Mi trébol de cuatro hojas

Capítulo 31

-¿Cómo?- inquirió un tanto sorprendido- ¿tú papá?-.

-Si- respondió sacando su pijama del bolso que había llevado al departamento de Rubén- me lo dijo él mismo- dijo mirándolo sorprendido- ¡¡¡está saliendo con alguien!!!- exclamó incrédulo.

Roberto le había confesado a su hijo lo que venía sucediendo poco más de tres meses. En una de sus últimas reuniones con sus amigos había conocido a una amable mujer con la que congenio casi de inmediato y quedaron un par de veces para salir. Samuel lo notó alegre pero al mismo tiempo sentía el miedo, principalmente miedo a saber qué es lo que su hijo opinaría al respecto.
Su padre saliendo con alguien, es que simplemente nunca lo hubiera imaginado, si había notado ciertas actitudes un poco extrañas de su padre, y se imaginó de todo, excepto aquella posibilidad.

-Samuel-.

Sintió a Rubén tironeando de su brazo y giró su cabeza para mirarlo.

-¿Te sientes bien?- preguntó- estás pálido- agregó llevando una de sus manos a la frente del mayor, tomando su temperatura.

-Sí, estoy bien... solamente... estoy sorprendido- dijo poniéndose de pie con su pijama y su cepillo de dientes en mano- voy al baño- informó saliendo se la habitación de menor.

Rubén se sentía algo extraño, Samuel no había sido muy cariñoso con él desde que habían llegado, pensó que quizás él era demasiado cargoso con el mayor y este estaba cansado de que estuviera sobre él todo el tiempo, y es que en dos meses había besado más a Samuel que a su ex en años. Se sintió un poco incómodo, realmente lo estaba empujando a querer algo más serio indirectamente. O quizás todo estaba en su cabeza, producto de sus miedos y su poco amor propio. Tal vez, Samuel estaba simplemente más metido en el tema de su padre, distraído con lo que su padre le había confesado aquella tarde.
No quería imaginarse el perderlo y recordó la noche en que durmieron juntos, esa noche en la que por poco se dejaba llevar y terminaría haciéndolo con él. No era que la idea le desagradaba, estaría mintiéndose, porque varias noches había saciado su lívido hacia el mayor por mano propia, simplemente... no era el momento... o de eso buscaba convencerse con todas sus fuerzas, aunque sabía que en el fondo había algo más, algo más grande que esa patética excusa del tiempo.
Pero ¿Samuel lo dejaría si no lo hacían pronto? Se cuestionó. Gran parte de él se negaba a creer en aquello, era normal, ambos eran hombres y ambos tenían sus "necesidades" pero dejarlo por no tener sexo, eso era ridículo... eso... ¿Quién sería tan imbécil de hacer algo así?... y recordó el relato.

"Me dijo que era mi culpa porque no quería acostarme con ella y que ella necesitaba a "un hombre de verdad" le dije que se fuera con su "hombre de verdad" y que me dejara en paz."

¿Y sí aquello se repetía? ¿Y si ahora era Samuel quien lo dejaría por no acostarse con él? Sus inseguridades crecieron con rapidez, algo normal en su día a día.

-Me encantaría saber que pensamientos pasan por esa cabeza- dijo la voz de Samuel trayéndolo bruscamente a la realidad.

Ni siquiera sintió cuando el azabache se sentó a su lado en la cama, ambos ya con sus respectivas prendas de dormir. Algo en su interior temblaba, no quería perderlo, no quería aquello. "Vamos Rubén es sólo sexo" se dijo tratando de darse ánimos a sí mismo, era sólo sexo, no era nada del otro mundo, todos lo hacía y a veces no se necesitaban sentimientos de por medio, a veces solo eran una noche y nada más.

-Hablare luego con mi padre, con más calma- dijo volviendo al tema- es decir... no creo que sea algo malo ni grave, es sólo... sorpresivo, yo no esperaba...- el menor se puso de pie rápidamente prendiendo su lámpara de noche y apagando la luz principal de la habitación- ¿Rubén?- preguntó sorprendido por su actuar- chiqui ¿Qué haces?- inquirió cuando el menor se sentó a horcajadas sobre sus piernas.