-¿Tas bien?- preguntó cuándo Samuel cerró la puerta del baño casi en su cara. Se alarmó cuando lo escuchó vomitar- Vegetta- ingresó a la fuerza.
-No, Doblas, vete de aquí- dijo arrodillado frente al retrete- es asqueroso, detesto vomitar- murmuró ante otra arcada.
Rubén lleno de agua un vaso que siempre estaba disponible y se arrodilló a su lado, acariciando su espalda- ya, déjalo salir-.
Estuvieron unos diez minutos en aquella posición hasta que el estómago del mayor dejo de devolver lo que había ingerido.
-Mi cena- se lamentó el mayor al tirar de la cadena y dejar que el agua corriera.
Rubén dejó escapar una risita- ¿Tan feo estaba mi estofado? Sabes que puedes decirme, no es necesario que lo vomites- sonrió acariciando el cabello del mayor, la expresión que tenía en el rostro era el de un niño enojado.
-No, no creo que haya sido la cena- dijo poniéndose a enjuagar su boca.
-¿Qué comiste entonces?- preguntó extrañado- es raro que algo te descomponga... a no ser-.
Ambos se miraron comprendiendo de qué se trataba.
-¡¡¡Frutos secos!!!- exclamaron.
-Bobo, si sabes que te afectan ¿para qué los comes?- preguntó saliendo ambos del baño- te prepararé un té de boldo, para que estabilice tu estómago-.
-Claro que no comí adrede- bufó el mayor mientras se dejaba caer del lado derecho en el sofá, pensando en que podía haberle generado aquel malestar.
Rubén volvió unos minutos después con una taza humeante en sus manos- ¿Ya recordaste dónde y que comiste?- preguntó mientras el mayor negaba- algún postre o bizcocho o...-.
-Cupcake- susurró mientras se sorprendía- Mónica-.
-¿Cómo?- enarcó una ceja ante la mención de la joven.
-Hoy en la tarde, Mónica nos invitó unos cupcakes, pero no se veía ningún fruto secó en ellos- dijo tomando su móvil antes de tomar la taza buscando su contacto y llamándola- hola ¿Mónica?- inquirió cuando fue atendido del otro lado- sí, bueno, casi bien, tengo una duda, los cupcakes que nos invitaste está tarde ¿Tenían frutos secos?- Rubén lo vio fruncir el cejo varias veces, la incomodidad estaba regresando- ¿A no? Ya veo- se quedó en silencio- ¿Cómo que harina de almendras?- preguntó- ugm disculpa- dijo soltando el móvil y corriendo al baño.
-"¿Samuel? ¿Samuel estás bien?"- Rubén escuchó a la joven detrás del móvil.
-Está bien- respondió con calma- hola soy Rubén- se presentó.
La joven quedó helada, no esperaba para nada escucha la voz de aquella persona- "Mónica"- respondió- "¿Samuel?"-.
-Está bien, es sólo que Samu es alérgico a los frutos secos y ahora está descompuesto en el baño- dijo dejando salir un suspiró resignado- disculpa, debo ir a cuidarlo, que tengas una buena noche- concluyó a punto de cortar la llamada.
-"¿Sabes que Samuel y yo dormimos juntos?"- se sorprendió a si misma al decir aquello- "perdón, cuídalo"- dijo cortando ella, dejando a un Rubén completamente helado. No supo porque dijo aquello, se habían arremolinado en ella varios sentimientos y los negativos terminaron por superarla ¿Qué buscaba diciendo aquello? ¿Lastimarlo? ¿Dejarse a sí misma en ridículo?
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Mi trébol de cuatro hojas
Fiksi PenggemarEncontrarnos con "esa persona" es tan difícil como encontrar un trébol de cuatro hojas en un inmenso jardín lleno de ellos. Con el tiempo se marchitan y mueren. Cuando Samuel y Rubén se encontraron ambos estaban marchitándose... ¿podrán volver a fl...