Capítulo 64

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Su respuesta fue un beso y la presión de sus manos en las caderas de Rubén- ese sonrojo en tus mejillas me enloquece chiqui- susurró besando su cuello mientras Rubén suspiraba- iré lento y me detendré cuando lo necesites ¿Está bien?- miró fijo a sus ojos mientras el menor asentía mordiendo su propio labio, entonces se sonrojo aún más, deteniéndose.

-Me olvidaba de tu... de tu padre- murmuró apenado. No habría problema de estar en la soledad de su casa, pero ahora estaba en la casa de su novio y el padre de este dormía a pocos metros de ellos.

Sonrió sobre sus labios luego de dejar un pequeño beso- descuida, en ese estado no hay quien lo despierte- volvieron a besarse en la penumbra de esa habitación las caricias iban y venían- pero si te incómoda podemos dejarlo para después- le propuso.

-Seré un mal novio si te pido que lo dejemos por hoy para hacerlo mañana en mi casa ¿Verdad?- preguntó algo incómodo.

Vegetta apoyó su frente en el hombro de Rubius y sonrió- ¿MI novio un mal novio?- preguntó suavemente- ¿Bobo o qué Doblis?- agregó divertido besando su cuello escuchándolo reír levemente y luego un gemido tímido.

-Sa~ Samu- su voz estaba deformándose por todo ese cúmulo de sensaciones. Sentía las manos del mayor acariciando su vientre por debajo de una de su amplia camiseta que solía usar para dormir cuando se quedaba en la casa de Samuel.

-Rub... déjame consentirte... por favor- pidió con la voz entre cortada, iba a hacer lo posible porque se olvidara de ese idiota que lo lastimó- no lo haremos, como tal, esta noche- dijo besando el lóbulo de su oreja- pero déjame tocarte, déjame hacerte sentir bien- volvió a pedir, pero ya sonaba a súplica.

El menor casi se parte el labio al morderlo cuando Samuel bajó hasta su ropa interior acariciando su miembro con un movimiento rítmico de arriba abajo, apretando un poco lo que su bóxer ocultaba durante la fricción.

-¡¡¡Dios, Samu!!!- exclamó tapando su boca con una de sus manos. Se estaba sintiendo realmente bien, y apenas si lo tocaba sobre su ropa.

-¿Te gusta?- besó sus labios mientras seguía acariciando su parte baja- ¿Quieres más verdad?- preguntó con una sonrisa mientras Rubius asentía enérgicamente mordiendo aún su labio y manteniendo sus ojos cerrados- puedo hacerte sentir aún mejor ¿Me dejas?- preguntó ralentizando los movimientos de su mano en el sur del cuerpo de Rubén.

Rubius lo dudo por un momento, pero esa mirada que el mayor le lanzaba lo doblegaba, lo abrazó cruzando sus brazos detrás de su cuello besando su boca mientras asentía levemente con su cabeza. Lo quería y quería más de aquello que estaba sintiendo.

Vegetta lo abrazó a la altura de sus caderas pegándolo más a su cuerpo, un nueva batalla de lenguas se estaba llevando acabo, un placentero momento para ambos, dejo que el menor se hicieran con el control del beso mientras lo empujaba suavemente hasta dejarlo acostado de espaldas sobre su cama.

-Veg- gimió cuando sintió como abandonaba su boca para descender por su mandíbula hasta llegar a su cuello, dejando las marcas de su paso por esa zona- Veg-.

Mientras bajaba por su cuello se topó con el cuello de su camiseta de dormir- ¿puedo quitarla?- preguntó subiendo hasta sus ojos- ¿O quieres que me detenga?-.

El menor negó- sigue... por favor- pidió entrecortadamente casi suplicante. ¿Por qué negarse a algo que lo estaba haciendo sentir muy bien?

La prenda terminó lejos de su vista, Rubén mantenía sus ojos cerrados dando leves jadeos mientras sentía la mirada de Samuel devorándolo de arriba abajo, se sentía deseado por primera vez, y solo esperaba que el mayor siguiera con lo suyo.

Mi trébol de cuatro hojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora