LUNA ESCARLATA (Namjin)

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Cuando los días se volvieron monótonos, cuando la ira y sed de venganza disminuye a un leve dolor punzante que no deja de perseverar en el pecho, en ese momento la memoria se vuelve más viva. Seokjin sin darse cuenta vuelve al tejado, tal vez aguardando algo que no volverá nunca más, sin embargo se mantiene ahí arriba saboreando la fría brisa de la noche, observando la luz resplandeciente de la luna y sus dedos buscan incansablemente una argolla que ya no está en su dedo anular.

Park Hyung Sik le dio un anillo, uno precioso de oro blanco y un diamante rosa en medio brillando preciosamente y aunque fuera muy elegante y hermoso, no podía colocarlo en su dedo anular. Hyung Sik fue amable en aceptar que no lo usara, no dijo nada malo, simplemente sonrió y aceptó su decisión, tal vez esperando que un día pudiera colocar la argolla en su dedo.

Su boda se realizaría en menos de cuarenta y ocho horas, sería simbólico, sin una ceremonia como tal bajo su propio pedido, simplemente firmarán los papeles. No podía negar que una parte de su corazón estaba tranquilo por no colocar su verdadero nombre en esos papeles pero el peso de volver a casarse no podía desaparecer por completo.

Por un momento su cabeza dolió, sus recuerdos vinieron uno tras otro, la felicidad perdida entre sus dedos una mañana cualquiera y en el momento en el que sus recuerdos de esa mañana y de todo lo que perdió debilitaron sus piernas por completo.

Seokjin sujetó su cabeza cuando sus rodillas tocaron el techo, la sien punza fuertemente junto con su garganta. Por el compromiso no había tenido tiempo de regresar a casa, mucho menos de recibir transfusiones de sangre. De su pecho salió un rugido fuerte y sus ojos resplandecieron rojizos bajo la luz de la luna y cuando su cuerpo recuperó la fuerza Seokjin se puso de pie y de un salto bajó hasta el jardín en busca de sangre fresca para el hambre de su estómago.

Con su mente totalmente nublada por la necesidad de sangre, Seokjin corrió tan rápido como sus pies se lo permitieron en busca de su alimento y cuando estuvo a punto de ir en dirección a la ciudad en donde el aroma de una deliciosa sangre con esencia salvaje, otra fragancia mucho más dulce, salvaje, intensa con sabor a bosque y un toque a fruta lo llamó tan fuerte que sus pies no dudaron en ir en busca de ese aroma tan penetrante que lo llamaba insistentemente.

En el otro extremo de la propiedad Jungkook camina junto con Yoongi llegando de su excursión a las montañas. El ambiente es callado entre ambos, a la redonda solo se escucha el sonido de las cigarras y animales pequeños a su alrededor junto con sus pisadas en la maleza.

-¿Lo has pensado?-preguntó Yoongi tranquilamente a Jungkook adelantándose para recoger en el camino un hermoso tulipán rosa del suelo.

-No me agrada la idea de beber tu sangre, apenas puedo soportar que estés aquí.

Hace algunos días atrás Yoongi le había propuesto a Jungkook beber de su sangre con el objetivo de hacerse más fuerte, claro está que ocultando la verdadera razón por la que quería darle de beber su sangre, no obstante hasta esa noche sus palabras no habían dado el efecto deseado.

-Piénsalo detenidamente, si bebes mi sangre tu fuerza va aumentar mucho más y también vas a poder controlar mejor ese alfa que está dentro de ti, cuando te enfadas esa bestia interna tuya busca sangre si no lo has notado.

El alfa interno de Jungkook en varias ocasiones perdió el control mientras luchaba con Yoongi, buscando la manera de saborear la sangre de un vampiro, parecía ser que la combinación entre un Soberano y un cambiante daba como resultado a un cambiante con sed de sangre vampírica, claro que no lo hacía como alimento, es más bien como algo que le obsesiona tener en su paladar, a manera de un dulce, un majar para saciar su deseo interno.

Mientras Jungkook pensaba detenidamente en beber la sangre de Yoongi, los sonidos a su alrededor acallaron repentinamente, el viento a su alrededor fue más fuerte que una brisa y el sentimiento de sentirse observado y en peligro alertó a su leopardo interno tan bruscamente que tuvo que controlarlo demasiado para mantenerlo dentro.