Capítulo 41: Noticia imprevista

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Era sábado y me darían de altas hoy. Shizune vino a verme, ella había estado al pendiente de mí, me pauto una cita con el psicólogo porque ella aseguraba que yo podría caer en una crisis por todo lo ocurrido. No quise negarme y acepté hablar con el psicólogo.

Todos en el hospital se sentían mal por mí, y en cierto modo eso me molestaba, entendía que ellos se preocupaban pero no necesitaban mirarme con lastima cada vez que me veían caminar por el pasillo. Después de lo ocurrido con Sasori algo cambio en mí, no me percate de ello sino después de mi ruptura con Itachi, esta no fue tan dramática como la de Gaara aunque me dolió profundamente, había cambiado para bien o mal mi forma de ser, mi antigua he inocente yo ya no existía. No sé si sea algo bueno, no me convertí en una roca pero veía las cosas diferente, las sobrellevaba más lógicamente que sentimentalmente.

Mientras pensaba, comencé a vestirme con la ropa que Ino me trajo días atrás. Naruto llegaría en cualquier momento y él me prometió ir a hablar con Itachi. Hacía ocho días que no lo veía desde nuestro encuentro en el río. Mordí mi labio inferior al recordar nuestra unión. Pensé en como su mirada lucia diferente esa noche, no había máscaras; podría ser el mejor mentiroso del planeta aunque yo sabía que decía la verdad cuando me confeso su pasado y sus sentimientos por mí.

Escuche que alguien tocaba la puerta, al invitarle a pasar observe a mi amigo Naruto entrar, llevaba traje y corbata muy formal para una visita casual al hospital.

— ¿A qué se debe tanta elegancia? —dije mientras me colocaba algo de brillo en mis pálidos labios y mientras lo hacía observe en el espejo la venda alrededor de mi cuello.

—Sakura-chan —su voz condescendiente me puso en alarma, yo alce la mirada para verle.

— ¿Qué sucede?

—Itachi será llevado a la corte hoy, me han encargado escoltarle. —Naruto lucia triste.

—Pensé que era mañana ¿Podre verle antes de que lo lleven a la corte? —no quería especular en la perspectiva de que él fuera hallado culpable. No necesitaba más caos, únicamente deseaba verle.

—Sí —dijo mi amigo—. Si estás lista puedo llevarte en este momento.

Yo asentí y le seguí fuera de mi habitación. Nos encontrábamos en el piso tres, Itachi se hallaba en el piso ocho. Especule en el hecho de que le tuvieran en el último piso para evitar que él se fugara por una ventana. Abordamos el ascensor en completo silencio. Al desabordar miré a ambos lados del pasillo, todo parecía desolado, no vi ni enfermeras o pacientes.

—Sakura-chan, por aquí. —Naruto me guio a la derecha.

Caminamos y luego doblamos otro recodo a la derecha. En este pasillo vi a dos uniformados celar una puerta. Esa debía ser la habitación de Itachi. Naruto hablo con ambos guardias, estos me echaron una ojeada y dieron un paso de lado para dejarme pasar.

Naruto se quedó afuera, en el fondo se lo agradecí. —Tienes veinte minutos Sakura-chan —agrego antes de cerrar la puerta tras de mí.

La habitación debía de ser para cuatro pacientes. Dos a la derecha y dos a la izquierda, entre las camas habían cortinas para regalar un poco más de privacidad, la pared frontal a la puerta daba a una ventana, la cual este día se hallaba bloqueada con unas barras de metal. Me dio mucha rabia ver como trataban a Itachi.

Apreté mis nudillos mientras caminaba. Mire a mi derecha en el primer espacio, moví la cortina y no vi a nadie, luego a mi izquierda, nadie.

—Itachi —le llame.

Escuche un ruido en la esquina izquierda. Camine y abrí la cortina con cuidado, él estaba sentando en la cama, con traje y corbata igual que Naruto.

Itachi volteo a verme, su mirada bacilo un segundo antes de cobrar la compostura impávida que le caracterizaba. Yo di tres pasos para quedar frente a él y abrazarlo, quería sentirle de nuevo, saber que estaba bien y lo ocurrido en el rio no fue un sueño.

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora