Capítulo 39

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-Muy bien queridos, este concurso lo ganó la señorita Lana, felicidades querida- dijo Jacqueline entregándole una cámara profesional a la joven.

Cada cursada que Jacqueline ofrecía finalizaba con un concurso, aquel que le enseñará la fotografía que más le gustará recibiría una cámara profesional con la cual seguir trabajando. En aquella ocasión, Lana fue la beneficiada, todos habían quedado maravillados con una fotografía que había hecho en el puente de San Pedro.

-Está noche celebraremos el final del curso y ya mañana podrán regresar a casa- volvió a hablar Jacqueline animadamente. Todos estaban en la amplia habitación de la profesora quien ya había dispuesto todo para una mini fiesta con todos sus alumnos.

Fue una noche divertida y amena, pero la cabeza de Samuel estaba en Andorra y tenía un mal presentimiento. Sin embargo se esforzó en dejar todo pensamiento externo a aquel momento, realmente se había divertido en aquel viaje. Sus viajes eran para él y sólo para él, pensaba en su futuro, se ocupaba solamente en él, a veces se sentía egoísta, pero en casa siempre estaba por y para su padre y sus amigos, aunque no era una obligación era algo que nacía de él, el preocuparse por los demás y anteponerlos primero que sus deseos.

-Arquitecto ¿Eh? es una profesión interesante- comentó dando un sorbo a su vaso.

Samuel y Fabricio estaban compartiendo una cerveza en una mesa alejada del resto, charlando entre ellos.

-Sí, me gusta mucho la idea de diseñar obras arquitectónicas- respondió- ¿y usted Fabricio? ¿A qué se dedica?- preguntó con curiosidad.

-Ex policía de Madrid, me jubile hace poco tiempo, estaba en la sección de investigación- dijo bajando el tono de voz, acercándose a Samuel como si le contará un secreto- aún ayudo a mis compañeros, pero ya no es muy oficial-.

-Woooo policía, muy arriesgado pero muy propio para usted- dijo acercándose un poco- y... ¿Acepta encargos?- preguntó divertido.

Fabricio se hecho hacia atrás, la actitud de Samuel era divertida, pero al mismo tiempo, notó que algo lo estaba molestando, años en las fuerzas y varias cosas vividas, de todo tipo, le había enseñado a leer a las personas con las que trataba.

-Depende de qué tipo de investigación estemos hablando, Samuel- dijo con un semblante muy serio- puedes contarme muchacho, no saldrá de aquí- agregó.

Samuel suspiró y dirigió una rápida mirada al resto de personas, para asegurarse que nadie de allí pudiera escucharlo- tengo un amigo- dijo midiendo las palabras ante la mirada del mayor- creo que... probablemente su ex pareja este amenazándolo y acosándolo por mensajes de texto- dijo sin dar nombres, al escucharse a sí mismo pensó que era estúpido, parecían un grupito idiota de adolescentes peleando por una ruptura, como si fueran sólo unos rencorosos- no, mejor olvídelo Fabricio- dijo negando, esperando que el mayor no piense que es un gran idiota.

-Mmmm Samuel, por lo general estos temas se acaban simplemente haciéndole frente al hostigador, cuando lo hacen se ve a leguas que son unos cobarde y se termina todo- dijo poniendo una mano en el hombro del menor- sin embargo, he visto otros casos, escasos, en los que el resultado ha sido fatal- con el tono en su voz y su mirada, le dio a entender perfectamente a qué se refería- te daré mi número y si ves que ese tema se está poniendo muy complicado me llamas ¿Está bien?- lo vio asentir- lo más importante es que apoyes a tu amigo, cuando se pasa por este tipo de situaciones lo mejor es contener a las víctimas-.

-Gracias Fabricio, lo tendré presente-.

La voz de Jacqueline los hizo reagruparse, se tomarían unas fotografías antes de que la bebida se les subiera a la cabeza. Aunque algunos ya estaban un poco alegres.
Media hora después de las fotografías grupales, Samuel salió al balcón de la habitación, para tomar un poco el aire, estaba nublado y se preguntó si estaría lloviendo en Andorra.

Mi trébol de cuatro hojasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora