Capitulo XX

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Me llevo una cucharada de Nutella a la boca y sonrío, aun con la cuchara entre mis labios, disfrutando del olor a comida que inundaba la cocina y de la vista privilegiada que tenía frente a mí. Los músculos de su espalda se tensaban cada vez que revolvía las cosas de la sartén, arrugando la delgada tela de su camiseta, tan ancha que me permitía ver la parte del tatuaje en su cuello que jamás había visto bien. La curvatura del dibujo de una serpiente, llena de reflejos amarillos y verdes, trenzándose alrededor de una enredadera, una pequeña bolita en el medio de la piel escamosa de la serpiente, negra, difuminada hasta que en el centro solo se lograba ver un espacio de su piel.

-No era necesario que me cocinaras-Murmuré apenada, pegando un respingo cuando sus ojos verdes voltearon hasta mí, con una sonrisa burlona tirando de las comisuras de sus labios. Sabiendo que me había atrapado mirándolo sin ningún tapujo.

-¿y que ibas a cenar? -Alec rio, alzando una ceja al embace en mis manos. -Porque eso no es una cena.

-Oh lo sé-Sonreí orgullosa. -Debía aprovecharlo, no puede Olivia acabar con todo lo bueno en esta cocina.

-Estoy seguro de que no lo hará-Sonrió, apretando los labios mientras volvía a voltear a la comida que estaba preparando, como si tratara de ocultar una carcajada insipiente. Fruncí el ceño, sonrojándome casi al instante que capté el mensaje.

-La verdad espero que no-Solté con una risa nerviosa, balanceándome un poco en mi asiento. El rio. Me gustaba hacerlo reír.

-¿y cómo está? ¿tu madre te ha vuelto a escribir? -Preguntó luego de un rato, dejando la tapa sobre la sartén, volteándose para estar frente a mí. Con los antebrazos cargados sobre la encimera para estar a mi altura.

-No me ha vuelto a hablar desde la llamada, tampoco responde cuando yo le escribo-Suspiré. -Dijo algo de operación y me ha cortado, creo que mencionó apendicitis. No entendí muy bien, pero debe ser grave si mamá no volverá esta noche. -hice una mueca al recordar la interrupción de Trevor en la enfermería, la voz histérica de mamá cuando contesté la llamada, casi me da un infarto.

-¿y tu papá? ¿por qué no le preguntas a él? -Preguntó con el ceño fruncido, confundido mientras me veía encender la pantalla de mi celular, comprobando que mamá aun no me contestaba. Reí, casi como un resoplido.

-No tengo su número-Dije, encogiéndome de hombros antes de volver a enviar un signo de interrogación en el chat con mamá.

-Oh.

-No somos muy unidos. -Le reste importancia. -Solo estoy preocupada por Olivia.

-Estará bien-Me sonríe, pegando un salto cuando la olla que puso al fuego hace unos minutos comenzó a temblar. Estirándome para ver a sus espaldas, vi como el agua comenzó a desbordarse por las orillas. Abrió exageradamente los ojos y volteó chillando: -¡mierda! -Tomó a las rápidas un paño y se envolvió la mano con él para levantar la tapa del trasto, logrando que el agua bajara inmediatamente. Hice una mueca, yo habría entrado en pánico.

-Si fueras un asesino-Dije lentamente, sonriendo mínimamente al recordar nuestro primer encuentro a solas. -ahora mismo, estaría entregándote mi vida en bandeja de oro al dejar que me cocines.

-Y si tu fueras una asesina-Sonrió el también, volviendo a su lugar en la mesada-Estaría a punto de matarnos a ambos por usar tus condimentos, podrías haberlos combinado con veneno.

Solté una carcajada.

-No es como que sepa que son esos polvitos tampoco-Dije con una media sonrisa, que lo dejó descolocado.

-¿hablas en serio? -Frunció el ceño, sorprendido. Yo asentí, volviendo a llevarme una cucharada de Nutella a la boca, viéndolo volver a voltear hasta la encimera principal, tomando un frasquito con polvos verdes, para acercármelo mientras decía-¿sabes qué es esto?

Bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora