Al día siguiente mamá me había encontrado en la ducha, aun empapada, pero con el agua ya sin correr. No recordaba en qué momento lo había apagado o en qué momento me había dormido. Pero mamá se encargó de quitarme la ropa y bañarme con agua tibia, sin cruzar ni una sola palabra o mirada directa conmigo, solo estaba allí, tratándome como una muñeca que luego sentó frente al tocador.
"Algo habrás hecho para molestarlo" Me había murmurado mientras cepillaba mi cabello luego de maquillar los golpes en mi rostro y ponerme ropa, yo aun no decía nada, sentía que todo iba demasiado lento y solo podía ver los segundos del reloj análogo avanzar en la pared. Me estaba arreglando para ir a la escuela, aun cuando mi corte en el labio si era visible. "Debes ser una buena chica, sonreír, así es como el mundo te va a querer" Había murmurado una vez más, con un tono cantarín mientras me veía pasarme mis suplementos y un par de analgésicos por la garganta. Luego, ella misma me había llevado hasta la parada del autobús.
Acaricie con la lengua la herida en mi labio, quejándome al sentirlo arder. Estaba bien. Lo estaba. Aun cuando no me pudiera parar derecha sin que mi abdomen me hiciera querer retorcerme, aun sin haber desayunado y solo tener la cena que Alec me había hecho el día anterior en mi estómago, aun luego de haber enfrentado a papá. Estaba bien... y él, él estaba aterrorizado de que yo fuera a decir algo.
Sonreí sin notarlo, dejando caer hacía atrás mi cabeza en una de las paredes de la caseta. Si podía con papá también podía con mamá, y si podía con ambos, sería libre. Libre de verdad, no libre de esconderme o de mentir, sería alguien que pudiera hacer lo que quisiera, que pudiera cometer errores sin temer que alguien le hiciera algo, que pudiera sonreír sin creer que eso atraería el mal, podía ser una persona como cualquier otra y por primera vez me di cuenta de lo mucho que lo quería. De cuanto añoraba un poco de todo aquello con lo que los demás habían crecido, de cuanto me quería a mí y cuanto quería un futuro que me hiciera feliz. Quería ser feliz... y después de tanto, me lo merecía.
Dejé caer la cabeza a un lado cuando oí la bocina de un carro, sorprendiéndome al ver el ya muy conocido auto de Alec, con él dentro del, haciéndome ceñas para que subiera. No recordaba haberle dicho que viniera por mi hoy, o que él se ofreciera, pero quizás era por lo de ayer... ¿le había escrito o no? Demonios, debía estar preocupado.
Comenzando ya a estar un poco atontada por los analgésicos y sintiendo su efecto en mi estómago vacío, bajé las piernas de la banqueta, estabilizándome bien en el suelo antes de levantarme, viendo a ambos lados de la banqueta, comprobando que mis padres no me vieran antes de subir al auto de mi novio, que me recibió dentro de este.
-Por favor, dime que no te lo hizo tu padre. -Me rogó en cuanto me vio, haciéndome atajar mi labio inferior entre los dientes para ocultar la herida.
-Hay autos atrás. -Dije con un hilo de voz, mirando el espejo a un lado de la ventanilla de mi lado-Será mejor que avances.
-Alex...
-No quieres que te pasen una multa-Insistí y esta vez decidió hacerme caso, pero solo por un rato, porque luego paró a un lado de la autopista, donde ya no había casas, solo arboles inmensos que abrían un descampado.
-Alex-Está vez tampoco lo deje continuar, maniobre entre nuestros asientos y me dejé caer sobre sus piernas. -Oh cariño.
Me acomodé a horcajadas sobre sus piernas, rogándole que me abrazara mientras mi cuerpo temblaba y me permitía llorar lo que me había faltado la noche anterior antes de caer dormida. Sus manos estaban a mi alrededor, sosteniéndome contra su piel, sosteniéndome junto a su alma que era donde quería estar en ese momento, donde quería pertenecer y vivir mil vidas. Lo quería a él, me quería a mí y lo quería conmigo. Como la primera vez que en aquel invernadero nos habíamos refugiado, cuando me había contenido sin apenas conocerme, cuando nos habíamos unido sin pensarlo y de alguna forma habíamos llegado hasta allí, siendo de pronto todo el uno para el otro, siendo de pronto nada sin el otro, siendo dos enamorados y tontos esperanzados que luego estuvieron en ese invernadero de ensueños, recostados en una manta, compartiendo sus sueños.
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Bajo la tormenta
Teen FictionA veces se trata de derrumbarte, de caerte y aprovecharlo para ver las estrellas bajo la tormenta. Alex ha estado perdida toda su vida; en sí misma, en su familia, en ideas que otros construyen sobre ella. Se pierde tan fácil que ya no sabe en dónd...