Capítulo 39: Mártir

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Uchiha Itachi

Desperté en completa penumbra, parpadeé un par de veces para ajustar mi vista a la oscuridad. Escuchaba el eco de un rio cerca, debía confirmar algunas cosas antes de moverme. ¿Dónde estaba? ¿Cuál era mi condición? ¿Y si me encontraba entre aliados o enemigos?

No supe responder de inmediato a mi primera interrogante, parecía estar dentro de una carpa o algo similar. Mi condición, intente levantarme y me percate que mi cuerpo dolía, sobre todo mi hombro el cual se encontraba inmovilizado contra mi pecho con un pedazo de tela. Me levante lenta y sigilosamente, frente a mí una leve luz se filtraba, fue cuando me percate que mi refugio estaba hecho de hojas y ramas. Aparté algunas hojas para ver a través de estas y advertir a Sakura frente a una fogata sentada mirando la flama.

Deje escapar un resuello al percatarme que su cuerpo parecía no sufrir alguna herida mortal. Llevaba puesto ropa de hombre, su franela estaba sucia y ruñida. ¿Cómo sobrevivimos a la caída? Era un precipicio de unos veinte o treinta metros de alto. Aun si caíamos en una piscina llena de agua las posibilidades de que la tensión superficial nos resistiera como una placa de concreto eran eminentes. Recordé tomarla entre mis brazos para protegerla pero también para mantenernos lo más vertical posible, aun en aquella trágica situación, mi cerebro cavilo una forma de sobrevivir. Debíamos caer como una aguja en el agua para evitar morir, así fue como la tome y mantuve su cuerpo lo más recto posible antes de caer en el rio.

Mientras rememoraba la fatídica caída otra remembranza broto. Le confesé que la amaba, mi cabeza trabajaba a mil por hora, y en mi pánico por salvarnos pensé que si moríamos debía decirle aquellas palabras. Era un mentiroso pero no me tragaría la única verdad que importaba.

Avance para salir de la rudimentaria carpa, ella alzo la mirada con celeridad para verme. Su expresión de sorpresa cambio a una de preocupación.

¿Cómo podía verme de tal forma después de todas mis mentiras?

— ¿Estas bien? —ella se puso en pie y fue a mi ayuda. —Tu brazo se disloco, pero logre ponerlo de vuelta en su lugar —comenzó a explicarme mientras revisaba la tela que inmovilizaba mi extremidad.

No pude evitar seguirle con la mirada, ella no mostraba aquella aberración como cuando le dispare a Hidan.

—Estoy bien —le dije y ella frente a mi detuvo su examinación y me vio a los ojos— ¿Tú cómo estás? —Ella bajo el rostro para echarse un vistazo, inspeccionándose antes de responder— No tengo nada roto, solo golpes y moretones.

Advertí que sus manos estaban aún esposadas y no llevaba calzado. Una de sus piernas mostraba un hematoma oscuro y de su cuello se enrollaba la cinta que le obsequie. Alce mi mano diestra y la única funcional para tomarla del rostro. Pensé que ella se negaría y me apartaría aunque no fue así. Sus grandes orbes jades me advirtieron con fluctuación cómo si no supiera quién era o qué haría.

—Sakura...—quería decirle toda la verdad, necesitaba que entendiera por qué hice lo que hice. Por qué tuve que lastimarla para salvarla.

— ¿Quién eres en realidad Uchiha Itachi? —pregunto Sakura alzando sus manos para cubrir la mía sobre su rostro.

¿Quién era? Esa sin duda era una buena interrogante.

—He usado tantas máscaras, que tu pregunta no tiene una respuesta definida —conteste sin dejar de verla. Ella entrecerró los parpados un segundo ante de volver a hablar.

—Entonces por lo menos dime una cosa ¿en este momento eres un Itachi en el que pueda confiar?

Mi rostro se suavizo y por primera vez en un largo tiempo sonreí de corazón. —Sí, soy el Itachi que adora a Sakura —conteste apartando mi mano, y con mi dedo medio e índice golpee suavemente la frente de ella. Ella se inmuto sutilmente y me sonrió de vuelta. Su candor me insuflo confianza para deslizar mi mano detrás de su cuello y unir nuestras frentes. —No merezco tu confianza —musite mientras cerraba mis ojos.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora