Tosió un par de veces, pero lo ignoró, no estaba bien y él lo sabía, pero no podía dejarse caer por el cansancio y por todos los pensamientos y recuerdos que se arremolinaban en su cabeza últimamente a diario.
Luego de ver el cuadro con la fotografía que el mismo había tomado, de Greta, su esposo y sus nietos, pagó lo consumido y aprovecho que la lluvia había amainado un poco para volver a casa. Había estado unas dos horas en aquel lugar, pensando en lo que había ocurrido en la madrugada, sentía muchas dudas, le molestaba no recordarlo del todo, no sabía si había presionado a Rubén de alguna forma, él mismo había pensado "una vez no basta" ¿Qué más habría hecho sin recordarlo? ¿Cómo lo vería ahora a los ojos sin sentirse enormemente culpable? Era cierto que Rubén no se mostraba molesto o asustado, pero no debió haber sido sencillo para el menor, sabiendo el terror que tenía aun de intimar.
¿Qué tanto le habría hecho Bruno para traumarlo de aquella forma? Nunca se animó a preguntar, pero sabía que al final tendrían que hablar del tema.
El camino a casa era frio y la lluvia que había comenzado a caer nuevamente con fuerza no ayudaba mucho a su cansado cuerpo.-Ouch- sintió a alguien caer cerca de él. Y al voltearse vio a un niño pequeño poniéndose en pie con su ropa empapada.
-¡¡Samuel!!- exclamó la voz de una mujer regordeta de cabello corto acercándose a ambos- ay qué barbaridad este niño- agregó tomándolo de la mano- disculpe joven- dijo mirando al mayor mientras sujetaba la mano del niño- discúlpate con él, Sami, pudiste hacer que ambos cayeran y se lastimaran- lo reprendió.
El niño, que compartía su nombre, se disculpó apenado por correr de esa forma sin mirar adelante. Él y su madre se perdieron al girar la esquina. Samuel lo recordó de golpe, cuando era pequeño él y su madre también amaba los días lluviosos y solían salir al pequeño jardín para jugar bajo la lluvia, sólo por unos minutos. Sintió un leve dolor en el pecho y una ganas inusitadas de llorar, últimamente pensaba mucho a su madre y trataba de que sus sentimientos hacia ella no brotaran en él, era más fácil creer que la mujer en cuestión nunca había existido.
"Mi pequeño lobo"
-Sal de mi cabeza- murmuró- déjame en paz-.
Continuó con su camino, con su respiración agitada y con una persona en la mente, Rubén, tenía que disculparse con él, tenía que jurarle que lo sucedido aquella mañana no se repetiría que no lo dañaría, que estaba bien si lo odiaba por ello, pero debía disculparse.
Entre la lluvia fría que golpeaba sus mejillas sintió gotas cálidas que bajaban por ellas. ¿Estaba llorando? ¿Por qué? Si él no se sentía triste... ¿no?
Cuando abrió la puerta principal, cerca de las siete de la noche, sintió la calidez de su hogar y escuchó las carcajadas en la sala, distinguía la de su padre, la de Rubén, incluso la de Herny que siempre era escandalosa. Volvió a dar unos pasos para ingresar, pero sentía como sus fuerzas lo abandonaban lentamente y como le estaba costando respirar con facilidad. Ingresó en la sala y todos ahí parecían estar de fiesta.-Roberto- lo llamó Victoria con un semblante preocupado señalando al recién llegado, haciendo que todos guardan silencio y dirigieran su mirada al pequeño pasillo de entrada- Samuel cariño, tú no estás bien- dijo asustada al ver su pálido rostro.
-Rub- murmuró tratando de enfocar su mirada en el menor- lo siento... mucho- murmuró cuando no soportó más el cansancio y se dejó vencer, asustando a los presentes cuando se desplomó en seco sobre el suelo.
Roberto y Rubén corrieron hasta Samuel, quien estaba empapado y ardía en fiebre. Jamás lo habían visto tan débil y vulnerable. Con la ayuda de sus amigos lo subieron a su habitación, mientras Roberto llamaba a un médico amigo para que viniera a verlo, los otros tres invitados se mantuvieron al margen, no sabían en que podrían ayudar pero estarían atentos para lo que pudieran aportar. Entre Rubén y Roberto secaron y cambiaron la ropa de Samuel, mientras los demás aguardaban la llegada del médico en la sala, claramente preocupados.
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Mi trébol de cuatro hojas
FanfictionEncontrarnos con "esa persona" es tan difícil como encontrar un trébol de cuatro hojas en un inmenso jardín lleno de ellos. Con el tiempo se marchitan y mueren. Cuando Samuel y Rubén se encontraron ambos estaban marchitándose... ¿podrán volver a fl...