Capítulo 27: Vidrio delgado

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La bebe me miro con sus albinos ojos, su cabello aunque escaso, brillaba bajo la luz del día en un azabache heredado de su padre. Era aún muy pequeña para especular qué otros rasgos había heredado la bebe de sus padres, pero sin duda alguna sería una hermosa niña, que seguramente le causaría dolores de cabeza a su padre cuando se volviera una adolescente. Me reí internamente al imaginarme a Neji echando a tierra cualquier plan que la pequeña Tori tuviera con algún joven de la villa.

Yo tenía a la bebe en mis brazos, debido a mi nueva posición en pediatría estaba más que familiarizada con los infantes. Le di mi dedo el cual apretó en su manita, diminuta cosita con pequeños deditos. Quería besarla en toda su carita, pero sabía muy bien que a un bebe no se le debía besar, aún era muy pequeña por lo que su sistema inmunológico no estaba desarrollado. Los besos pueden ser mortales para una bebe de corta edad.

Ino Hablaba con Ten-Ten e Hinata. La primeriza narraba el proceso de parto, Ino parecía inmune sin embargo Hinata intentaba mostrarse valiente, sobre todo en la parte en que Ten-Ten sintió como sus músculos se desgarraban al dar a luz a Tori-chan. Creo que la expresión que uso fue "una sandía estancada entre sus piernas"

Vi a Tori-chan y arrugué la frente en desacuerdo con Ten-Ten, la pequeña no tenía una cabeza tan grande, su tamaño no llegaba ni a un melón.

—Creo que exageras —dije a Ten-Ten— ¿Verdad Tori-chan? —agregue mientras estiraba los labios hacia delante y hacia vocecita consentida.

—Espera a que tengas el tuyo y ahí me dirás si exagero —rebatió Ten-Ten.

—Tu mami es muy dramática —dije a la bebe con la vocecilla.

Tori-chan se rio mostrando sus encías. De nuevo quise besarla, aunque en vez de eso la devolví a su madre. Ella era demasiado hermosa y yo apenas lograba contenerme para abrazarla más fuerte.

Una mujer vestida con yukata y expresión dura entro a la habitación. Sus modales eran puramente los de una sirvienta que conocía el protocolo de las viejas costumbres al pie de la letra. Al deslizar el panel, la mujer yacía sentada sobre sus talones, y cuando hablo se refirió a Ten-Ten con una reverencia comunicando que la hora de visita ya estaba por terminar.

Hinata y Ten-Ten se disculparon por no contar con más tiempo, y prometieron que la próxima vez la visita sería más duradera. Así que Ino y yo nos despedimos de Ten-Ten y luego Hinata nos acompañó hasta la entrada de la casona.

Mientras salíamos, vi a Mukade el vigilante alto que nos ayudó a infiltrar a Naruto. Al pasarle por un lado le salude con una leve inclinación de cabeza, él me vio algo nervioso; con el sonrojo en las mejillas me devolvió el saludo de igual forma.

—Creo que le gustas a alguien —comento Ino en broma mientras nos alejábamos de la gran casona.

—Que puedo decir, soy encantadora —dije siguiéndole el juego.

....

Marzo llego y con este las vacaciones. Era sábado y tenía una cita con Itachi. Yo llegue al café que él me invito, el día estaba fresco y el sol bañaba todo en la aldea. Yo llevaba una casaca de primavera, franela, jeans y zapatos deportivos todo a juego entre blanco y verde claro.

Itachi estaba sentado en el café, lucía una franela de algodón negra, y pantalones jeans con botines negros. Verle tan casual hizo que mi corazón se acelerara un poco. Era como descubrir una nueva faceta de él. Su cabello iba atado con una cola baja, unos lentes de sol guindaban del cuello de su franela. Ese detalle me gusto.

Le saludé y me senté frente a él. Ya más de cerca constate unas leves ojeras que acentuaban aún más aquellas marcas que iban debajo de sus ojos ¿no había dormido bien?

Tus mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora