraba, como si Heather fuera inferior.

-Tienes a la ganadora del oro en las olimpiadas de invierno ¿y eres incapaz de enseñarle algo decente? Por favor, aquí yo no tengo nada que ver. Ustedes son lo que son; una patinadora fracasada y una entrenadora de mierda-La voz de mamá destilaba soberbia, grandeza deteriorada por un potencial que se fue por el caño cuando quedo embarazada de mí, lo que hablaba en ella no era la persona. Era el hielo, eran las cuchillas del patín, enterrándose en sus entrañas llenas de odio, mirándome con el mismo.

-Vete de aquí, espera afuera y refréscate antes de que tu ganadora del oro terminé en la calle sin entrenadora

Sabía que era mentira, porque yo era creación de Sussie tanto como lo era de mamá, sabía que ella no me dejaría ir así de fácil. O eso esperaba.

-Sussie ¿a quién tratas de engañar? Sin mi estarías de patitas en la calle. -Mamá se río a carcajadas, sacudiendo su melena oscura como si tuviera todo el poder.

-Creo que te tienes mucha estima, Heather. Tu ego es tan grande que no logras ver ¡Que cada uno de los errores de tu hija se debe a ti! ¿qué? ¿crees que Alex está distraída por mi horrible forma de enseñar? Porque yo solo creo que se debe a ti, a ti y a todos tus gritos, creo que se debe a que te niegas a llevarla al psicólogo deportivo o a que ni siquiera dejas que hable con sus compañeros-Podría jurar que Sussie nunca había estado tan molesta. Siempre había sido mucho más capaz que yo de frenar a mamá, siempre había tenido el coraje de echarla de la pista o de frenarla cuando estaba a un paso de golpearme por arruinar una competencia, pero jamás le decía las cosas en la cara.

-Alex no necesita nada de eso. -Los ojos azules de mamá de pronto parecían más fríos de lo normal y su paso fue en suma atemorizante cuando se acercó hasta Sussie, todo como si yo ni siquiera estuviera allí.

-¡Ni siquiera sabes que necesita tu propia hija! Llevo más años de entrenadora de los que tú tienes de vida, y Alex es de las chicas más talentosas que he visto, tiene el potencial, tiene la pasión, pero no tiene una madre. Eso es lo que la hace cometer errores, eso es lo que le arruinará las olimpiadas de invierno este año, no yo, no ella, tú lo arruinaras, Heather.