Capitulo XXX

9 1 0
                                        

La punta de mi lápiz golpeaba una y otra vez contra la página en blanco, marcando punto tras punto de color negro mientras yo veía a mis padres reunir sus maletas a un lado de la entrada. No podía concentrarme en el trabajo cuando ellos estaban allí, trastocando cosas y haciendo más ruido del necesario; o con mi hermano gritando de un lado a otro en la casa en busca de sus cosas. Aún no entendía como Alex, quien amaba al silencio más que a sí misma y tenía ganas de exterminar a medio mundo, podía soportar a mi hermano menor tantas horas diarias; pero cada día estaba más seguro de que necesitaba que me contará su secreto para ello.

Me sentía un poco culpable al pensar así de Carter; no era como que nos lleváramos mal por algo en específico. Tampoco era como que nos lleváramos maaal, solo no nos llevábamos, sabíamos que estábamos incondicionalmente el uno para el otro... pero siempre nos había gustado jodernos un poco. Siempre pensé que éramos demasiado diferentes para llevarnos bien, pero ahora tenía una justificación distinta, una que con la melodiosa voz de Brown sonaba mucho mejor; demasiado parecidos para nuestro propio bien. Sonreí al pensar en ella, frustrado aún más con las hojas en blanco donde debería ya haber escrito un ensayo: si no fuera por ello, podría estar hablando con ella por chat o incluso esperándola bajo su ventana mientras se escapa de su casa.

Hice una mueca entonces; tampoco me sentía muy bien con ello. Que Brown se pusiera en riesgo para pasar tiempo juntos no me agradaba, se lo había dicho ya varias veces, pero ella insistía en que no le importaba, que estaba bien y que si no fuera así no podríamos vernos jamás. Y sabía que tenía razón. Pero me ponía de los nervios; todo lo que podría de alguna forma incluir a sus padres lo hacía, aún no olvidaba los golpes en la piel de su torso, o la vez que la encontré llorando en el parque. No olvidaba cada vez que me mencionaba algo de su familia que era ridículamente enfermizo, pero demasiado normal para ella. Odiaba que fuera así, y pocas cosas en realidad me hacían sentir así de enojado.

-Volveremos en una semana-Papá chasqueó los dedos frente a mi rostro, llamando mi atención.

Sí, pocas cosas me hacían enojar. Pero la mera existencia de mi padre era una de ellas.

-Ya me lo has dicho cinco veces en menos de una hora-Me queje, estirándome en mi asiento, haciendo tronar los huesos de mi espalda.

-Quiero todo tal cual cuando volvamos-Me apuntó con una advertencia clara en su tono de voz-No quiero a tus amigos dando vueltas por aquí o a... otros chicos.

-Entendido-Forcé una sonrisa, demasiado ansioso por verlo cruzar el umbral como para rebatirle su estupidez.

-Amor, ya te dije que tiene novia-Sonrió mamá, riendo como si las advertencias de papá fueran una broma. -Una muy linda ¿No es así, Alec?

-Si mamá, hermosa-Asentí, haciendo un esfuerzo grandísimo por no cargar mis enojos con papá con aquella mujer de ojos bondadosos.

-¿chica? -Me cuestionó papá, sonriendo con una pizca de orgullo.

-Sí, es amiga de Carter, por si quieres comprobar que sea mujer, porque no pienso dejar que le bajes los pantalones-Asentí, apuntando a mi hermano que acababa de aparecer por el pasillo principal, cargado de bolsos.

-No empieces, Alec-Me regañó mamá, rodando los ojos. -Muy bien, creo que es hora de irnos, recuerda dejar las llaves bajo el tapete para cuando Carter vuelva del campamento. Y por favor, aliméntate bien.

-Lo haré, mamá-Asentí, besando la mejilla de mi madre antes de que está se alejara para tomar su maleta.

-Pasaran por Carter en treinta minutos, fíjate que no se olvide nada. -Me rogó, guardándose las llaves en el bolsillo de su vestido.

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora