Capítulo 40

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No les podía fallar y eso le preocupaba. Si no conseguía una respuesta afirmativa, no sabía a quien más podría recurrir.
Con los nudillos golpeó levemente a la puerta frente a ella y, mientras esperaba, deseó haber llevado suficiente dinero.
Marcus había dicho que necesitarían la ayuda de un ilusionista si realmente querían que Benalio les diera información útil. Lukas refunfuñó varias veces, pero al final aceptó con tal de que él no tuviera que vérselas con ese tipo de personas. A Noli no le sorprendió que lo dijera cuando regresó a su habitual actitud.
Ella había ofrecido buscar a alguien nuevo, alguien que no los conociera, pero al final tomaron la decisión de que sería mejor con una persona de confianza. Y, sobre todo, que fuera discreto.
Urlo abrió la puerta y le sonrió, sorprendido.
-Ya extrañaba verte por aquí.
-Menos mal -le contestó.
Después de acomodarse dentro de su oficina, Noli carraspeó.
-Necesito un favor -declaró sin rodeos-, uno grande, que no tiene que ver con las cosas que has podido conseguirme.
-¿De qué se trata? -dijo cruzándose de brazos.
-Necesito que me ayudes a persuadir a una persona para que pueda soltar algo de información.
Urlo alzó una ceja del mismo tono oscuro que su alborotado cabello.
-Es una persona... complicada de convencer. Y necesito que tú lo hagas.
-¿Qué me darás a cambio?
Noli tanteó su bolsa y el fajo de dinero que le había dado Lukas.
-Tú dime el precio.
Urlo se rascó la barbilla y miró a la nada.
-Solo tendría que hablar con alguien, ¿cierto? -Noli asintió-. Y ese alguien, ¿cómo lo encuentro?
-Descuida, no irás solo. Un amigo te acompañará, incluso será él quien hará las mayores preguntas, tú solo tienes que mirar al otro tipo a los ojos y hacer... -movió las manos con desdén- lo que sea que hagas para que las personas accedan a hablar.
-¿Quién irá conmigo? ¿Marcus? -preguntó muy animado.
-Sí -respondió extrañada-. No sabía que lo conocieras.
-Oh, no lo conozco, pero los he visto a ustedes dos juntos y... lo supuse -un leve rubor cubría sus mejillas-. Pero volviendo a lo nuestro, puedo hacerlo sin necesidad de dinero. Bueno, no directamente hacia mí.
-¿Qué quieres, Urlo?
-Consigue que Marcus Arrieta pague mi cena y lo haré -declaró con seguridad.
-¿Sólo eso?
-Es todo lo que pido. Eso y que Marcus se quede a hacerme compañía.
Noli notó a lo que se refería y asintió.
Claro que iba a costarle convencer a su amigo, pero no tenía muchos motivos para negarse y Noli sentía que tenía la ventaja.
-Te veré el lunes -concluyó.

***

Lena había llegado más temprano de lo esperado para revisar a la madre de Noli y eso la emocionó.
Su padre seguía en la herrería lo cual le permitía entrar a ver a su madre sin ningún pretexto. Su corazón parecía salirse de su pecho en cuanto abrió la puerta y pudo correr hacia ella ahora que estaba despierta. En automático las lágrimas brotaron de sus ojos y no pudo hacer nada por secárselas, sus manos estaban sosteniendo las manos de su madre y tenía el rostro enterrado en su regazo.
La había extrañado demasiado, día y noche, a pesar de que ambas se encontraran en el mismo lugar y que sus habitaciones solo estaban separadas por unos cuantos metros.
-Puedo revisarla sin que la sueltes, solo no la tomes tan fuerte -le indicó Lena.
Noli se enderezó y vio cómo su madre tenía puesta la mirada sobre ella con los ojos vidriosos. A pesar de todo, se separó y dejó espacio para que Lena hiciera su trabajo. Cuando terminó y le dijo que su madre, por el momento, se mantenía estable, corrió por los gemelos y los llevo para que también recibieran cariñosos abrazos.
Su madre seguía sin tener buen aspecto y apenas y podía pronunciar unas pocas palabras en voz muy baja, pero no necesitaban hablar para comunicar lo que habían sentido durante ese eterno distanciamiento.
En ese momento, todos parecieron volver a estar llenos de vida y felicidad, como si lo ocurrido hasta el momento, en un instante, se hubiera esfumado y solo existieran risas y palabras de afecto acompañadas de muchos abrazos y caricias.
Lena se despidió con el pretexto de tener que ir a atender a otras personas, pero Noli sabía muy bien que lo decía para darles privacidad.
Noli y sus hermanos pasaron el resto de la mañana con su madre hasta perder la noción del tiempo. En ese momento no les importaba nada más.
Hasta que fue consciente de que la tarde había llegado y escuchó la puerta abrirse y cerrarse. Escuchó los pasos pesados de su padre y un temblor recorrió todo su cuerpo. Había aprendido a controlarlo, pero algo hizo que, en ese instante, no pudiera ponerse firme.
Pronto comenzó a bajar a sus hermanos de la cama y les susurró que no dijeran nada respecto a esa visita que hasta ahora le pareció que podría ser imprudente. Los cargó, uno en cada brazo, y los metió en su cuarto. Los depositó en el piso y notó que había olvidado algo por completo: estaban descalzos y habían dejado sus zapatos en el otro cuarto. Pero era tarde para mentir, su padre ya estaba dentro de la habitación.
-¡Armenolia! -escuchó que le gritaba ferozmente.
Salió apresurada a su encuentro en el pasillo.
-¿Tus hermanos estuvieron con tu madre? -su tono de voz comenzó a cambiar y se endureció al igual que su gesto. El corazón de Noli se pasmaba cuando aquello comenzaba a ocurrir y era cuando más miedo sentía. Era la señal de que se aproximaba lo peor.
-Solo... fue un momento. Ella había despertado y ellos... deseábamos verla, sabes que mis hermanos no la han visto en mucho tiempo y... solo estuvimos poco tiempo y no le causamos molestias, lo prometo...
Su padre dio un paso hacia ella y se congeló.
-¿Ustedes? ¿Todos ustedes estuvieron con ella?
Ay, no. Hoy no, por favor. Hoy no.
Su silencio habló por ella y los momentos de felicidad se fueron extinguiendo con cada segundo que pasaba. Sintió una brisa helada que tomaba el control de su sangre y la mantenía rígida, en la misma posición indefensa.
Su padre levantó una mano y la dejó caer sobre su hombro. Ella comenzó a negar con la cabeza rapidamente.
-Te dije que no quería que nadie entrara, pero parece que no entiendes el riesgo que tiene aquello -dijo con una calma letal-. Pero si quieres hacer lo que te entre en gana cada vez que yo digo algo...
La tomó del cuello y la fue empujando hacia las escaleras.
-No, no... yo no... no lo haré más -balbuceó.
-Nunca haces caso a lo que te digo -explotó su padre y la aventó por las escaleras.
Noli salió rodando unos cuantos escalones, pero alcanzó a detener su caída con las manos. Con la visión borrosa, se levantó a trompicones y notó la figura de su padre frente a ella. Hasta ese momento, nunca se le habían calentado tanto las manos en su presencia, pero su padre la había hecho enfadar demasiado.
Intentó apagar el ardor que subía por sus brazos, pero su padre la desconcentró con una bofetada que le hizo escupir sangre.
-¡¿Qué sucede contigo?! -le gritó y al instante se tapó la boca. Jamás le había respondido de semejante manera.
-¿Qué has dicho? -Noli se quedó paralizada, sus lágrimas eran el único movimiento que se notaba en su cuerpo-. No entiendo de qué te quejas si tú eres la culpable de todo esto. ¿Crees que me gusta golpearte?, ¿crees que disfruto ver a mi hija así?
Noli retrocedió, necesitaba llegar a su cuarto y encerrarse. Empacaría ese mismo día y se iría por la noche, aunque le rompiera el corazón a su madre y sus hermanos. Ya no podía tolerar más esto.
-No deberías hacerlo -le respondió en voz baja.
La tomó de un brazo y notó que algo comenzaba a oler a quemado, se miró y comprobó lo que su padre hacía. Un dolor profundo se adueñó de su cuerpo. Sus brazos resistían, sabía que no le quedaría una marca permanente, pero no fue eso la que la rompió, sino el hecho de que su padre intentara incinerarla, pensando que resistiría a todo menos eso.
-Ya no soporto más tus problemas, intento que aprendas a hacer algo bien y lo estropeas todo. Estoy cansado y, en cuanto me libere de ti, todo cambiará.
-No me obligarás a casarme -dijo con los dientes apretados.
-Lo harás, te guste o no, muy pronto.
-¿Por qué...?
-Por que tus errores arruinan tu apariencia. Tú ensucias el aspecto de esta familia.
Sus ojos ardían y las palabras impactaron en lo más profundo de su ser dentro de una caída libre que no era capaz de preveer. Deseaba que esa pesadilla terminara lo más pronto posible.
Su padre la soltó y le ordenó preparar la comida.
Noli salió disparada hacia el baño, hecha una furia, y cerró de un portazo aún cuando volvió a llamarla.

Sangre y lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora