Capítulo 2: Después de unas copas

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Notas del autor:

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.... 

Durante el almuerzo Ino me abordo sin misericordia. Comenzó a preguntarme qué tenía entre manos, ¿Quién era el afortunado? Porque ella dedujo que debía de tratarse de un joven. Era imposible evadirla, pues tenía un sexto sentido para cosas del amor; podía oler las intenciones de un chico a años luz y mi extraño comportamiento el día anterior no eludió su ojo experto. Así que le conté lo sucedido, en un resumen lo mejor detallado posible que nuestros treintas minutos de receso nos permitieron. Ella arqueo una ceja cuando le comente sobre el beso en la mejilla.


—Gaara me parece un chico interesante. Necesito conocerlo en persona para dar una apreciación más acertada.


—Quizás hoy lo veamos por aquí —dije encogiéndome de hombros.


— ¿Quizás? —Ino extendió su mano. —Yo no dejo nada a improvisaciones o casualidades. Hoy lo veremos. ¡Dame tu teléfono!


— ¿Para qué? —con recelo atraje el aparato a mi pecho para protegerlo de mi amiga.


—Haruno Sakura, dame el teléfono.


Nada ganaba en oponerme, ella ganaría al final. Siempre había sido así. Además muy en el fondo, un deseo oculto; por ver al pelirrojo, se alegraba debido al afán de mi amiga. Entregue mi teléfono y ella con su mano experta tecleo mi clave.


—Deberías cambiar la clave. Uno, dos, tres, cuatro no es una contraseña.


—Anotado. ¿Algo más que no sea de su agrado mi señoría?


Ino rio entre dientes y un minuto después me entrego mi aparato de nuevo.


— ¿Ya?


—Después de clases. En la entrada nos va a estar esperando.


— ¿Nos? —Me acalore por el pánico— ¿Qué le escribiste? —Con afán revise mi lista de textos. Un mensaje redactaba lo siguiente: Hola Gaara :3 ... Gracias por el divertido día de ayer. Estaba pensando ir a beber algo con mi mejor amiga Ino. Te apetece unírtenos? ... Romperás mi corazón si no aceptas. Att. Saku.


Mis ojos estaban abiertos como platos.


— ¿Romperás mi corazón si no aceptas? —Escupí indignada— ¿Att SAKU? ¿De verdad? ¿Estás en tu sano juicio?


Ino se estaba retocando el brillo labial sin prestarme la menor atención.


—Frentona, sondeas demasiado en los detalles.


— ¿Detalles? ¿Así lo llamas? Voy a morir virgen a este paso.

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