Aria
Sentí sus labios en mi abdomen, recorriéndolo con besos, mordidas y lamidas, cada vez se acercaba mas a donde yo quería que llegara, mordió mi monte de Venus haciendo que gimiera.— Mierda.. si... — solté cuando su lengua hizo contacto con mis bragas, la tela me molestaba cada vez más, estaba empapada y lo necesitaba a él dentro de mi.
— Joder , estás empapada... — su acento italiano me hizo estremecer, arranco mis bragas de un tirón y jadeé ante la acción, metió un dedo en mi entrada y arquee la espalda al sentir su largo dedo dentro de mi.
— Más... Quiero más... — casi no podía hablar a causa del placer que estaba sintiendo, necesitaba más y él lo único que hacía era torturarme...
Alexandro
La rubia que había encontrado en una discoteca, gemía, mientras que mi intromisión en su centro seguía, moví los dedos como todo un experto mientras que lamia su centro de placer.—Eso es , correte en mi boca. — sus gemidos se intensificaban, y eso me estaba poniendo tan cachondo, tenía la polla casi que explotaba.
— Joder, si.... Ahh — note como tuvo un orgasmo ya que sus paredes se contrajeron en mis dedos y la noté temblar debajo mío, rápidamente saqué los dedos y la giré poniéndola boca abajo. Mientras que estaba poniéndome un condón.
— ahh, si , más fuerte. — la penetre de una sola estocada, llenándola entera, joder se sentía tan bien dentro de ella, arremetí contra ella como un puto animal.
—Mierda, estás muy apretada, joder..— gruñí mientras seguía empalándola, baje mi mano hasta su clitoris y empecé a mover el pulgar en círculos mientras seguía con un vaivén fuerte y rápido.
— Me voy a correr otra vez... joder, si.. — seguí unos segundos más hasta que me corrí, y caí al lado suyo mientras que intentaba recuperar la respiración. Cuando ya estuve listo me levante y me empecé a vestir.
Ha sido uno de los mejores polvos de mi vida, pero ya está, solo se folla una vez con una mujer, no mas. La chica rubia me miro con sus ojos azules y mierda que ojos.
— Gracias por el polvo, guapo. — ella no me había dicho su nombre yo tampoco el mío, quise saber como se llamaba, pero preferí irme.
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El rostro del enemigo
RomanceAria ha vivido toda su vida atrapada en una espiral de tristeza, un peso que ha aprendido a cargar en silencio. Ha construido su imperio desde cero, enfrentando cada desafío sola, sin un alma que la apoye. Sin embargo, su mundo se sacude cuando se e...