Capitulo 14

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Aria

El aire estaba impregnado de una tensión que no podía pasar por alto. Desde hacía días, algo me cuadraba. Tenía la sensación de que alguien me estaba siguiendo. Al principio pensé que era mi constante paranoia. Después de todo, siempre he sido cautelosa, pero ahora esa sensación era demasiado persistente como para ignorarla.

Llegué a la oficina temprano, como de costumbre. El edificio estaba casi desierto, salvo por el personal de limpieza y un par de guardias de seguridad que siempre vigilaban la entrada. Me sentía segura en este lugar. Al menos, eso pensaba.

Cuando la puerta de mi despacho se abrió, me quedé paralizada. Mi corazón dio un vuelco. La habitación estaba llena de flores negras. Su color oscuro y los pétalos marchitos parecían absorber la luz, transformando mi refugio habitual en un lugar sombrío y opresivo.

El denso y pesado aroma de las flores invadía cada rincón, mezclándose con el suave perfume que siempre llenaba mi despacho. Pero lo peor no eran las flores. Era lo que había en el centro de la mesa: una única nota, escrita con una caligrafía pulcra pero inquietante.

Me acerqué lentamente, sintiendo cómo mi respiración se volvía más pesada con cada paso. El sonido de mis tacones resonaba como un martillo en mis oídos.

"Mi rostro será la última sombra que se cruce en tu camino si decides desafiarme."

La leí en voz baja, casi un susurro. Mis manos temblaban levemente mientras sostenía el papel. La tinta negra parecía cobrar vida, como si cada palabra me estuviera advirtiendo de algo que aún no lograba entender.

Mi mente comenzó a girar. ¿Quién me enviaría esto? Había muchos sospechosos, demasiados enemigos acumulados a lo largo de los años en el negocio. Pero esto... Esto no era un ataque empresarial común. Esto era personal.

Suspiré profundamente y miré a mi alrededor, buscando algo más, alguna pista. Las flores negras no eran algo habitual.

— Vikram —dije al intercomunicador, mi voz sonando más firme de lo que esperaba.

—Señorita Dmitrev —respondió al instante mi guardaespaldas, su tono alerta como siempre.

—Sube ahora mismo a mi oficina. Y trae a Sharpey contigo.

Mientras esperaba, agarre la nota y la leí de nuevo, intentando encontrar algo más que la caligrafía impoluta , algún detalle que me diera una pista. Pero estaba segura de que quien la escribió sabía lo que hacía. Esto era deliberadamente calculado.

Unos minutos después, Vikram y Sharpey entraron, sus ojos recorriendo el panorama con asombro contenido.

—¿Qué significa esto? —preguntó Vikram, su tono preocupado mientras analizaba la habitación.

—Eso es lo que quiero que averigües —respondí, extendiéndole la nota.

Sharpey recogió una de las flores negras, examinándola con cuidado.

—No son comunes, señorita. Estas flores suelen utilizarse en funerales... O en advertencias, si sabe a lo que me refiero.

—Lo sé —respondí, con el ceño fruncido. Mis pensamientos volvieron a Alexandro Bianco. Había algo en él, algo que siempre me había inquietado desde que comenzamos a competir. ¿Podría ser él? Pero esto no encajaba del todo con su estilo. Alexandro era arrogante y calculador, sí, pero no alguien que se ocultara tras gestos como este.

Vikram interrumpió mis pensamientos.

—Revisaré las cámaras de seguridad. Si alguien entró aquí sin permiso, lo sabremos.

Asentí, aunque una parte de mí sabía que quien había hecho esto probablemente se aseguró de no ser capturado.

—Quiero que investigues cualquier cosa relacionada con estas flores —ordené a Sharpey, mi tono firme. —Quiero saber quién puede estar detrás de esto. Y Vikram... Redobla la seguridad. No quiero ningún descuido.

Ambos asintieron y salieron de la habitación, dejando atrás el aire pesado que las flores negras parecían generar. Me quedé sola con mis pensamientos y la amenaza que ahora colgaba sobre mí como una sombra.

Miré de nuevo la nota. El papel era áspero al tacto, y cada palabra parecía tener un peso que perforaba mi pecho.

No sabía quién estaba detrás de esto, pero algo era seguro: no iba a permitirme flaquear. Cualquiera que intentara intimidarme tendría que aprender que yo no soy una mujer que se doblega.

Doblé la nota con cuidado, la guardé en el cajón de mi escritorio y me senté frente a las flores, observándolas con detenimiento. Las sombras que creí ver antes ahora parecían más reales.

"Si es guerra lo que quieren, guerra tendrán", pensé. Y con ese pensamiento, la furia y el miedo que se agitaban en mi interior se convirtieron en una determinación implacable.

Me levanté de mi silla y caminé hacia la ventana, tratando de despejar mi mente. Pero el peso de la amenaza se sentía más denso con cada segundo. Observé el bullicio de Nueva York, los autos, las luces, la gente moviéndose sin rumbo fijo. Y, entonces, lo vi.

Un hombre, vestido de negro, estaba apoyado en un coche oscuro estacionado al otro lado de la calle. Parecía completamente inmóvil, con las manos en los bolsillos, pero su rostro estaba levantado y sus ojos... estaba mirando directamente hacia mi oficina.

El pánico me golpeó como un puño en el estómago. No podía verlo claramente a través del cristal polarizado, pero sabía que me estaba observando. Me quedé paralizada, como si sus ojos invisibles hubieran atrapado mi voluntad.

Tomé mi teléfono y marqué rápidamente a Vikram.

—Hay un hombre afuera, frente al edificio. Quiero que lo identifiques y lo traigas. Ahora.

Vikram no tardó en responder con su típico tono calmado.

—Voy de inmediato, señorita.

Minutos después, escuché los pasos rápidos de vikram acercándose al despacho.

—El hombre no estaba, señorita. Revisamos la calle completa, y no hay ni rastro de él ni del coche.

Mi respiración se volvió pesada. Sentía que el juego acababa de cambiar, y yo ni siquiera conocía las reglas.

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Me gustaría que me dijerais qué os está pareciendo la historia. ¿Es suficientemente intrigante? ¿Os mantiene enganchados o os resulta predecible? Cada momento que pasa siento que algo más oscuro se avecina. No puedo dejar de pensar en lo que está por venir, cómo todo se va a desmoronar.hehehehe

Nos vemos en el siguiente capítulo besitos💋

• os pongo una foto de Vikram en la parte de arriba

El rostro del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora