Recién estaba por amanecer y él podía sentir el frio en sus mejillas, recordó las de Rubén y lo rojas que se ponían con ese clima, no pudo evitar el sonreír.
-¿Lo extrañas?- preguntó una voz sacándolo de sus pensamientos, colocándose a su lado.
-Mónica- susurró.
La mujer le sonrió, llevaba un abrigo largo de color azul cielo, su cabello negro cayendo por los costados de su rostro, enmarcándolo como un cuadro.
-Sonríes ante este hermoso paisaje, pero no estás aquí, estas en otro lugar, con otra persona- dijo calmadamente- ¿problemas en el paraíso?- preguntó.
Samuel suspiró- algo así... supongo- respondió.
Mónica tenía la misma pasión que Samuel sobre la fotografía, y aunque ella quería dedicarse exclusivamente a ello, su padre considero que lo mejor era que siguiera con la noble carrera de su familia compuesta de grandes arquitectos, pero aun así ella no perdía la oportunidad de hacer también lo que más le gustaba. Así que sin saber que se toparía a Samuel en ese viaje, decidió inscribirse en un pequeño curso de dos días que ofrecía la "escuela de fotografía de Jacques Henri Lartigue" a cargo de la fotógrafa Jacqueline Leblanc, que se encontraba en la denominada "Ciudad Rosa", Toulouse en Francia.
-No sabía que te encontraría aquí- dijo Mónica luego de unos minutos en silencio.
-Yo tampoco creí que te vería aquí- respondió con una amplia sonrisa- pero al menos tendré una amiga con quien contar- la vio asentir.
Alguien aplaudió un par de veces, ambos se voltearon al escuchar como llamaba la atención del pequeño grupo de diez personas. Se acercaron a la mujer encargada de aquel curso, Jacqueline Leblanc, una mujer que rondaba los cincuenta años y que era muy conocía en el rubro de la fotografía francesa, era alta, de cabello corto, ondulado y azabache, ojos color lluvia, con un hipnotizante y muy hermoso lunar en la zona superior de su pómulo derecho.
-Muy bien, mes chers amis, les doy la bienvenida a mi nuevo curso de fotografía- dijo mirando a todos y cada uno de los presente- veo caritas conocidas, como el joven De Luque y el joven Agrest- les dedicó a ambos una amplia sonrisa- y obviamente caritas nuevas que me alegro de conocer- Jacqueline era una mujer muy risueña y amable a pesar de tener, a primera vista, un semblante estricto y serio- quizás les parezca una locura venir tan temprano al Puente de San Pedro, pero la vista aquí del amanecer es precioso y la aprovecharemos para tomar "belles photographies"- aunque tenía un muy buen español, el acento francés la delataba y le era imposible no hablar un poco en francés con sus alumnos- muy bien, el día de hoy visitaremos cinco puntos importantes de Toulouse, estamos en el primero, El Puente de San Pedro; luego visitaremos La Basílica de San Sernín, La Plaza del Capitolio, El Convento de los Jacobinos y cerraremos el día con La Catedral de Toulouse, en ese orden respectivamente- informó a sus alumnos.
Unos quince minutos después de las presentaciones Jacqueline comenzó a darle las primeras instrucciones y se dedicó especialmente a los nuevos, quienes aún no habían tenido una clase con ella, para que estuvieran todos al mismo nivel, pero los ya experimentados con ella tenían la tarea de tomar fotografías del puente y sus alrededores de diferentes ángulos. Incluso podían posar en las fotografías de otros como parte del paisaje.
-¿Qué te parece este ángulo Sam?- preguntó Mónica enseñándole las fotografías tomadas en su cámara digital- mmm la verdad que no me convence mucho- dijo con ojo crítico.
-Prueba con otro ángulo, y no tomes las fotos con filtros- le recomendó.
-¿Tú crees? es que me encantan en tono sepia, como si se tratara de una foto antigua- dijo mirando la fotografía a la que Samuel se refería.
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Mi trébol de cuatro hojas
FanfictionEncontrarnos con "esa persona" es tan difícil como encontrar un trébol de cuatro hojas en un inmenso jardín lleno de ellos. Con el tiempo se marchitan y mueren. Cuando Samuel y Rubén se encontraron ambos estaban marchitándose... ¿podrán volver a fl...