Notas del autor:
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El día miércoles llegue mucho más temprano a mi primera clase. La gran habitación donde se impartiría la asignatura contaba con espacio para unos doscientos alumnos, quizás más. Los asientos de largas mesas ascendían en forma circular. Por ser anatomía una clase muy popular y frecuentada, no sólo por los residentes, sino por estudiantes de intercambio y hasta médicos graduados; la facultad tomo la decisión de ceder uno de sus grandes auditorios. La pared izquierda era de vidrio y daba al noreste, por lo que el sol no tardo en llenar de luz y brindar una acogedora y cálida atmosfera.
Comencé a subir las escaleras a lo largo del ventanal. Luego me ubique en el puesto más alto y céntrico del auditorio. De camino a la facultad me había comprado un té y unos panes de melón. No había dormido mucho la noche anterior. Mi cabeza era un desastre, estaba en un estado de ansiedad constante debido al beso de anoche que activo los sentidos y las hormonas de mi cuerpo. Ese hormigueo en mi estómago que una vez sentí por Sasuke volvió multiplicado por cien.
Comí mi desayuno en silencio, nadie había llegado aún, así que no recibiría ninguna sanción por comer en el aula. Deje que el calor del sol me abrazara, cerré mis ojos y me deje llevar. Apoyando mi mejilla sobre la mesa, me dije que sólo reposaría unos segundos.
Un gentil toque en mi hombro me trajo de vuelta de mi ensueño. Me había quedado dormida. Sentí un terror tremendo y me levante de golpe. A mi lado estaba un hombre de cabellos rojos y ojos color agua con unas ojeras inverosímil.
— ¿Te encuentras bien? —otee como sus facciones lucían preocupadas.
— ¿Qué hora es? —ignoré su pregunta y eche un vistazo a mi alrededor.
—Son diez para las ocho. La clase aún no ha comenzado.
Mi pecho se desinflo como un globo por el alivio. Sólo dormí por escasos diez minutos.
— ¿Te sientes bien? —volvió a preguntar.
—Sí. Es que no pude pegar un o... —me censuré a mí misma, pero era demasiado tarde. Le rebelé al motivo de mi insomnio, el porqué de mi agotamiento—. Estuve leyendo un libro de farmacología anoche —mi intento por explicar mi cansancio era tan insustancial que me dieron ganas de saltar por la ventana y escapar del bochornoso momento. Tome el vaso de mi té entre mis manos y di un sorbo. El líquido estaba frio y sabía amargo. ¿Por qué no caía un rayo y me partía en dos de una buena vez?
Gaara me extendió un vaso humeante de té verde. Me gire en mi asiento para verle a mi lado, sonriendo quedamente. El sol a través de la ventana brillaba detrás de él. No había burla o perfidia en su mirada. Tal vez percibió mi bochorno y me dejo estar para no hacerme sentir más incómoda.
—Gracias. —Acepte las atenciones y comencé a beber el cálido líquido.
Las clases comenzaron. La profesora Rin era muy animada y amable. Con paciencia respondió nuestras dudas, hasta las preguntas más irrelevantes las contestó con profesionalismo. Me gustaba esta asignatura, era tan emocionante, como buscar en un baúl nuevos juguetes y aprender su uso y significado. El cuerpo humano era una maravilla, tan complejo y fascinante. De soslayo capte la mirada de Gaara sobre mí un par de veces. En repetidas ocasiones deslice mi corto cabello detrás de mis orejas; dado que siempre que escribía, mi cabello terminaba sobre mi frente.
Al acabar la clase Gaara se levantó y yo observé que ese día llevaba una camisa en azul marino y un suéter tejido a medida, con botones al frente. Sus pantalones impecables de algodón y zapatos de cuero, agregaban ese estilo casual y elegante que sólo alguien acaudalado podría costear.
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Tus mentiras
RomanceLa primavera llega para Sakura cuando se encuentra con un misterioso y guapo joven de cabellos tan rojos como el fuego y mirada cristal. Los días en blanco y negro cobran color con este casual encuentro, que nos llevara a un romance a escondidas por...