Capítulo 15

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En Vadinia, cada familia tenía un don especial que, dependiendo del lugar en donde nacieran los hijos, tenían una inclinación sobre si la herencia pasaba a la mayoría de los miembros masculinos o femeninos. Septentrión y Meridión tenían la tendencia a heredar sus dones a las mujeres mientras que Ocaso y Oriente transmitían sus dones a los hombres. Se creía que en el Centro funcionaba por igual y a muchas parejas les gustaba dar a luz ahí.
A pesar de la variedad de dones que existían entre las familias de la isla, y de que parecían evolucionar con cada generación, solo había una que no poseía ningún don y estaban destinados a ser los únicos que se mantuvieran como "puros"; como un recordatorio de lo que obligatoriamente debía existir dentro de su atolón. Esa era la tradición y se había mantenido desde siempre. Se dictaba que a la familia con descendencia libre de algún don sanguíneo se le otorgaba el poder de gobernar.
La familia Ferren llevaba años en el trono y se aseguraban de seguir heredando la corona a su familia. Cada rey y reina era elegido por su familia de acuerdo al primer hijo o hija que se casara y muy pocos habitantes llegaban a estar en desacuerdo, solían mantenerse en solidaridad y ser partidarios. El único requisito para gobernar era no poseer don alguno por lo que, de igual manera, nunca se había conocido a ningún miembro de la realeza con un poder sobrenatural.
Noli conocía en donde se ubicaba la mayor concentración de dones. También sabía sobre varias familias de sus amigos por lo que estaba familiarizada con ver a la gente cuando hacía uso de su poder y siempre había tenido interés por saber como lo invocaba cada uno, principalmente para conocer si algo pudiera servirle a ella. A pesar de todo, mirar de cerca a un diseñador usar sus dones le resultaba algo alarmante... especialmente cuando la persona en cuestión no debería poder hacer tal cosa.
Marcus miraba atentamente a Lukas y Noli no sabía cómo reaccionar. No esperaba nada de lo que estaba pasando.
¿Quién alguna vez espera ver a un príncipe usar dones de diseñador?
Lukas terminó pasando sus manos sobre su camisa y cambió el color para que fuera azul y su pantalón negro. Las facciones de su cara seguían siendo un poco parecidas, aunque verlo en otros tonos lo cambiaba drásticamente.
-Ahora tú -dijo Lukas con las manos extendidas hacia Noli. Marcus se interpuso en su camino y Noli se escondió detrás de él-. No pasará nada, después volverán a la normalidad.
-¿Por qué no nos dijiste que podías hacer eso? -dijo Marcus con una voz diligente.
Noli todavía se sorprendía cuando hablaba así, no era muy común. Ella todavía seguía detrás de su amigo, pero ya no parecía estar escondiéndose.
-No quería arruinar la oportunidad de aparecer como un salvador -dijo con una sonrisa malvada.
Oyeron voces fuera del callejón, los guardias estaban empezando a arremolinarse cerca de ellos. Noli meditó la situación un segundo y después se dirigió hacia Lukas.
-Esta bien, hazlo -dijo y dio un paso hacia adelante. Lukas sonrió y comenzó a elevar sus manos-. Sólo la ropa -se apresuró a decir.
Lukas bajó sus manos y las acercó a su escote a una distancia prudente, hizo movimientos como si la estuviera acariciando en el aire y Noli sintió que se calentaba el aire. Su vestido comenzó a adquirir un color azul turquesa y las manchas se suciedad iban desapareciendo.
-¿Me estas limpiando? -le preguntó sin apartar la mirada de su ropa.
-No, solo estoy rellenando las manchas con color. No puedo borrar la repugnancia, solo la intento ocultar un poco.
Noli intentó no hacerle caso a su insulto y dejó que terminara. Luego se volteó hacia Marcus y cambió su traje negro por uno color verde menta con lo cual lo hizo sonreír. También arregló un poco sus ropas para que no se vieran desgarradas.
Lukas observó su trabajo y les dijo:
-Aún con la ropa, sería sencillo que nos reconocieran dado que han visto nuestras caras, así que también debo hacerles algunos cambios -Noli abrió la boca parra discutir pero Lukas la interrumpió-. No vale la pena arriesgarnos de esa manera.
-Más te vale que sepas lo que haces, ¿has tenido práctica antes? -le preguntó Noli.
-Descuida, tu rostro quedará como antes. Practico todos los días si eso te reconforta.
Movió sus manos casi de la misma manera en que lo hizo antes solo que frente al rostro de Noli y ella creyó respirar parte de su dones. Terminó con ella y se giró hacia Marcus.
-A ese ojo morado no le puedo quitar la hinchazón, pero sí lo puedo poner al tono de tu piel -ofreció, y Marcus accedió.
Noli lo miraba atónita mientras trabajaba, además de que se veía muy diferente y no precisamente por los colores de su cuerpo. Quería hacerle muchas preguntas sobre tantas cosas de ese día. Y lo haría en otra ocasión... si la tuvieran.
-¿Estas seguro de que no nos reconocerán? -dijo Noli escéptica.
-Nos ubicaron lo suficiente con nuestras ropas, aunque no tanto por las caras -Noli levantó una ceja-. Bueno no para ustedes -aclaró-, pero nos buscarán más por el color de nuestras ropas, créeme sé cómo trabajan los guardias.
Noli miró a Marcus y supo que él creía en Lukas, sabía que estaba de acuerdo y, si él estaba de acuerdo... ella también podría intentarlo.
Comenzaron a andar hacia la salida, Noli iba en medio de ambos y entrelazó cada brazo con el suyo. Ahora iban juntos hacia el peligro.
Salieron como si fueran simples amigos que acababan de divertirse en un rincón oscuro donde nadie podía verlos.
Caminaron por la calle y, en efecto, notaron que había varios guardias rondando. Noli los sujetó más fuerte y los atrajo hacia ella. Le había devuelto su saco a Lukas y sentía que se congelaba.
Al pasar bajo una luz, dos guardias los observaron sin decir nada, pero pronto comenzaron a escuchar pasos que parecían seguirlos y conforme avanzaban, se oían más fuertes. Noli sabía, sin voltear atrás, que los estaban siguiendo. Volteó en dirección a Marcus y le dio una mirada conspiratoria. Marcus los guió hacia un almacén.
-¿Qué hacemos aquí? -susurró Lukas.
-Silencio, vienen detrás de nosotros.
Con toda la sutileza que pudo, Noli intentó abrir la puerta, pero no podía hacerlo sin delatarse. Había un grupo de guardias detrás de ellos.
-¡Deténganse allí! -gritó un hombre a sus espaldas haciendo que Marcus y Lukas se dieran la vuelta-. ¿Qué hacen y de dónde vienen?
Marcus respondió.
-Nada, mis amigos y yo venimos de la fiesta del rey y ya estamos bastante cansados así que los invité a quedarse aquí -dijo en un tono tranquilo.
Noli, a sus espaldas, intentaba abrir la puerta, pero la cerradura era moderna y le estaba costando hacerlo de un modo discreto.
-En ese caso -dijo un guardia que dio en paso hacia adelante-, ¿en dónde los dejó su carruaje?
Noli se estaba poniendo nerviosa y no lograba abrir la cerradura, necesitaba más tiempo.
-Es una estupenda noche como para desperdiciarla viajando en carruaje -explicó Lukas.
-Hemos estado recorriendo la zona a pie y no los vimos pasar por ningún lugar más que por ese callejón y, a menos que los callejones sin salida ahora tengan una, no hay manera en que puedan llegar desde ahí.
Noli evaluó las oportunidades: tenían un grupo de guardias que sospechaban sobre ellos, no tenían armas y en cuanto se acercaran lo suficiente podrían fácil mente llevárselos. Entendió lo que debía hacer.
-¿Y esa chica qué está asiento ahí? Si van a entrar deberían de poder abrir la puerta.
Noli cerró sus manos en puños antes de girarse hacia los guardas. Contó cinco de ellos y los observó con detenimiento antes de hacer su movimiento. Se abrió paso entre Marcus y Lukas, atrayendo la mirada de todos los centinelas mientras tocaba esa parte interior que pocas veces le respondía. A pesar del frío que se notaba en su cuerpo, todavía podía hacer algo.
Levantó ambos brazos frente a ella y, cuando abrió los puños, los guardias fueron atraídos, por su fuerza, hacia el suelo. El interior de sus uniformes tenían una parte metálica que les cubría el torso y que ayudó a moverlos. Comenzaron a zarandearse y soltar exclamaciones, pero no podían levantarse. Escuchó a sus espaldas que Marcus rompía una ventana y se metía en el almacén para abrirles la puerta desde dentro.
-Suéltalos ya -le indicó Lukas.
Noli seguía con las manos en la misma posición y fue retrocediendo. Los tres resoplaron aliviados cuando estuvieron dentro, pero los guardias comenzaban a moverse.
-Tiene que haber otra salida -dijo Marcus y fueron desplazándose por la oscura habitación llena de cajas mientras escuchaban a los guardias intentar abrir la puerta. Tenían unos cuantos segundos de ventaja antes de que los atraparan.
El espacio estaba ocupado casi en todo su límite y buscar una salida en un lugar desconocido no les favorecía. Noli se sobresaltó cuando escuchó la puerta abrirse, dándole paso a los guardias.
-Por aquí -escuchó a Lukas decir e intentó ir en la dirección en que pensaba que provenía su voz.
Marcus y Lukas estaban en los pies de una escalera y no se detuvieron a hablar sobre dónde los llevaría. Subieron rápidamente y los guardias escucharon sus pasos.
-¡Atrápenlos! -se escuchó el grito de un guardia.
Los escalones se acabaron y vislumbraron una puerta. Tan pronto como Marcus la pateó esta se abrió y salieron nuevamente a la oscuridad nocturna, justo sobre el techo de la propiedad.
-¿Dónde estamos? -preguntó Marcus.
-Eso no importa. Síganme -dijo Noli mientras sujetaba las faldas de su vestido para poder saltar a la construcción adyacente que estaba lo suficientemente cerca como para que pudieran saltar con facilidad al tejado.
Recorrieron los techos, saltando entre uno y otro para llegar al siguiente con los guardias siguiéndoles el paso. Noli sabía que estaban a poca distancia de llegar a un lugar donde podrían perderle el rastro a los guardias, pero pronto algo la atrapó por detrás de su ropa y le impidió saltar. Tenía una espada clavada en el vestido, enterrada sobre el techo. Estuvo a poca distancia de haberse incrustado en su pierna. Marcus y Lukas intentaban zafarla, pero estaba hundida. Noli se quedó muy quieta, los guardias estaban a pocos metros de ellos.
-Dos casas después de esta encontraran un techo formado por puras láminas de colores, bajen por ahí y quédense en la oscuridad -les indicó.
-No vamos a dejarte aquí -dijo Marcus.
-Sí lo harán. Si nos atrapan a los tres estaremos perdidos, háganlo ya -los empujó por la espalda y, a regañadientes, atendieron lo que decía.
Noli miró con furia a los guardias y recibió una mirada equivalente. Tomó con ambas manos la empuñadura de la espada y la sacó sin complicaciones. Alzó el arma sobre su cabeza y las armas de los guardias fueron atraídas por la que ahora tenía ella, como con un efecto magnético. Los hombres se veían sorprendidos y se detuvieron. Noli bajó la espada y sujetó lo que había atraído con ambas manos. Los miró y esperó.
Uno de los guardias, el que parecía liderarlos, le lanzó una mirada desafiante que ella interpretó como derrota. De pronto, apareció una persona sobre el techo donde se encontraban los guardias desarmados.
-¿Quiénes son ustedes? -gritó una mujer con voz aguda y con una escoba en mano.
-Permítame que le dé una explicación sobre esta situación, mi señora, verá nosotros...
-No me interesan lo que hagan -lo interrumpió-, no puede ser que no tengan respeto por los lugares de descanso de los demás -comenzó a golpearlos con su escoba y fueron bajando por donde ella había subido.
Cuando el último guardia miró en dirección hacia Noli, ella ya no estaba.

Sangre y lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora