Capítulo 25: Kintsugi

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—Hola Sakura —me saludo Gaara.

Yo no devolví el saludo, sólo me quedé viéndole como si de un fantasma se tratase. La gabardina le guindaba de los hombros, su brazo derecho estaba aún en el cabestrillo, su cabello iba peinado con gel y raya de lado.

—Espero no incordiarte. He venido por asuntos diplomáticos a Konoha, y he terminado por hoy, así que vine con la esperanza de que me regalaras algo de tu tiempo, porque necesito hablar contigo —agrego Gaara cordialmente.

Yo abrí la boca para decir algo, pero no fue mi voz la que hablo.

—Sakura —alguien me llamo.

Gire a mi  izquierda y Gaara me secundo. Itachi estaba parado a unos metros de nosotros con un paragua carmesí.

Ahora veía el contraste entre ambos colores. Nunca depare en ello, pero la diferencia en este momento era gigantesca. Como comparar un imponente halcón y un perspicaz cuervo.

....

Yo me congele en mi sitio. Racionalmente sabía qué no estaba haciendo nada malo. Pero no podía apartar la sensación de culpa y mis nervios me consumían como agua helada que bajaba por mi espalda mientras una presión ardiente ascendía a mi rostro.

Itachi nos veía con expresión indolente, aunque su voz al llamarme sonó con aprensión. Vi rápidamente de reojo a Gaara y este no mostraba más emociones que una pared. Era enervante estar entre ellos dos.

—Itachi, él es Gaara...o debería decir, Kazekage-sama. —El último apelativo se sentía fuera de lugar en mi boca.

—Por favor, sólo Gaara. No hay necesidad de que me llames por mi cargo —apelo el pelirrojo.

Yo asentí en silencio sin mirarle.

—Gaara, él es Uchiha Itachi.

Claro, presenta a tu ex con el hombre que te acuestas. ¿No sé te ocurrió otra cosa mejor?

—Un placer Uchiha-san. —Gaara hizo una leve inclinación. Muy humilde forma de presentarse para alguien con su rango.

—Igualmente Kazekage-sama. —Itachi le secundo con la reverencia.

Esto era protocolo dentro de los buenos modales. Ambos como caballeros se debían cierto urbanismo, pero yo sentía que ninguno disfrutaba la presencia del otro.

—Espero no estar estropeando algún plan, vine a tomar algo del tiempo de Sakura —comenzó a explicar Gaara—. Claro, si ella me lo consciente —él volteo a verme—. Mis hermanos están en un café aquí cerca.

Me alegre de saber que Temari y Kankuro estaban con él. Después de todo lo ocurrido en Suna yo me encariñe con ambos. Sin embargo, mi tarde ya estaba planeada y fue mi idea en salir a comer con Itachi.

—Lamento decir esto, pero ya tengo pautada una...

—Deberías ir, Sakura —Itachi me interrumpió a media frase. Yo gire abruptamente mi cabeza para verle—. Yo puedo esperar dentro de la universidad, así que tomen su tiempo.

Yo no daba crédito a lo que escuchaba. ¿De verdad me dejaría ir? Le vi caminar hasta la entrada, me percaté que llevaba una gabardina larga, zapatos de cuero y pantalón de pinzas, a diferencia de Gaara su camisa era negra en vez de blanca. No me sorprendió haberlos confundido en un principio, ambos tenían gustos similares y caminaban con tal elegancia que cualquier agencia de modelajes los contrataría. El Uchiha desapareció detrás de las grandes puertas y yo me quede un segundo viendo la nada. No estaba molesta o decepcionada, sino confundida. No obstante no pude evitar notar que él no hizo ningún gesto de despedida.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora