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-¿Estás listo?-La voz gutural de Yoongi retumba en los oídos de Namjoon mientras todo su cuerpo flácido se encuentra atado de pies a cabeza con gruesas cadenas de plata, elaboradas con los minerales fundidos de la roca que rodea su castillo, de ese modo no puede escapar. Las finas fibras de oro de las cadenas centellean en esa habitación repleta de oscuridad donde hace años tuvo su sueño.

El mismo lugar donde aún se puede escuchar la voz de su felino, donde aún permanece un rastro ínfimo de su aroma a sándalo, deslizándose lentamente casi desvaneciéndose por el tiempo. Ahí es donde Namjoon decidió reemplazar cada parte de su cuerpo con la ayuda de Min Yoongi.

Durante los últimos años estuvo en esa habitación siendo destrozado por dentro hasta el exterior por Yoongi. Cada órgano de su cuerpo fue triturado en su interior y vuelto a regenerar con la ayuda de la sangre de su fiel acompañante, hasta esa noche cada centímetro fue reemplazado y ahora llegó el turno de su cerebro, primero Min Yoongi despedazó las partes no esenciales, dejando una pequeña parte sin tocar, de esa forma ocultando su experimento de Jong Suk y así Namjoon lograría echar por completo la esencia de su padre de su cuerpo.

-¿Y si en el proceso tu mente se pierde por completo?¿qué harás?-preguntó Yoongi rodeando a Namjoon-si esto no funciona, no solo tu cerebro acabará afectado, tal vez tus memorias también, lo que tu eres puede desaparecer por completo.

-Eso no va a pasar-respondió Namjoon de manera contundente absorbiendo la esencia casi desaparecida de Seokjin a su alrededor-mi cuerpo, mi mente permanece por mi deseo de volver a reencontrarme con él, lo que soy y lo que seré no se va a perder jamás, en esta vida o en otra mi esencia como la de él prevalecerán por siempre.

-Mantén ese pensamiento, lo vas a necesitar.

Yoongi inició con el proceso de pulverizar una parte del cerebro de Namjoon, cada fibra fue deshecha en un charco de sangre dentro de su cabeza y luego esta encontró la salida por su boca. Namjoon sufrió tanto y tan profundamente, no obstante su dolor físico no se compraba al que tenía en su pecho, mucho menos logra superar la pérdida de su amado.

Tal vez sea el deseo de venganza el motivo por el que su mente prevaleció con fuerza, alcanzando cada parte de sus memorias, sujetándolas con firmeza y no dejándolas ir, en especial aquel aroma, aquella sonrisa y el hermoso color de ojos verdes que lo miran en su imaginación. Pese a la destrucción que sufrió, lo que fue, es y será se mantuvo sin desaparecer en absoluto.

Cuando el dolor se volvió insoportable, el proceso apenas estaba iniciando. Yoongi limpió la boca de Namjoon con cuidado con un trozo de tela suave para después llevar su mano hasta su boca, mordió su piel profundamente hasta hacer brotar sangre de su muñeca. Yoongi llevó su mano hasta la boca de Namjoon, las gotas de sangre cayeron lentamente mientras aquellos ojos del Soberano Kim se mantenían abiertos repletos de tristeza y un dolor agonizante que se podía percibir en el aire mismo.

Min Yoongi jamás imaginó ver a una criatura tan miserable como la que tenía en esa camilla de roca, mucho menos presenciar la agonía de ser reconstruido totalmente. ¿El amor era de ese modo? Tan profundo que duele, lastima y al mismo tiempo te mantiene con vida.

Cuando Namjoon terminó de regenerar la parte de su cerebro que Yoongi destruyó, cerró los ojos, respiró hondo esperó un momento hasta estar seguro de saber quien es y cual es su objetivo. Después de un momento sintió el peso de las cadenas desaparecer, se puso de pie y procedió a quitarse la camisa manchada de sangre para reemplazarla con una limpia bajo la atenta mirada de Yoongi, quien comprobaba que estuviera bien.

-Eres tú?

-¿Quién más podría ser?-preguntó Namjoon a la incógnita de Yoongi con calma total, como si no fuera nada destruir una parte de cerebro y volver a regenerarlo manteniendo su conciencia intacta junto con todos sus recuerdos.

¿Listo para volver? Se nos está haciendo tarde-pronunció Yoongi sin dejar ver las gotas de sangre caer de la cama de piedra.

-Ve tú a ese compromiso, no tengo deseos de escuchar murmullos de los cambiantes. Supongo que el nuevo alfa de la antigua manada de mi esposo no debe ser diferente del anterior.

-Debes mostrar tu rostro de vez en cuando, la gente empieza a hablar de que le cediste el puesto a tu compañera, y no es como si fuera discreta cuando está público...esa vampiresa está a punto de que le quite la cabeza con mis manos.

-Si no lo haces tú lo haré yo-pronunció Namjoon exhausto de la actitud de esa molesta vampiresa, decidiendo ir a la presentación del alfa de la antigua manada de su esposo. Si deja presentarse en ese lugar a esa mujer, con la que contrajo un matrimonio bajo contrato, sería una falta a la memoria de su esposo-no debemos tardar demasiado, no queremos llegar tarde-volvió a hablar esta vez acariciando lentamente el anillo que llevaba Seokjin en su dedo anular.

Namjoon no recordaba desde cuándo decidió colocar en su dedo este anillo con forma de espinas negras. Yoongi decía que no era estético llevar un rubí brillante a todas partes en su dedo, incluso los vampiros de su aquelarre pensaban que era demasiado de su parte llevar el anillo de su difunto esposo, pero no le importaba, necesitaba tener esa argolla cerca, parecía mantenerlo cuerdo y al mismo tiempo parecía volverlo loco.

Al pasar por los pasillos de esa casa ubicada en la mitad de un cráter, las memorias de Namjoon se levantan por todas partes. Las voces de su hijo y esposo parecen emerger de las paredes, la calidez de su cariño prevalece en su memoria, negándose a desvanecerse, asentado como la misma lava en medio de la tierra.

Y mientras Namjoon camina por los pasillos de esa casa abandonada, Seokjin mira su reflejo en el espejo en una de las habitaciones del hotel donde tuvieron su primer encuentro, recordando aquellos días que se niegan a desvanecerse de su memoria.

Seokjin observa con atención su reflejo, sus ojos rojos brillan y algunas motas verdes no dejan de destellar en medio, apenas son visibles pero se niegan a desaparecer por completo. La imagen que observa no ha cambiado demasiado, su piel sigue siendo firme, suave y tersa, sus labios rosas mantienen un rojizo bajo y uno mucho más oscuro en la mitad.

Seokjin respira hondo el aire helado que se cuela por las aberturas de las ventanas. Esa noche la neblina se ha apoderado de las calles, las luces del hotel y de las farolas parecen desaparecer en medio de la bruma.

Ese clima helado y las nubes ocultan la luna de igual forma en la que un velo negro cubre completamente el rostro de Seokjin. Su manos toman lentamente el velo para colocarlo suavemente sobre su rostro dejando tras él sus ojos rojizos dejando nada más que sus labios descubiertos parcialmente, pues al final del velo que usa esta vez Seokjin, unos finos hilos de oro bajan hasta su mentón y al final algunas gemas muy pequeñas cuelgan preciosamente.

Con su traje completamente negro y con ese velo simula ser el novio de la misma muerte, cubierto de seda negra de pies a cabeza, con joyas negras que centellan en las solapas de su chaqueta, pequeños diamantes colgando de su velo y los hilos dorados que traviesamente invitan a los curiosos a ver una pequeña parte de sus labios.

Ataviado en su elegante traje, Seokjin camina con pasos firmes por los pasillos del hotel hasta el lugar donde pertenece, su hogar. Tantos años lejos habían helado su corazón hasta convertirse en un témpano de hielo, uno que ahora empezó a derretirse al estar cerca de lo que más ama.

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LUNA ESCARLATA (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora