Capítulo 76

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-Bien ¿Qué te gustaría saber?- preguntó Lana con una sonrisa.

-Ah emmh no lo sé- respondió dubitativo y nervioso.

-Yo cumplo la misma ley de un sacerdote en confesionario, Rubén- dijo calmada- lo que aquí se habla, aquí se queda- le sonrió- no tengas miedo-.

-¿Quieres que espere fuera de la sala?- preguntó Samuel, creyendo que quizás su presencia lo incomodaba un poco.

-No- aferró sus manos con fuerza. Suspiró había muchas cosas que realmente quería preguntar, pero solo había una que le quitaba el sueño- quizás sea una estúpida pregunta... pero...- dudaba de preguntar, sabía que era una idiotez, pero si Lana podía darle una respuesta entonces quería intentarlo, aunque ella y su novio probablemente se reirían- ¿Voy a poder hacer el amor con Samuel?- preguntó bajando la mirada, sintiendo como sus mejillas se encendían.

-Esa pregunta, no es estúpida- dijo Lana llamando su atención- se nota que es importante para ti, y aquello que nos importa nunca es estúpido- agregó sonriéndole con dulzura- muy bien, vamos a averiguarlo-.

Continuo barajando las cartas, repitiendo el nombre de Rubén y su pregunta muy suavemente, una vez terminada de barajar las cartas, Lana le pidió a Rubén que corte el mazo en tres grupos de cartas y luego debía elegir con cuál quería trabajar.
Seleccionó el que estaba a la altura de Sam. Lana tomo los otros dos grupos y los apartó, volvió a tomar el seleccionado por el rubio, comenzando a acomodar las cartas en forma de cruz, era una línea de tres cartas de arriba hacia abajo y una carta a cada lado de la carta de en medio las cartas que sombraron las hizo a un lado de momento.

Samuel estaba en silencio, aun sosteniendo la mano del menor, también estaba interesado en aquella respuesta. Ya que era algo que él también se preguntaba.

Lana comenzó a señalar las cartas, comenzando con la de arriba- pasado- dijo bajando a la del medio- presente- bajó a la última en línea- futuro- vio a ambos asentir- la carta de mi izquierda representa lo negativo que dejaras en el pasado y la de mi derecha representa lo que aprenderás en el futuro- le informó señalando las dos cartas que se encontraban a la izquierda y derecha de la carta de en medio. Ambos volvieron a sentir y comenzó por la primera a girarla- los amantes invertidos- dijo en la primera carta y frunció su ceño, giró la segunda carta que representaba al presente- la muerte- escuchó una especie de jadeo en Rubén- no te asustes, esta carta es muy buena más aun considerando la de arriba- dijo con calma.

Sintió el apretón de manos de Sam- ¿Segura?- preguntó nervioso.

-Si- volvió a sonreírle- la gente se asusta con esta carta, pero el noventa y cinco por ciento de las veces que sale es para informar de algo bueno, no debemos guiarnos demasiado por lo que vemos- agregó y continúo girando la siguiente carta- el ermitaño invertido, la carta de la izquierda es el colgado y la de la derecha- giró la última carta- el carro, huummm- se quedó en silencio analizando las cartas que se revelaban frente a ella.

-¿Y qué dicen?- preguntó Rubén tragando en seco.

-Por favor, escucha hasta el final- le pidió- hay personas, como la señora que se retiró, que no escuchó hasta el final, dije algo que no le gustó y comenzó a gritarme- suspiró resignada- hay gente que vienen para que yo les diga una mentira y no soportan la verdad, al menos escúchame hasta el final, luego si quieres me insultas y me dices que soy un fraude y lo que quieras- dijo con seriedad y un poco dolida.

Rubén asintió, sintiendo cierta lastima por ella, habían muchos tipos de personas, estaban los que creían y los que no, pero un grupo de los que no creían sentían la necesidad de ser crueles y hacer lo que este a su alcance para que los demás dejarán de creer. Y al parecer, Lana había tenido que tratar con esas personas en más de una ocasión.

Mi trébol de cuatro hojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora