Capitulo VIII

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-¿Puedes alejarte un metro de mí? No quiero que llegue tu madre y quiera cortarme la cabeza-Carter me empujó obligándome a dar un paso atrás, logrando que nuestros hombros que antes se estaban tocando, ahora estuvieran bastante lejos. Rodé los ojos cuando fingió estremecerse.

-Carter, mamá no llegará en al menos treinta minutos. -Le jalé del suéter, obligándolo a sentarse junto a mí en una de las bancas fuera del instituto-Y tampoco te diría algo-Agregué, golpeándole la nuca-te recuerdo que el que yo me interesara en ti sería muy muy ilegal.

-No creo que a ella le interese eso-Carter hizo una mueca sentándose lo más lejos posible de mí, logrando que le pusiera mala cara.

-Carter, mi mamá puede ser... todo lo que es, pero sabe que no soy una pedófila, si no, ni siquiera me permitiría hablar contigo.

-No es como si fuera un niño tampoco...

-Recién vas a cumplir dieciséis, yo el próximo año voy por los veinte, eres un niño-Le acusé, negando con la cabeza. -De cualquier forma, créeme, tengo razón. Mamá tiene un expediente de ahuyentar gente de mí y nosotras ya llevamos años de amigos sin que pase algo

-Debe ser duro convivir con ella. -Se lamentó, ladeando la cabeza.

-te acostumbras-Mentí restándole importancia, levantándome de mi lugar, escapando por completo del tema -¿Querías que te ayudara a mejorar el Axel?

-Si, pero pensé que me lo mostrarías cuando te acompañara a tu clase particular de hoy.

-Sí, pero si no me libro de mamá será difícil. Si siente que me estás distrayendo de patinaje, comenzará a odiarte-Expliqué, levantándome de mi lugar. -Ahora mírame, es mejor que empieces combinando saltos de tres con loop. Que es casi lo mismo a un Axel con entrada.

Y me pasé casi diez minutos haciendo movimientos una y otra vez, explicando a Carter como sacar el salto.

-Y no te olvides de no dudar antes de saltar-Comenté antes de lanzarme hacia el aire, girando sobre mi propio eje, cayendo torpemente sobre el pie de alguien más.

Me tambaleé en mi lugar, haciendo un esfuerzo por mantener el equilibro para luego de unos segundos caer inevitablemente con la cara contra algo duro.

-Mierda. -Bufé irritada, acariciándome la nariz mientras me alejaba de la persona que se atravesó en mi caída, sorprendiéndome al verle el rostro.

-No creí que terminaríamos así de cerca tan pronto, Brown-La carcajada abierta de Alec llegó a mis oídos mientras hacia un esfuerzo por alejarme lo más rápido posible, sonrojada.

Se suponía que no lo volvería a ver. Nunca en mi vida lo había visto venir por su hermano ¿por qué ahora lo hacía?

-Lo siento. -tragué en seco, echándole un vistazo al estacionamiento.

-No te disculpes, para mí no es un problema. -Continúo, dando un paso tentativo hacia mí mientras yo lo imitaba dando un paso lejos. Lo quería cerca, podía admitirlo aunque fuera un segundo, solo para mi misma, pero no podía.

-¿Qué haces aquí, Alec? -Carter nos interrumpió rápidamente, dirigiéndome una mirada significativa que agradecí. No le importaba lo que pudiera suceder entre su hermano y yo, el mismo lo había dicho en el almuerzo, solo me salvaba de que mamá llegara y yo estuviera hablando con él.

-Que gran forma de agradecerme haber venido por ti, hermanito-Alec volteó hacia su hermano menor, dirigiéndole una mirada burlesca.

-Nunca me he quejado del autobús, así que no entiendo que debería agradecerte. -Carter lo desafió con la mirada, perdiendo su aura temblorosa de siempre. Lo tengo entrenadito.

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora