Capítulo 36: Akatsuki

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Temporada 4


Era la tercera noche en aquel lugar, desperté con dolor en mi cuerpo y el llanto de un bebé. Todo estaba oscuro, no sabía qué hora era o dónde me encontraba. El maniático de Hidan o el hombre esqueleto; como yo le había apodado, me ato con esposas en la manos y un grillete al tobillo, este último consistía en una pesada cadena de metro y medio que nacía desde el medio del cuarto, pegada al suelo con cemento.

El lugar era de unos tres por tres metros. Yo dormía en un colchón en el suelo, había un inodoro y lava manos en la pared opuesta. Bebía agua del grifo, alguien me dejaba unos alimentos una vez al día. Hidan vino una vez a verme, estuvo molestándome con amenazas de usarme como ofrenda para su Dios Jashin-sama.

Me senté en mi catre lentamente, mi cuerpo me dolía por falta de movilidad. Volví a escuchar el llanto, busque con el oído. Provenía de la habitación contigua a la mía, pensé que estaba alucinando porque el llanto paro de repente. Me levante tambaleante en busca del lavamanos, al encontrar el grifo lo abrí para lavarme el rostro y mojarme el cuello; bebí algo de agua, mis muñecas estaban unidas a unas esposas, pero aun así lograba asearme un poco.

La herida en mi cuello sangraba a menudo, sin embargo logre mantenerla limpia y cubierta con la cinta que me regalo Itachi; podía lavarla y volverla a colocar. No veía absolutamente nada, pero no necesitaba de la luz para saber que yo lucia horrible. Quise llorar como lo hice el primer día, llore y llore hasta quedarme dormida, aunque hoy no tenía las fuerzas.

¿Cómo era posible que pasara de estar disfrutando de unas hermosas vacaciones con la mejor compañía a estar en el completo infierno? Me devolví a mi cama, estar sentada me permitía descansar la pierna derecha, esta me dolía por llevar el grillete oxidado y pesado. Con ayuda de unos trozos de tela de mi vestido, logre aislar el metal de mi piel porque de recibir algún corte o herida, contraería tétanos.

Apoye mi espalda sobre la pared, alce mi rostro y suspire con pesadez. ¿Cuánto tiempo me tendrían aquí? ¿Me encontraría Gaara? Pensar en él me hizo escocer los ojos, verle tan impotente y desconsolado al momento de que Hidan me raptara me mortificaba. De seguro estaban buscándome hasta en la última piedra del desierto. Aunque no sabía dónde me encontraba, sentía que era en algún bosque. La humedad en el aire más el calor infernal eran típicos de zonas tropicales. No percibía salitre en el ambiente así que descartaba alguna zona costera.

Pase el día recapitulando la información que sabía, me hallaba en algún sótano, no había ventanas, y el olor a tierra remarcaba mucho, lo que me hacía concluir que me localizaba en una especie de guarida debajo del suelo. A veces escuchaba pasos afuera, iban y venían, como pisadas silenciosas. Mi corazón se alarmaba, pedía internamente que no fuera Hidan.

Permanecí horas estando sentada, en algún momento de cansancio me deje caer de lado en el colchón. No había ni una sábana o manta, pero con el calor que hacía no necesitaba nada de eso. Mis pies estaban descalzos, lo único que llevaba encima era mi ropa interior, vestido y la cinta que me obsequio Itachi. ¿Ya le habrían contado sobre mi secuestro? Seguro que sí, Ino le contaría a Kakashi-sensei y él le informaría a la policía ¿Me estaría buscando?

Mientras pensaba en el Uchiha alguien abrió la puerta, yo alce mi rostro y entrecerré la mirada porque la luz mortecina que provenía del pasillo afuera me deslumbraba, apenas alcance a ver una figura alta y masculina ¿era Hidan?

"Por favor no, que no sea él" pensé con miedo.

El hombre dio unos pasos adentro de mi celda y se puso en cuclillas para verme mejor al rostro. Yo le reconocí de inmediato. Él era Mukade el guardia de la familia Hyuga que me chantajeo para obtener mi número telefónico. ¿Qué demonios hacia él aquí?

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora