Capítulo 22: Inicuo encuentro

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Estábamos en el centro de la villa. Frente a la torre del Kazekage.

— "Esto debe ser una broma" —pensé sin comprender.

Ai volaba en círculos sobre la esférica torre. Entonces decidió aterrizar en un edifico continuo.

— Claro, este sería el último lugar donde buscaríamos — dijo Chiyo-basama.

Era de noche y debíamos infiltrarnos en la torre del Kazekage. Pero ahora que conocía el paradero de Gaara no pararía. Cuando me decidí a dar un paso hacia el edifico, la anciana me detuvo.

— Nunca entraremos. No nos dejaran pasar.

— Pero debemos hacer algo, quizás si hablamos con los guardias.

— No te escucharan. Están bajo el mando de mi nieto.

— ¿Qué haremos entonces? — pregunte exasperada.

— Hay otra manera.

Yo seguí a la anciana. Ella me dijo que debíamos ir primero en buscar de Temari y los demás. Ambas acordamos pasar por el hospital, pero unas calles antes de llegar Naruto nos intercepto y nos dijo que no fuéramos al hospital. Temari, Yamato-sempai y Matsuri fueron detenidos por sospecha de sabotaje contra el Kazekage. Aparentemente Sasori tenía un as bajo la manga en caso que nosotros nos escabulléramos del escondite donde nos encerró. No daba crédito a cómo las autoridades le creían más a Sasori que a la propia hermana del Kazekage.

— ¿Cómo escapaste de las autoridades? — le pregunte a Naruto. Yo estaba buscando un teléfono cuando vi como emboscaban a Matsuri. Luego vine al hospital pero Temari estaba en la misma situación.

— ¿A quién llamabas?

— A kakashi-sensei.

— ¿Lograste hablar con él?

Naruto asintió con la cabeza — Nos ha pedido que volvamos. Él no puede enviar refuerzos. De hacerlo parecerá un ataque a la aldea y crearía tensión entre las naciones.

— Si el Hokage envía militares, el día en que el Kazekage se casa, todos lo tomaran como una arremetida. Y mi nieto usara esa oportunidad para hacerse con el mando, con la excusa de que Gaara-sama esta bajo protección. Quizás mate a nuestro Kazekage he inculpe a Konoha.

Yo estaba muy enfurecida. Mi rostro ardía de la rabia. Sasori nos tenia bajo sus cuerdas. Éramos como títeres en su obra.

— Chiyo-basama, usted sabe cómo entrar a la torre del Kazekage sin ser vistos ¿cierto? — ella asintió y yo volteé a ver a mi amigo — No sé qué harás tú, pero yo no pienso irme.

Naruto sonrió con el ceño fruncido.

— Nunca dejaría a un amigo desamparado. Iremos por Gaaara. ¡De veras!

— Por favor Chiyo-basama guíenos.

La anciana me oteo unos segundos y luego a Naruto antes de decir:

— Ante de ir, debemos pasar por un lugar. No estamos preparados para enfrentar a mi nieto. ¡Síganme! — nos ordeno la anciana.

....

Caminábamos por pasillo estrecho debajo de la aldea. Eran unas viejas catacumbas con cientos de túneles. Yo vestía una ropa más apropiada para un enfrentamiento. Mi cabello estaba atado con la cinta roja. En mi espalda baja en una funda tenía un gran cuchillo de asalto. Yo no era una experta en artes marciales, pero sabía cómo usar un cuchillo y dar golpes. Pensé que tal vez era excesivo ir armada de tal forma, pero entonces recordé las bombas en la habitación donde Sasori nos enclaustró, era obvio que él no andaba con juegos o amenazas sin fundamentos. En menos de veinticuatro horas, Kankuro había sido apuñalado, nosotros fuimos secuestrados y Yamato-sempai se encontraba herido. Analizando los hechos un poco mejor, un cuchillo podría ser tan efectivo como una vara de madera. Por suerte Naruto y la anciana Chiyo no eran tan pasivos como yo, ambos portaban armas automáticas. En cierta forma me resultaba surreal ver a una mujer ya entrada en sus años llevando aquella pistola, pero por la forma que ella la sostenía y revisaba si tenía balas, quedaba claro que la mujer sabía lo que hacía.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora