Admiré sus pectorales, como si fuera la primera vez, deje que mis dedos le inspeccionaran. Sobre su hombro derecho se encontraba una cicatriz grande, mostraba un rojo pálido, indicio de que seguía recuperándose. Yo le toqué con la yema de mis dedos, esta era algo uniforme de forma redondeada y abultada.
— ¿Tuviste complicaciones en la recuperación? —pregunte sin dejar de tocar la cicatriz.
Él no contesto y comenzó a besarme en el rostro. Yo le rodee el cuello guiándolo hasta mi cuello.
—Puedes hacerme las preguntas que desees más tarde —me susurro cerca del oído—, porque por ahora solo concentrémonos en la examinación.
....
Yo sonreí. Gaara comenzó a besarme en la boca, una de sus manos viajo desde mi cuello, bordeando mis pechos, amoldándose a mi cintura hasta detenerse en mi muslo derecho. Esa misma mano subió deslizándose por debajo de mi vestido. No fue directo a mi parte intima sino al lado opuesto mis glúteos, ahí me elevo un poco hacia arriba mientras él reclinaba su cadera sobre mi entrepierna.
Su lengua reproducía pequeños círculos que elevaban mi deseo. Yo deje mis manos que se arrastran a lo largo de sus costillas y delgada cintura. Desabotone su pantalón y baje su cremallera para ver que tan inflamado estaba su miembro debajo de la roba interior. Deje que una de mis manos acariciara su sexo sobre la tela. Gaara dejo caer su frente sobre mi hombro, su mano izquierda soportaba parte de su peso mientras la derecha se aferraba a mi muslo.
Le acaricié repetidas veces, mi mano libre la coloqué detrás de su cuello, enterrando mis dedos en su cabello. Escuche como su respiración se volvía pesada y profunda. Apenas comenzábamos y él parecía entrar en un pre-orgasmo.
Deslice mis dedos dentro de su ropa interior para tomar su miembro, este estaba erecto y húmedo en la punta. Su mano, la que apretaba mi muslo se movió para envolver mi mano y así guiarme en un subir y bajar. Esto lo repetimos insistentemente, más rápido, más profundo. Su rostro seguía sobre mi hombro. Yo le busque para besarlo, tenía los ojos cerrados, aprecie el rubor en sus albinas orejas, él intentaba contenerse, pero yo no le daba tregua. Le bese apasionadamente, sin dejar de atender su sexo. Él me besaba entre gruñidos, mi lengua le inspecciono hambrienta, él coloco ambos codos a cada lado de mi cabeza, yo me ayude con ambas manos para que alcanzara la cupiste del placer.
— Sa...kura — dijo apenas antes de eyacular sobre mí.
Debo admitir que el esperma salió con tanta presión que algo de este cayó sobre mi barbilla. Yo me sorprendí, y Gaara quien tenía los ojos cerrarlos al abrirlo comenzó a disculparse. No pude evitar reírme, me limpié con la sabana. Antes de que el Kazekage comenzara con su ronda de disculpas nuevamente, le calle con un beso. Entonces le empuje sin dejar de besarnos para colocarme a horcajadas sobre él.
Sus manos me sujetaron de la cintura. Alzándome comencé a quitarme el vestido este terminó en algún lugar de la habitación, seguidamente mi brasier. Únicamente conserve mis pantis. Sentí como Gaara halaba con sus propias piernas el pantalón y ropa íntima para sacarlo y empujarlo fuera de la cama. Ninguno de nosotros tenía la intensión de jugar al romanticismo. Bien podíamos ir más despacio, acariciarnos, susurrarnos cosas románticas, pero lo cierto era que mi hambre y la de él llegaban a un punto donde sexo era lo único que deseábamos.
Sus manos surcaron desde mis hombros hasta llegar a mis pechos. Sus dedos atendieron la areola de cada uno. Yo gemí mientras echaba mi cabeza hacia atrás, mis manos se apoyaban sobre sus muslos. Gaara se sentó para besarme, su boca busco mis labios y unos segundos después lamio mis pechos, mordiendo gentilmente el ápice de cada uno. En mi zona intima la humedad era exuberante y por suerte para ambos, mis pantis se desataban a los lados, yo busque con mi mano el lazo para desanudarla, pero no lo hallaba, mi mente se encontraba nublada por placer. Una de las manos de Gaara me ayudo y sin hacerse esperar lo desate. Sin aquella prenda de por medio, mi cavidad percibió el inflamado miembro de Gaara. Hacia unos minutos él tuvo un orgasmo, pero de eso ya nadie podía atestiguar porque esa parte prácticamente palpitaba por más.
ESTÁS LEYENDO
Tus mentiras
RomanceLa primavera llega para Sakura cuando se encuentra con un misterioso y guapo joven de cabellos tan rojos como el fuego y mirada cristal. Los días en blanco y negro cobran color con este casual encuentro, que nos llevara a un romance a escondidas por...