Capitulo XXIV

8 0 0
                                    

-¿me vas a decir como lograste que te dejaran venir conmigo? -Preguntó Lily por quinta vez en el camino, encajando su brazo alrededor del mío mientras caminábamos por el centro comercial

Me reí, con la pajilla de mi batido entre los dientes: -Te dije que mamá está mucho más agradable desde que juega a la familia feliz con papá.

-Pero esa mujer me odia. -Exclamó con una mueca escéptica haciéndome reír.

-y puede que no le haya dicho que venía contigo... cree que estoy con Jen, una compañera menor del instituto con la que estoy obligada a hacer un trabajo-Una sonrisa se abrió paso entre mis labios cuando vi el orgullo en los ojos rasgados de mi amiga.

-Y como eres la niñita buena de mamá ella se creyó todo-Asentí, guiñándole un ojo. -Dios, quiero ese poder. Mis papás no se preocupan mucho por esas cosas, pero si debiera mentirles sobre ello, jamás me creerían.

-Bueno, me costó años y años de seguir sus reglas, así que no creo que lo quieras-La miré de reojo. -O siguiéndolas cuando me miraba, al menos.

-Tienes razón, no lo quiero. No podría vivir así-Negó con una mueca de desagrado en el rostro-No entiendo como lo haces tú.

-Costumbre. -Me encogí de hombros, restándole importancia. -¿Cómo va todo con Will?

-Perfecto-Una sonrisa amplia se filtró entre sus labios, mostrándome los dientes cubiertos de los metales de su tratamiento de ortodoncia-Siempre ha sido así la verdad, bueno, casi siempre. No lo era cuando Sussie estaba en contra de la relación, ya sabes, por el profesionalismo y toda esa mierda. Aunque al menos ya lo olvidó y no tenemos que mentirle ¿sabes lo difícil que es?

-Sussie siempre sabe todo, no lo olvides-Me reí, deteniéndome en seco frente a una vitrina, donde un vestido parecía estar llamándome-Lo sabe todo...

-¿Me dijiste que esta noche Alec te invitó a una fiesta? -Preguntó repentinamente, deteniéndose junto a mí. Yo asentí, distraída.

Estaba embobada por ese vestido, por todo de él. Era negro, simple, con una tela de terciopelo que me hacía querer pasarle la mano por encima mil veces. Estaba ceñido al maniquí de la vitrina, mostrando un escote cuadrado y un tajó en la pierna derecha, además de hermosas mangas largas. No era nada muy extravagante, nada demasiado elegante, pero era hermoso y me pareció el vestido.

-¿tienes que ponerte?

-Aún no lo sé-Volví a responder, sin prestar mucha atención a mi amiga, acercándome hasta el vidrio para ver la tela más de cerca. Ni siquiera sabía porque me atraía tanto.

-Bueno, yo si lo sé ¡Vamos! -Chillé por lo bajó cuando Lily me agarró del brazo y me jaló con ella, arriesgando con lanzar al suelo todo lo que quedaba de batido en mi vaso-Ese vestido tiene que ser tuyo.

-No puedo comprarlo, Lily-La detuve, presionando mis talones contra el suelo para que no pudiera seguir arrastrándome-Mamá no me deja tener efectivo, con suerte me ha estado dando para el autobús, y va a rastrearme si uso alguna tarjeta. Todo lo que tenía ahora está en este batido y tendré que caminar a casa.

-¿hay algo tuyo que esa mujer no quiera controlar? -Bufó molesta, cruzando sus brazos como jarras por sobre su pecho. Miré el vestido de reojo y luego me encogí de hombros, resignada. -No puedes seguir así, Al. ¿Te sientes bien contigo misma usando esa ropa? No te ves mal... pero ni siquiera te gusta, Alex.

-No hay muchas opciones tampoco-Hice un mohín, acariciando el bordillo de mi camisa formal. -No puedo simplemente ponerme otra cosa, todo lo que tengo es básicamente lo mismo en distintos colores.

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora