Capítulo 19: Sunagakure

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Volví a repetir a la nueva enfermera sobre lo que debía de hacer con el paciente de la habitación 108. Itachi se encontraba de vuelta en el hospital, su milagrosa recuperación se volvió una desafortunada recaída. Aunque a simple vista nadie podría adivinar lo enfermo que el Uchiha se encontraba, los resultados arrojaron algunos números algo preocupantes. Tsunade-sama pensó en volver al principio y estudiar a detalle lo que habíamos hecho para que él mejorara, quizás algo faltaba, aunque no sabíamos qué.

Los días pasaban y yo ocupaba mi tiempo entre las guardias en el hospital, el laboratorio y mis estudios para el seminario al que participaría pronto en Sunagakure, con todo esto apenas y lograba recordar que tal vez, pronto vería a Gaara. En varias ocasiones cavile un poco en cómo sería nuestro reencuentro y cada vez que lo hacía un vértigo nacía en mi estómago. Mis sentimientos eran un coctel, me encontrar ansiosa por el futuro cercano, y enojada por no llevar las cosas de una forma más calmada y madura; en parte todo esto se debía al Uchiha y su entrada en mi vida. Desde navidad Itachi y yo no volvimos a hablar naturalmente, él era más formal y yo le seguía la corriente. No se suponía que fuera yo la que se disculpara, aunque en el fondo albergaba la esperanza de volver a charlar con él de manera casual.

El día de mi partida había llegado, y yo me encontraba muy atareada. Había muchas cosas por dejar en orden, escribí los resultados de mis últimos estudios hechos en el laboratorio dentro del expediente de Itachi. Subí a la primera planta del hospital, hoy debía cortar todo este frívolo formalismo, no había tiempo y honestamente deseaba hablar con Itachi normalmente. Entré a su habitación y le vi descansar, me acerqué para ver que sus ojos estaban cerrados; la noche anterior estuvo sometido a varios exámenes y rayos X, las enfermeras probablemente no le dejaron dormir. Di unos pasos con cuidado hasta la orilla de su cama y le vi, su rostro mostraba una expresión calmada y perfecta, algunas de las hebras negras de su cabello le caían sobre los hombros, retozaba perfectamente ¿cómo era posible? por Kami-sama si fuera yo probablemente tendría el cabello como nido de pájaros y saliva goteando de la comisura de mis labios. Aprecie la línea de sus labios, los mismos que me besaron la noche de Navidad. Recordar aquello causo que la sangre se subiera a mi cabeza, me lleve las manos a mi rostro, debía calmarme, si él despertaba y se percataba de mi estado me vería forzada a decir la verdad, después de todo según él yo era una pésima mentirosa.

—Sakura— escuche llamarme con voz apagada.

Aparte mis manos de mi rostro y lo aprecie reflejado en aquellas negras pupilas. Nos vimos unos segundos antes de que sus labios se separaran para hablar.

— ¿Me tienes más desalentadoras noticias, además de las ya dichas?

Yo negué en silencio y me separé un poco de la orilla de su cama.

—Vine a verte— dije.

—Como ves, aún sigo aquí.

—Pensé que querías mantener una distancia meramente profesional entre nosotros— le acusé con una sonrisa de medio lado.

—Estaba bajo la influencia de medicamentos. Me vuelvo sobrio y aburrido. —Yo solté una risita. —Llevas la cinta contigo. El rojo luce bien en ti.

Me lleve una mano a mi cabello dónde ate la cinta que recibí de regalo en Navidad por parte de Itachi.

—Es muy práctica. De nuevo gracias por esto. —Me acerque a la ventana y abrí un poco la cortina para dejar pasar los escasos rayos de luz de la mañana. —Hoy saldré al seminario. —le confesé.

— ¿Cuándo partirás? —Me voltee y vi a Itachi sentado sobre la cama. Las líneas debajo de sus ojos estaban más marcadas, seguramente por el cansancio.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora