Capítulo 35: No otra vez

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—La palabra amor a tenido muchos significados en mi vida —él alzo su mano para colocar unos mechones de mi cabello detrás de mí oreja—, pero en esta ocasión puedo decir con toda franqueza que el significado que concibo para esa palabra es el más puro y honesto de todos. —Yo le advertí fijamente. —Te amo Sakura —explaye mi mirada—. Por favor no te asustes ni te mortifiques en responder a mi confesión. Te amo sin ataduras, sin compromisos, porque es la absoluta verdad en este mar de mentiras que yo cree.

....

Yo entrecerré mis parpados, sus palabras calaban hasta el núcleo de mi alma. En vez de replicar me doble hacia delante para besarle. En mi fuero interno el baúl de nuestros recuerdos cuando comenzamos a salir se abrió mostrándome cada preciada remembranza. Nuestro primer beso, nuestra primera reconciliación después de nuestra primera discusión, nuestro viaje en tren, nuestra primera vez, nuestra cena en mi balcón, nuestro encuentro luego de la separación, nuestras llamadas telefónicas y mi visita a su hogar.

Sus manos estaban a cada lado de mi rostro, nos separamos unos centímetros, sus pulgares comenzaron acariciar mis mejillas. Yo lisonjee el tatuaje de su frente, me dolía conocer esta triste parte de su vida. Si tan sólo le hubiese escuchado aquella vez en la estación de tren, si le hubiese dejado explicarme su pasado. Él sufrió por mi culpa, yo le lastime, ahora comprendía porque todos insistían en hacerme recapacitar, Temari me busco para defender a su hermano, y con toda la razón. Fui una intransigente, mi forma de pensar era tan infantil ¿cómo pudo Gaara enamorarse de mí?

— ¿Qué sucede Sakura? Por favor no estés triste. Lamento que mi historia te hiciera sentir mal.

—No, Gaara —negué—. No es tu culpa, es mía —intente explicar pero un nudo se formó en mi garganta.

Él me abrazo y yo oculte mi rostro en su clavícula. Aprecie su olor, aquella colonia impregnada en su piel, Gaara era cálido y sus brazos eran como el amparo que ofrece un hogar. Unas lágrimas corrieron por la esquina de mis parpados, cayendo en la piel de Gaara. Quería pedirle perdón, pero eso únicamente le pondría triste. Inhale causando el típico ruido de mucosa antes de encararle. Sus ojos me advirtieron expectante, sus pulgares limpiaron los rastros de lágrimas antes de que yo comenzara a besarle. Él no protesto y me concedió lo que yo buscaba. Sus manos resbalaron hasta mi cintura ayudándome a colocarme a horcadas sobre él, quería sentirle, deseaba decirle lo mucho que sentía no escucharle aquella vez en la estación. Busque su lengua con la mía, percibí como su miembro se encontraba erecto de nuevo. Sus manos me apresaron la cintura para alzarme ligeramente. Percibí como nos volvíamos uno de nuevo, y deje escapar un gemido, sus labios comenzaron a comerse mi cuello en besos.

—Te amo —le escuche decirme, cuando su cadera aumentaba el movimiento.

Yo me separe de él para sentarme, mis manos se apoyaban en su abdomen. Él enterró sus dedos en mis muslos para ayudarme a sincronizar sus movimientos con los míos. El placer que nacía de nuestra unión me llenaba de una euforia que parecía correr por mis venas. Necesitaba decirle con mi cuerpo lo mucho que le extrañe y lo feliz que me hacía estar con él.

.....

Esa mañana pedimos el desayuno en la cama. Ninguno de los dos deseaba salir, Gaara lucia tan radiante que me hacía curvear una sonrisa cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Le escribí a Ino que estaría ocupada durante la mañana. Ella se burló diciendo que ya todos daban por sentado que nosotros no saldríamos de la habitación por el resto del día. Yo me sonrojé, era obvio lo que Gaara y yo hacíamos, pero luego me eche a reír cuando Ino me recordó protegerme o terminaría teniendo una hermosa creatura de ojos verdes y cabello rojo. La idea me resulto un tanto extraña, yo no pensaba quedar embarazada pronto, pero ¿Cómo sería un hijo de Gaara y mío? ¿Tendría el color de mi cabello o el de él? ¿Los ojos serian una mezcla de los nuestro? ¿Cómo sería en carácter? ¿Un niño o una niña?

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora