LUNA ESCARLATA (Namjin)

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Desde el fondo de la más profunda oscuridad Seokjin resurge como el ser que debió ser desde su nacimiento. Su pantera aplacada, sujeta y bien encerrada en una jaula de sufrimiento despierta como un cazador innato. La sed de sangre en su garganta resplandece y no puede ser detenida, sus manos fuertes en busca de sus armas toman el mango de las dagas y su corazón anhelante de terminar con el ser de la noche que está en su territorio se detiene por completo, al igual que su respiración.

Sus pies apenas tocan la superficie de la tierra igualando el caminar de un animal. La oscuridad lo envuelve y oculta del vampiro que se encuentra en el centro del valle. Seokjin toma una pequeña bocanada de aire y el siguiente paso que da es directamente al vampiro, clava una de sus dagas en la espalda con fuerza logrando que la hoja se hunda en la carne, la sangre sale de la herida y antes de que el vampiro pueda desaparecer Seokjin saca la daga y vuelve a correr esta vez en dirección a la casa, ocultándose en el techo donde es perseguido por el vampiro, quien aparece a su espalda, pero Seokjin se adelantó y antes de que pueda atraparlo salta aún más arriba quedando en la cima de una de las torres.

Namjoon desde su posición observa a Seokjin, sus ojos resplandecientes en un tono rojizo es casi vacío, pero no pierde la esperanza, sabe que en el fondo de esta criatura aún se encuentra su esposo.

Con el conocimiento de ser el objetivo de Seokjin desaparece y aparece en el interior de la casa, segundos después siente otra puñalada esta vez en una de sus piernas. Seokjin se ha vuelto como una sombra, va y viene de todas partes y apenas puede verlo.

Sintiendo el dolor de las heridas que le ha provocado Seokjin, Namjoon cierra sus ojos y hace lo que no tenía planeado hacer esta noche, ni ninguna otra. Piensa en Seokjin y con una profunda pena deja salir su energía, una muy poderosa como para dejar a Seokjin en el suelo suplicando por que se detuviera, sin embargo al abrir los ojos se sorprendió al verlo en la cima de escalera aún con sus ojos brillantes y con las dagas en sus manos, apretándose tan fuerte que las venas se podían apreciar con claridad.

Con pasos lentos bajó una a una las escaleras y cuando estuvo al final sus rodillas flaquearon pero no se detuvo siguió su camino hasta que su cuerpo cayó al suelo, una de sus rodillas se estrelló contra el suelo pero se volvió a levantar y siguió hasta llegar hasta donde se encuentra Namjoon y cuando estuvo frente a él alzó una de sus manos temblorosas y empuño con fuerza la daga.

Namjoon ya debilitado por todas las heridas y por el cambio de su sangre y órganos, avanzó el paso que los alejaba, alzó una mano e hizo retroceder la daga de Seokjin hasta que sus rostros quedaron a milímetros y cuando no pudo ejercer más presión para que Seokjin baje la daga decidió clavarse la daga en su pecho hasta lograr llegar a los labios de su amado.

Cuando los labios de ambos chocaron algo dentro de Seokjin regresó, sus ojos brillaron de manera diferente, soltó ambas dagas de las manos y junto con Namjoon cayó al suelo de rodillas, ambos sujetándose sin dejar que cayeran por completo al suelo.

Namjoon observó cierta abertura en Seokjin y no la dejó ir, besó más profundamente aquellos labios que momentos antes hablaron con dureza, aquellos labios que prometieron palabras de muerte y venganza. Acarició su labio inferior con su lengua y sujetó el cuello de Seokjin con una de sus manos mientras que con la otra rodeó su cintura.

Seokjin abrumado por todo lo que le sucedió, simplemente quiso descansar por un segundo, solo sería un segundo en el que dejaría envolverse en el aroma a caoba, ese que lo sujetó por muchos años atrás y que lo reconforta. Entregado a ese beso que tenía un sabor a fatiga, cariño, suplicio, dolor y al mismo tiempo a una calidez que acaricia su corazón se separó un segundo para dejar a Namjoon sacar la daga que momentos antes él mismo se clavó para llegar a sus labios, luego sin pensar demasiado sujetó el rostro de Namjoon y fue él esta vez quien lo besó.