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Luego de pasar por el profundo desconsuelo y dolor del funeral, Solar se dirigió con su esposo Erik e hijo Baekhyun a su hogar. Estando ahí las lágrimas que en el camino dejaron de fluir volvieron al pisar el pórtico. Solar no pudo evitar recordar cuando Seokjin apenas cumplió veinte años y pudieron vivir por su cuenta en la casa que era de sus padres.

Ese día su hermano mayor limpió todo y trabajó medio tiempo en varias tiendas para comprar todo lo necesario para los dos. Seokjin siempre se esmeró en mantener ese hogar cálido para ella, cocinaba sus comidas para la escuela, la enviaba con una sonrisa todos los días y si eso no fuera poco también le ayudaba cuando no entendía las tareas. Seokjin había sacrificado tanto por ella, toda su juventud trabajó, estudió y cuidando de ella.

Cada pasillo, cada habitación, cada rincón de esa casa gritaba el nombre de su hermano por todas partes. Cada pared y parte de suelo tenía una pequeña historia que Solar jamás olvidaría.

-¿Papá?-habló Baekhyun en un tono bajo-puedes quedarte con mamá, yo voy a estar en el jardín trasero.

-¿Te encuentras bien? ¿Quieres hablar de lo que está pasando?-preguntó Erik observando a su esposa subir al segundo piso.

-Ya hablamos lo suficiente, ve con mamá, ella te necesita.

Baekhyun ya había tenido una conversación muy extensa con su padre Erik, ya había llorado mucho sobre su hombro, a tal punto en el que parecía que sus ojos estaban secos, sin embargo lloró aún más cuando estaban colocando las urnas de su tío y primo a un lado del de sus abuelos.

Ahora mismo era su madre la que se encontraba destrozada al haber aceptado la muerte de su tío Seokjin y su primo Jungkook.

Los pasos de Baekhyun fueron lentos hasta que llegó al jardín trasero, en el había un árbol, entre sus ramas aún estaba un columpio echo de madera y a un lado había una casa pequeña de madera.

A diferencia de las películas., este día estaba soleado y las nubes eran demasiado blancas, incluso los pájaros cantaban a todo pulmón por todas partes. Era un día hermoso y lo odiaba.

 Los pies de Baekhyun pisaron el verde césped hasta llegar a ese columpio por el que constantemente Jungkook y él peleaban todos los días, era extraño no tener que pelear por él nunca más. Si pudiera tener a Jungkook ahora mismo, junto a él, le daría ese columpio para siempre.

Cuando tomó asiento el viento golpeó su rostro trayendo consigo un aroma que a menudo lo perseguía por todas partes.

-No estoy de humor para sacarte de mi casa-dijo en voz baja Baekhyun al alfa que estaba caminando en su dirección.

-¿Cómo estás?

-No quiero pelear contigo Chanyeol, vete por favor.

-Yo...no vine a presionarte de ninguna manera, solo...voy a estar cerca.

-Ahora que Jungkook no está supongo que debes estar feliz porque ya nadie te va a prohibir que te alejes de mí.

-Por supuesto que no. Prometo ya no molestarte si no quieres, si no me quieres ver, me iré, pero no ahora, solo no por hoy.

Baekhyun no quería aceptar pero el aroma de ese estúpido alfa tranquilizaba su dolorido corazón. Sabía que si le decía que se fuera ahora mismo lo haría, sin embargo no lo hizo, no quería que se fuera, al menos no por un rato.

Y mientras la familia de Seokjin y Jungkook atravesaba el tormentoso camino de un duelo, al otro lado de la cuidad un joven leopardo abría los ojos sorprendido en un lugar extraño.

Jungkook no supo qué fue lo pasó luego de ser derribado, no, luego de ser perforado por una bala de plata por su propio padre. Las paredes que estaba teñidas por la sangre de su padre omega, se transformaron en paredes de color azul crema y el aroma pesado de angustia fue remplazado por el aroma de flores artificiales.

LUNA ESCARLATA (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora