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No tengo idea de si esto es triste o no, si logré hacer que las emociones que sienten los personajes son totalmente escritos pero hice lo mejor que pude y espero que disfruten el dolor.   

Soy masoquista.  

Con amor Ely

Namjoon permaneció observando a la nada, como si quisiera parte de ella, tratando de separar sus memorias hasta que un aroma conocido penetró en su olfato. En medio de su letargo, tan confuso, algunos flashes de su memoria empezaron a hacerse más claros hasta que las paredes llenas de sangre llenaron sus ojos por completo.

El aroma dulce, seductor y suave se transformó en uno lleno de temor, angustia, miedo y desesperación. Sus propios pasos resonaron en sus oídos tan fuerte como el retumbar de un rayo en medio de la nada. La sangre de Seokjin manchando sus manos la sintió como si la estuviera tocando en ese momento, cálida y luego con el tiempo se enfriaba hasta sentir entumecimiento por todas partes.

Aquellos ojos verdes que lo atraparon desde el primer momento en que los vio, los que casi alabó hasta la muerte mista, vinieron a él, esta vez con temor, decepción, ira, frustración y con un rencor que calaba los huesos. Seokjin, su felino lo miró de esa manera, estaba algo confuso aun tratando de recordar y analizar si lo que estaba implantado en su memoria era una pesadilla o si era un recuerdo.

Solo cuando su cuerpo salió del trance en el que estaba y pudo moverse de la silla donde estaba casi encadenado, luego con rapidez y casi con desesperación tomó el reloj pequeño del escritorio, para observar con angustia que era más de medio día, solo faltaban tres horas para que anocheciera.

Apenas recordaba haberse despedido de Seokjin esa mañana, luego de aparecer en su oficina no recordaba qué es lo que sucedió hasta ese momento. Al mirar su traje todo estaba en su lugar, no había una sola mancha de sangre, no obstante el haber perdido todos los recuerdos de todo el día no era un buen augurio.

Al levantarse su cabeza dio vueltas por un segundo, pero eso no lo detuvo para desaparecer e ir a la cabaña donde seguramente Seokjin lo estaba esperando con una sonrisa en su rostro y luego le contaría el extraño sueño que tuvo y este lo golpearía por soñar tonterías.

Al llegar Namjoon no encontró nada más que cenizas sobre sus pies, tan fuerte lo golpeó la a realidad que hizo caer su corazón a un hoyo profundo en su pecho al divisar en un rincón escombros totalmente ennegrecidos que mantenían algo debajo de ellos. Sus pies retrocedieron temblorosamente unos pasos y su cuerpo cayó por la impresión, sus rodillas chocaron con el suelo tan fuerte que se habrían roto si sus huesos no fueran fuertes.

No fue un sueño. Tener ese conocimiento casi lo vuelve loco en ese instante. Su respiración se detuvo, el latido de su corazón también, hasta el tiempo mismo pareció detenerse. Su cuerpo entero tembloroso entró en estado catatónico, como si estuviera muriendo lentamente hasta hacer de él un despojo inanimado de carne putrefacta sobre el suelo.

¿Cómo? ¿Por qué? Tenía tantas preguntas y ninguna respuesta, pero sabía quién era culpable.

-¡Ah!-gritó hasta que su garganta ya no pudo sostener ese grito agónico sacado desde lo más profundo de su herido corazón-¡Voy a matarte! ¡Voy a matarte! ¡Voy a matarte!-gritó una y otra vez hasta quedarse sin fuerzas.

-Aquí estoy-la voz de su padre llena de satisfacción y diversión provocó en Namjoon una ira tan profunda que sin pensarlo dos veces arremetió contra Kim Jong Suk, ese horrible y despreciable ser, ni vivo, ni muerto, al que deseaba arrancar cada pedazo de carne de su cuerpo con sus propias manos hasta desintegrar todo y no dejar nada.

Antes de que pudiera llegar a él, su cuerpo se detuvo por completo quedando de pie frente a su padre, sus manos, su cuerpo entero repleto de dolor no pudo avanzar ni un solo milímetro, pese a que deseaba sacarle el corazón con sus propias manos no podía hacerlo.

Sus ojos inyectados de sangre lo observaron con intensidad, con un odio tan profundo como el mar mismo. Namjoon sin poder hacer más que observar apretó sus puños hasta que sus palmas fueron lastimadas con sus propias uñas, algo que era imposible ya que solo sus colmillos eran capaces de atravesar su carne, sin embargo su tristeza y repudio eran tan grandes que su fuerza sobrepaso lo imposible.

-Es una lástima que no puedas ser capaz de matarme-rió amargamente Kim Jong Suk al mismo tiempo que desaparecía dejando un sin fin de destellos dorados por todas partes, dejando a Namjoon con una herida tan grande que sentía que era capaz de matarlo ahí mismo.

🩸

Los segundos pasaron lentamente, tan largos como los años mismos en tanto la habitación se sumía en el más intenso silencio.

Seulgi apretó sus puños fuertemente con el corazón destrozado y con la garganta apuñalada por un sin fin de dagas que la atravesaban dejando solo el más puro dolor en su cuerpo, en su corazón y en su alma.

El desgarro que pudo percibir como si su corazón estuviera siendo cercenado desde la raíz casi hace que deje de respirar por el pensamiento de saber que, al despertar Seokjin una parte de él, esa que los unía de una u otra manera ya no estaría más. Solo imaginar el dolor del cual Seokjin sufriría al haber perdido su pantera la estaba matando a ella también.

-Fue su culpa-dijo en un murmullo ahogado caminando a la salida sacando un par de pistolas de su uniforme dispuesta a hacer cualquier tontería.

-Seulgi-la detuvo Hoseok tomando uno de sus brazos antes de que partiera-no lo hagas, si te descubren...

-Si me descubren entonces moriré con Seokjin, de todas maneras mi corazón acaba de morir aquí y ahora-respondió dejando resbalar una lágrima solitaria de sus ojos sosteniendo el frío metal de sus armas entre sus manos temblorosas.

Saliendo del agarre de Hoseok, Seulgi avanzó con un caminar apresurado hasta que se volvió una carrera veloz fuera de la casa.

El viento pegando en su rostro se sentía frío, húmedo, sin embargo no helaba su cuerpo, menos su corazón. ¿Por qué el entrenamiento no la dejaba totalmente sin sentimientos? ¿Por qué el dolor de su corazón pesaba tanto? Quería arrancar ese sentimiento de pérdida, de dolor agonizante de su interior y aún así lo necesitaba. Si había alguna manera de mantener el recuerdo del vínculo que tuvo con Seokjin, lo guardaría en su pecho, aunque este fuera el dolor penetrante que se arrastra por cada minúscula parte de su ser.

El camino fue un borrón, Seulgi no supo cómo es que llegó hasta aquel edificio donde estaba el culpable de la muerte del ser que más amo en su vida.

La luz apenas atravesaba las cortinas de la oficina del Soberano Kim, esa oscuridad pesada que envolvía cada rincón de un lugar destrozado lleno de muebles hechos trizas recibió a Seulgi.

Su corazón latente casi imperceptible siendo un silencioso retumbar, su respiración suave casi inexistente y sus armas apuntando al Soberano Kim, quien estaba tomando asiento en la silla de su oficina de frente al ventanal que mantenían gruesas cortinas negras, revolvió el silencioso ambiente. 

LUNA ESCARLATA (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora