Capítulo 26: Dilema

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No tarde en encontrar a Itachi en una banca del pasillo principal. Estaba sentado con el codo apoyado en el brazo del asiento mientras hablaba por teléfono. Él se percato de mi para cuando yo me hallaba a unos escasos metros. Itachi me vio un segundo antes de disculparse y prometer llamar luego. Levantándose él comenzó a acercarse, capte como un par de chicas que hablaban cerca de nosotros le vieron con admiración, y no las culpabas porque mi corazón se acelero al tenerlo a unos escasos centímetros.

— ¿Todo bien? — Su mano acuno mi mejilla.

Yo le vi a los ojos.

— Sí, todo bien — asentí ligeramente — "por ahora" — pensé.

Era muy amable de Itachi no preguntar por detalles, de lo contrario me vería obligada a confesarle sobre la propuesta de Suna y honestamente no me sentía preparada para hablar de ello con él, necesitaría algo de tiempo a solas, sentarme a leer los documentos que se encontraban en mi cartera. Esta era una gran oportunidad, pero mi cabeza no dejaba de cavilar en qué implicaría el aceptar.

Hoy entendí que lo que sentí una vez por Gaara aun estaba vivo, no de la misma forma que antes, sino de una más madura, menos dependiente, pero al final de día esa flama por él seguía viva y estaba segura que él concebía algo parecido. Esto me colocaba en el medio de un dilema, si conocía un poco a Itachi, él no se interpondría en mi decisión de ir a Suna, por lo cual ¿cuánto apego siente el Uchiha por mí?

Quizás yo le estaba dando vueltas a algo que simplemente era como se veía. Itachi y yo compartíamos una atracción, digamos carnal, me sentía a gusto con él, y eso era todo, pero entonces rememoraba el verlo en Suna, tan decaído y preocupado. ¿No era esto un indicio de que yo le gustaba más allá de lo físico?

Ventile todos mis pensamientos antes de que mi cabeza explotara. Itachi frente a mí permaneció unos segundos escrutándome. Sentí ganas de apartar la mirada, pero eso simplemente demostraría qué todo no estaba bien.

— ¿Aun tienes hambre? ¿o prefieres cancelar nuestra cita? — me pregunto sin reproche.

— No, quiero que salgamos juntos — respondí con exaltación.

— Esta bien Sakura. No tienes porque esforzarte. Podemos ir a comer en otro momento.

— No, yo de verdad quiero tener una cita contigo — dije, pero mi voz fue apagándose mientras hablaba.

Vi a un lado y luego al otro antes de enfrentar su impasible mirada de color carbón. Verle hizo que mis mejillas ardieran porque Itachi sonreía, pero no con ternura sino con algo que vislumbre como orgullo, tal vez.

— Me alegra escuchar eso.

Nos encaminamos hasta la salida, Itachi me ofreció su brazo para que yo me sujetara de él y estar más juntos bajo el paraguas. Una sensación de calidez se apodero de mí, sentirlo a mi lado era como estar protegida de cualquier mal o peligro. Sonaba exagerado, pero era la verdad.

Ladee mi cabeza para ver su perfil, su cabello estaba atado como siempre, sus pómulos eran altos, su nariz recta y con carácter, sus pestañas eran largas resaltado su lustrosa mirada. Nadie podía negar que era un hombre muy apuesto, la ropa negra acentuaba la palidez de su piel y esta a su vez resaltaba el rosa de sus labios. Deje escapara un suspiro y él volteo a verme. Yo gire de inmediato y clave la mirada en mis pies.

— ¿Sucede algo? — pregunto.

Negué con la cabeza.

— No he tenido la oportunidad de decirlo, pero te vez hermosa.

Yo aproveche mi postura para examinar mi vestimenta. Ese día llevaba un vestido de invierno rosa oscuro de mangas largas y cuello redondo que iba entallado hasta la cintura donde la falda plisada cubría no más allá de las rodillas, además de una bufanda del mismo color. Para protegerme las piernas del frio me coloque unas medias semitransparente negras, y remate con unos botines de plataforma y tacón. Mi cartera iba a juego con mis zapatos y la cinta de mi cabello.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora