Capítulo 33: Oasis

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El viernes llegamos a los oasis, el spa resource el cual nos hospedaríamos era una gran casa de tres plantas. Unos botones tomaron nuestro equipaje y nos instalaron en las habitaciones, eran habitaciones dobles, pero decidimos que únicamente necesitaríamos tres porque Ino y Sai compartirían una. Cada recamara contaba con su propio balcón, con vista al patio trasero donde se encontraba una de las tres piscinas del lugar.

Las ventanas eran alargadas y elípticas con cortinas blancas de hilo que se mecían al antojo del viento. La cama era amplia como para tres personas. El piso estaba recubierto de azulejos con patrones en naranja, beige y lapislázuli. En el techo un traga luz dejaba pasar los rayos del sol brindando un detalle mágico y acogedor. En una mesa frente a la cama estaba servido un plato con frutas frescas y agua con rodajas de limón. Habíamos llegado hacía menos de quince minutos y ya amaba este lugar.

Entre al baño el cual se hallaba cerca de la entrada, era gigante, con una tina hecha en azulejos a un extremo y una regadera al otro y en el centro el lavamanos. Para mi sorpresa si necesitaba usar el inodoro debía abrir una puerta a un lado de la regadera, este estaba aislado en su propio cubículo. Yo asentí en aprobación, admito que me agradaba la idea de tener extra privacidad.

Volví a la habitación y salí a la terraza, a mi derecha Matsuri estaba viendo todo el lugar emocionada desde su terraza, y a su derecha Ino y Sai hacían lo mismo pero con un poco menos de fascinación. El viento soplaba contrarrestando el ardiente clima del día. Me gustaba la vista, alrededor de la piscina se alzaban algunas palmeras. Vi a varias personas nadando y meseros con bandejas en mano sirviendo bebidas en colores vistosos.

Todos fuimos al lobby para recibir un tour por las instalaciones, uno de los administradores nos mostró donde podríamos encontrar cada sala de relajación, sauna, jacuzzi, masaje, tratamiento facial, masaje bajo arena, comedor, además de mostrarnos las piscinas naturales. Acordamos que hoy exploraríamos lo que deseásemos y nos encontraríamos para cenar juntos. Matsuri fue por un masaje a base de chocolatera en el cual le prometían una piel tersa y extra suave al terminar, yo me reí por la idea, pero pensé que iría mañana sólo para no quedarme con la curiosidad. Ino y Sai tomaron una sesión completa de masaje y tratamiento facial. Me imagine a Sai con una mascarilla verde y dos rodajas de pepino en cada ojo, aunque sabía que lo hacía por complacer a Ino que por voluntad propia. Yo escogí un masaje bajo la arena, Gaara me lo recomendó y después de leer al respecto, aprendí que este ayudaba a la circulación del cuerpo y relajación de los músculos.

Decididos sobre lo que cada quien quería, cada uno nos dirigimos a recibir nuestros tratamientos, durante mi sesión di mil gracias por este regalo, no quise pensar en lo que debió costarle a Gaara y sus hermanos darme semejante presente, pero debía agradecerles. No sabía lo agotado y tenso que estaba mi cuerpo hasta que las manos del masajista comenzaron su faena, mis hombros, cuello y tobillos eran los que más dolor me producían en un comienzo, pero luego de que la sangre comenzara a circular, cada apretón era más placentero. Me quedé dormida a mitad del tratamiento, desperté con un suave toque en mi hombro, me senté de golpe y algo de arena entro en mi boca, el masajista trato de calmarme y decirme que todo estaba bien, quedarse dormido era muy normal.

Yo me disculpe ignorando sus palabras, me levante y coloque una bata de baño para irme a mi habitación donde me duche, al salir más fresca y relajada como nunca antes, me senté en la cama para revisar mi teléfono, tenía un mensaje de Gaara.

—Hola Sakura, espero que hayan llegado bien al resource. ¿Ya has recibido alguno de los tratamientos que ellos ofrecen?

Yo sonreí y respondí mi experiencia con el masaje bajo arena. Él se alegró de que yo tomara su consejo. Gaara me pregunto qué planeaba hacer al día siguiente, le confesé que no lo había pensado, pero se me ocurrió ir al pueblo más cercano, había escuchado que vendían variedades de cosas, artesanías y souvenir. Además de que ofrecían atracciones exóticas como encantamientos de serpientes y lanzamiento de cuchillos.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora