Fin parte 1/3

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Siete años antes

En el pequeño pueblo donde los Rastredores son entrenados y el helado clima no desvanece ni con la llegada de la primavera y verano, la noche cae rápidamente, los niños van a sus habitaciones mientras dos de los tres Ejecutores caminan observando la luz de la luna llena sobre sus cabezas.

Entonces Seulgi quien en ese entonces cumple con la función de entrenar a los futuros Rastreadores cierra la puerta de los dormitorios de los pequeños, echa un suspiro al aire y al voltear observa a los Ejecutores caminar como todas las noches observando la luna.

Todos los cambiantes tienen una leve obsesión con la luna, sin embargo parece ser que unos tienen mucha más que otros. Ambos Ejecutores por ejemplo, pareciera que el silencio ruegan algo, como si la luna pudiera escuchar sus anhelos, aquellos que se reflejan en sus ojos con tanta claridad.

Con esa idea en mente Seulgi va a su encuentro, pero antes de que sus pasos los alcance el Ejecutor principal cae de rodillas, la dificultad para respirar parece cada vez más frecuente. La Ejecutora a su lado lo ayuda a ponerse de pie rápidamente y Seulgi los observa retirarse a sus dormitorios.

Como es normal no hace preguntas y va a dormir también. Hace mucho tiempo cuando era una niña aprendió a no hacer preguntas en ese lugar, la primera vez que lo hizo fue echada al bosque con una daga y una manzana, no tenía idea cuántos días tardó en regresar y cuando lo hizo aprendió a no preguntar cosas que no le correspondían.

En el interior de las habitaciones de los Ejecutores hay un largo pasillo y al final escaleras que bajan un largo tramo conducen a una habitación forrada de metal grueso, la puerta es enorme y muy pesada. La Ejecutora va por todo el camino y lo deja en la habitación para luego cerrar y en el exterior solo puede pensar en el tiempo en el que estará igual.

En cuestión de segundos la puerta es casi derribada, esa enorme puerta pesada de metal se sacude con los fuertes golpes del cambiante salvaje dentro.

La Ejecutora se queda en ese lugar con una daga sujeta fuertemente en ambas manos, con su espalda recargada en la puerta de metal sintiendo cada impacto suplicando que paren durante la noche, esperando que esta vez no tenga que usar esa daga para colocarla en el corazón del Ejecutor principal.

Entrada a la madrugada los golpes cesan, entonces la puerta se abre y dentro el Ejecutor principal se encuentra en medio inconsciente. Es trasladado a su habitación y cuando abre los ojos a su lado se encuentra un hombre, un vampiro de ojos carmín, sus facciones son hermosas, su cabello rubio resplandece cual rayos de sol y su sonrisa helada es incómoda.

El ejecutor principal se levanta con velocidad y cuando llega a la silla el vampiro ya no está. Fueron segundos, incluso podría decir que fue menos, podía alcanzarlo, de eso estaba seguro. Cuando intentó comunicar a todo Rastreador cerca que hay un intruso en el pueblo, sus piernas se debilitan, su cabeza no hay nada más que el pensamiento de tener mucho dolor en todo el cuerpo.

-Si quieres que deje de doler debes quedarte quieto-dijo el vampiro desde la cama.

El Ejecutor principal había escuchado cuentos, habladurías, leyendas y toda clase de tonterías de que en algún lugar del mundo existe un vampiro Soberano de Soberanos. Todo parecía fantasía, como el cuento de las sirenas, pero ahora no parecía ser tan descabellado que un ser así pudiera existir. Los siete Soberanos normalmente aparecen en todos los medios, sus rostros son conocidos en todas partes y solo ellos tienen esta clase de poder.

-¿Eres un Soberano?-preguntó cuando tuvo la suficiente mentalidad para articular dos palabras coherentes. Era confuso sentir tanto dolor en años, no había sentido nada parecido antes.

LUNA ESCARLATA (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora