Antes del medio día Noli ya había terminado con sus entregas. Para algunas tuvo que correr para poder llegar a tiempo, pero lo hizo con gusto.
Marcus tenía una oficina que estaba en el edificio central del puerto por lo que Noli debía pasar por varios mercaderes ocupados, llevando y trayendo cosas, mientras más personas iban y venían. Siempre estaba abarrotado de trabajadores en ese lugar.
Desde la orilla de la costa se podía sentir la brisa del mar, a Marcus y a Noli les gustaba ir a charlar ahí cuando estaba despejado de gente, para que no pudieran oírlos nadie más que entre ellos. Las últimas visitas a ese lugar habían sido hace un par de meses atrás, cuando Marcus convenció a Noli de ir tras unos sujetos que trabajaban para un tipo que quería causarle problemas al Capitán del puerto, su padre. Marcus se encargaba de asuntos menores en ese lugar, pero a veces incluso tenía que trabajar todo el día y Noli no lo veía sino hasta los fines de semana cuando iban al club, incluso a veces se retiraba temprano.
La oficina estaba en el segundo piso y Noli se dirigió a las escaleras observando de reojo aquellos escalones tan familiares. A pesar de ser la única habitación en la planta, como la puerta siempre permanecía abierta, tenía una pequeña sala para antes de entrar a la oficina. Ésta solo constaba de tres sillas, todas distintas. Noli cada que iba saltaba directamente a la oficina, no la hacía esperar. Por eso mismo nunca había visto a alguien ocupando el espacio hasta ese momento.
Conocía al chico sentado en la silla más próxima a la salida y sintió un horripilante escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. De repente sintió pánico y quería irse por donde había venido, pero no podía rebajarse a hacer tal cosa y se obligó a enfrentar lo que pudiera suceder.
El cabello anaranjado rojizo del chico estaba corto, despeinado y se veía opaco, Noli sabía que era por su trabajo. Su rostro tenía unas manchas oscuras, pero pesar de eso, las pecas de su cara se veían claramente. Llevaba puesto uno de sus habituales overoles negros que estaba desabrochado por la parte de arriba, de esta manera resaltaba su torso a pesar de tener una camiseta sucia. Sabía que su trabajo en el puerto lo mantenía en forma, y Noli recordó que en el algún momento ella pasaba rato admirando su cuerpo. Aunque eso había sido hace unos años.
No lo había vuelto a ver más que para intercambiarle algunas cosas. Recordó que fue muy incómodo aquella ocasión y que tenía esa misma expresión justo el día en que se distanciaron. Cuando tuvieron una cita en lo alto de una terraza que daba una vista hermosa al mar, había sido una cena costosa, pero no le importó a ninguno de los dos. Después fueron a pasear y charlaron un rato, tuvieron una noche bastante agradable. Pero al llegar a la habitación de él, éste se arrodilló frente a ella y jamás volvieron a salir.
Yedian le lanzó una mirada soñadora cuando la vio entrar a la sala. Intentó no prestarle atención mientras caminaba rumbo a la puerta, pero el chico no apartaba la mirada y sentía un impulso de salir corriendo cuando se levantó y caminó en su dirección. De pronto, se preguntó si ese era el trato que le había dicho Marcus, deseaba que no fuera así.
No tenía nada que decir, las cosas entre ellos habían terminado mal. Pronto le entraron unas ganas intensas de fingir que no lo había visto, quería escapar de esta situación, pero se concentró en lo que debía hacer. Estaba en ese lugar para ver a Marcus y si solo había sido una coincidencia, podía manejarlo. Al fin y al cabo, él era un marino, trabajaba en el puerto, con el agua y sus criaturas, y siempre existía la posibilidad de encontrarse.
-Hola, Noli- dijo Yedian en un tono tímido. Ella ya había olvidado el sonido de su voz-, seguramente te preguntes porqué hice que nos encontráramos aquí -Marcus tendrá que darme una buena explicación también, pensó- y sé que prometimos no volver a vernos, pero quería comprobar que estuvieras bien.
Se miraron por un momento, como para comprobar lo dicho y continuó.
-Espero no haberte sorprendido, hablé con Marcus y me dijo que estarías hoy por aquí y tenía unos minutos libres así que quise aprovechar el momento... -sonrió con un lado de la boca provocando que apareciera un hoyuelo-. También quería advertirte de algo, muy pocos lo saben ahora, pero -bajó el tono de su voz y se inclinó levemente hacia ella-... puede que pronto la ciudad como la hemos conocido cambie, y se habla sobre cosas antiguas, cosas que no deberían ser y estar -era lo que siempre les decían los adultos mayores a los jóvenes- y he tratado de comunicarme contigo, pero no contestaste ninguna de mis cartas.
Cambió repentinamente el tono y Noli intuyó que hacía ahí iba era el propósito de su conversación.
-No tenía nada que decirte -dijo en un tono seco y desvió la mirada.
No había cumplido su promesa de no volver a saber nada del otro, ella sí.
-Pero antes lo hacías, con cada palabra tenías algo que decir -le dijo con una mirada misericordiosa.
-Eso fue hace tiempo, las cosas ya no son así. Mira, entiendo que te preocupes por mí, pero estoy bien, puedo cuidarme sola -le hubiera encantado contarle sobre sus salidas en la madrugada, pero reprimió esas ganas y siguió diciendo-: y como siempre, las cosas cambian, por lo que tengo asuntos que resolver así que no tengo tiempo de dedicarme a darte explicaciones de nada -se giró para dirigirse a la oficina, pero él se interpuso en su camino haciendo que se detuviera.
-No es lo único que vine a decirte. Tuve que... -se notaba que le costaba explicarse- planeé esta reunión, ¿está bien? Sacrifiqué cosas por poder verte un momento ¿Cuánto tiempo más estarás evitándome? -Noli no quería tener esa conversación ahora y ya le había dicho eso en una de sus cartas-. Dijiste que podríamos ser amigos, me gustaría que lo fuéramos.
-Sí, dije eso, pero no puedo lograr nada si sigues mandando esas cartas melosas, así que te recomiendo que dejes de hacerlo. Después podríamos hablar, ¿bien? -él asintió-. Ahora debo irme -la furia comenzaba a subirle a la garganta y no quería que sus palabras tuvieran ese tono, que él supiera que aún causaba estragos en su persona.
-Espera -la tomó del brazo y la acarició con el pulgar, Noli se zafó de un jalón-, ten cuidado. Cuida a tu familia, manténla junta y, si en algún momento algo pasa, mi navío los podrá recibir inmediatamente, a todos. Podría llevarlos a Meridión, ya sabes que es más tranquilo por allá -lo dijo con un tono muy sincero.
Creía en su preocupación, pero no tenía por qué darse a la molestia de hacer todo esto ahora. Guardó silencio unos segundos y luego volvió a hablar.
-Sabes, aún sigo recordándote, cada día desde que te perdí. Cada día.
Noli se dio la vuelta sin nada más que decir. Fue directamente hacia a la puerta, giró el pomo, pero este no cedió, estaba cerrado ¿Acaso Marcus está en algún lado esperando a que terminemos?
Se dio la vuelta y vio a Yedian subir las escaleras justo en el momento en que Marcus entraba con una camisa más clara que sus ojos y unos pantalones negros.
-¡Llegaste! Ven, vamos. Ya nos esperan -Marcus movió la mano en dirección hacia las escaleras.
Noli tenía un remolino de preguntas mientras bajaba. Miraba a Marcus con el seño fruncido, necesitaba aclarar lo que había sucedido arriba antes de pasar a otros asuntos.
Al salir del edificio, Noli supuso que irían en carruaje a algún lado, pero no se veía ninguno. Caminaron lejos de los trabajadores, pasaron por algunos de los establecimientos más conocidos y siguieron hasta que casi no había personas a su alrededor. Se metieron por un callejón que almacenaba en el fondo cajas grandes que la gente desechaba. Por fortuna, no todas olían tan mal.
Este no es un lugar para hacer negocios, pensó. Tal vez era un lugar para hablar sin que alguien los escuchara, así que aprovechó.
-¿Me vas a decir por qué mi ex estaba esperándome afuera de tu oficina? -le reprochó sin previo aviso.
-Quería verte, el pobrecito ha estado rogándome que le ayudara -hizo unos gestos de mártir-. Y sabía que, si te decía lo que me proponía en un inicio, nunca habrías accedido. Sus justificaciones son ridículas, Nol, pero me permitió colarme en la inspección de uno de sus barcos, créeme que no lo hubiera hecho si no fuera algo importante -suspiró antes de seguir hablando-. Noli, no tenía idea de que te causaría tanta revuelta, lo siento. Creí que sería también una forma de que arreglaran las cosas.
Ella no sabía si soltarle un puñetazo en la cara o cancelar su reunión.
-No me agrada ser el puente entre tus planes, Mac -le dijo seriamente-, pero al menos me hubieras avisado que tendría una conversación previa a lo importante que ibas a decirme -le dio un puñetazo en el brazo-. ¡Creí que eso formaba parte de tu trato para librarte de tus deudas!
Quiso abalanzarse sobre él, pero la detuvo rodeándole los brazos, causando que sintiera unos leves toques eléctricos. Ella no puso resistencia, pero sabía que no le costaría zafarse si quería. Desde esa posición podía oler su tan familiar aroma de madera y cítricos.
-Te repito que, si te hubiera informado algo preliminar, sabía que no vendrías -le dijo casi al oído-. Perdóname, por favor.
Noli se rindió, no era común que discutieran, y mucho menos el decir tantas disculpas. Se zafó de sus brazos y respiró profundamente.
-Bien, no me pone del todo contenta, pero esta bien. Aunque sabes que me aseguraré de cobrarme por esto también -dijo apuntandole un dedo hacia su cara-. Entonces, ¿quién nos está esperando en este siniestro callejón?
-Ya verás -respondió con una sonrisa.
Marcus se volteó y comenzó a retirar algunas de las cajas, revelando una pared descolorida de ladrillos mal puestos. Movió dos y bajo sus pies apareció una gran tapadera metálica con una manija que se camuflageaba con el tono del pavimento. La sorpresa de Noli alcanzó a llegar a su rostro cuando Marcus procedió a girar y abrir para estirar la mano e indicarle que bajara.
Estaba un poco oscuro, pero podían distinguir la escalera vertical que conducía a lo que parecía ser un pozo oscuro sin fondo. Marcus hizo que sus manos se encendieran y formó una esfera de luz que fue mostrándoles el camino, era una de las razones por las que un iluminador era realmente útil en el puerto. Noli en ese momento agradeció por contar con él. Sus dones hacían que su cuerpo produjera luz, pero también podía atraer la sombra y, aunque requiriera mucho poder, era realmente útil para salir sin ser visto.
No tardaron tanto como esperaba en llegar al suelo y Noli notó que a sus espaldas había una luz proveniente de un pequeño foco en el medio. Marcus bajó después de ella y quedaron en un cuarto que tenía pinta de ser un sótano olvidado. La habitación estaba totalmente silenciosa, parecía vieja y olía a humedad.
Su mirada se dirigió hacia una mesa ornamentada en medio del espacio, sobre la cual estaba una botella de bigne como la de la otra noche, junto con tres vasos. Pero lo que más llamó su atención fue el chico parado al lado de esta. Vestía una camisa blanca y desfajada, con el cuello desabotonado que dejaban entrever parte de sus clavículas y su piel pálida. Era alto y, a pesar de la escasa luz, su piel lograba resaltar, aunque se confundía entre las sombras el tono de su pelo.
-Mac, ¿qué hacemos aquí?
-Hacemos negocios -le contestó.
El desconocido solo se le quedó mirando con una expresión seria, como si esperara a que hiciera algo ella.
Se ve muy formal para hacer negocios a la luz del día, aunque bien pensado, aquí no hay mucha luz.
-Primero que nada -habló Marcus-, las presentaciones son importantes así que... -carraspeó antes de continuar-. Armenolia Bolstron -Noli puso los ojos en blanco, odiaba que la llamaran por su nombre completo-, hija segunda del mejor forjador en la actual Vadinia. Como ciudadana natal de esta gran urbe y mi mejor amiga, me honra el poder reunirte con uno de los jóvenes más influyentes e importantes del mundo en los últimos tiempos. Es un placer para mí, presentarte al quinto hijo de nuestro actual soberano en la isla, el príncipe Lukas Ferren -estiró una mano en dirección al chico.
Noli se quedó completamente quieta. No puede ser el príncipe, pensó.
Jamás había visto a los hijos del rey, y este chico parado frente a ella, vestido así... Sí, podría hacerse pasar por príncipe si se empeñara en parecerlo. Recordó los carteles donde aparecía el rostro de los reyes, pero no pudo encontrar facciones similares, sin embargo, Lena le había relatado cómo era la familia real, aunque Noli nunca puso demasiada atención. Maldijo internamente por ello.
El príncipe en ese momento cambió su expresión y le dio una sonrisa amigable, acto seguido se inclinó para hacer una reverencia.
¿Debería hacer lo mismo? Lena le había enseñado cómo hacerlo a pesar de que nunca habría imaginado ponerlo en práctica hasta ahora. Pensó en agradecerle luego.
Se incorporaron al mismo tiempo y el príncipe la miró como si esperara que fuera ella la que iniciara la conversación. No tenía palabras, su cabeza ya estaba bastante confundida desde su encuentro con Yedian y no quería más enredos.
-Es un gusto conocerte, Armenolia -dijo con una voz masculina y confiable.
Parecía de la edad de Noli, aunque sabía que era un poco mayor.
-Lo mismo digo, pero por favor no me llame así. Soy Noli- le dijo con aire despreocupado.
-Claro. Disculpa si este primer encuentro no resultó muy cómodo, le dije a Marcus que no necesitaba una presentación tan glamurosa, pero él insistió. Además de que parece gustarle hablar de esa manera -se excusó.
-Descuide -después de un momento agregó-, príncipe.
-Oh, no es necesario que hagas eso, solo dime Lukas -dijo sin dejar de sonreír.
Noli no sabía que más hacer, el príncipe la seguía mirando y Marcus se veía maravillado por el encuentro. Parecía que en cualquier momento iba a soltarse a reír y decirle que todo era una broma y que él no era un príncipe. Pero en cambio, Marcus caminó hacia la mesa y sirvió la bebida en los vasos para después repartirlos y proponer un brindis.
-Por las presentaciones dramáticas -dijo levantado su vaso- y para evitar ambientes incómodos... -bajó su tono de voz al decir lo último y se bebió el líquido de un sorbo. Los demás hicieron lo mismo.
-Bueno, ahora que ya se conocen, estoy seguro de que pronto nos caerán las preguntas de mi querida Noli -dijo mirando al príncipe.
Ella lo miró con el entrecejo fruncido. No se iba a dejar impresionar por este par al que seguro les encantaba apantallar. Aunque no negaba que tenía muchas dudas.
-¿En dónde estamos? -cuestionó mirando a ambos.
-Estamos en los túneles subterráneos de Vadinia -contestó Marcus.
Noli estuvo a punto de constestarle con algún sarcasmo, pero el príncipe habló.
-Fueron construidos desde la antigüedad, se utilizaban inicialmente para que los monarcas pudieran ir y venir sin ser vistos. Lo consideraban una forma de traslado rápida y segura, aunque hace mucho que fueron olvidados -añadió.
-Y -agregó Marcus-, ahora son nuestros para usar así que tendrás que familiarizarte con las entradas y salidas, ya verás que son muy útiles. Nos ocuparemos de eso más tarde.
-Entonces ¿me pagarás dejándome ir y venir por debajo de la ciudad? Eso no es precisamente un pago, no es algo que se pueda gastar.
-Paciencia, solo es una parte, era fundamental que lo supieras...y confiamos en que no se lo digas a nadie -Noli asintió-. Muy bien, tendrás unos planos...
Ella lo interrumpió.
-Y supongo que eso también tendrá un costo.
Lukas y Marcus intercambiaron una mirada cómplice. Sentía que se estaba perdiendo de una gran parte de la situación ante ella, y de que Marcus le había estado ocultando cosas importantes.
-Bueno, antes que nada, espero que no te dejes llevar por los rumores sobre las cosas que a veces llegan a decir sobre los príncipes -le advirtió Marcus-. Aunque sé que no lo haces, a veces mantener la reputación tiene un costo.
Y claro, al chico parado frente a ella se le conocía como el príncipe desheredado. Se decía que era porque había hecho toda clase de actos inapropiados dentro del castillo y que lo habían llevado a quitarle su derecho al trono y parte de sus lujos. A pesar de todo, seguía viviendo en el palacio. Existían muchos rumores sobre lo que, supuestamente, había hecho para estar en esa condición: defraudar a sus antecesores, liarse con furcias en plena luz del día, armar alborotos en reuniones importantes, revelarse contra el régimen de su padre... Cada rumor tan alocado como fuera posible. Nadie sabía a ciencia cierta la verdad, pero a muchos les interesaba que en algún momento vieran a un príncipe indigente vagando por las calles.
-Por lo que sé, te quitaron de la línea del trono, ¿no es así? -le dijo Noli.
Él asintió con la cabeza y, por su expresión, pareciera que no era algo que le gustara admitir.
-Es verdad -dijo-. Pero te aseguro que no es por las depravaciones que has oído en bocas de ignorantes -parecía molesto-, es algo más complicado y no vale la pena intentar explicarlo. Lo importante aquí no es el trono, lo que a mí me interesa es que me quitaran mis propiedades. Y para volver a tenerlas tuve que hacer un trato con uno de los monarcas. No he venido a hablar sobre ese trato -se apresuró a decir-, lo que sí puedo decirte es que necesito sacar algo del castillo. Consiste en un mapa que está en la bóveda privada del rey, yo no puedo ni rondar cerca, aunque sí sé cómo entrar. Es por eso que recurrí a Marcus -volteó a verlo en ese momento y notó que se le comenzaba a formar una sonrisa-, aun así, no basta con solo dos y, después de platicarlo, me habló sobre ti y tus... habilidades.
Noli estaba desconcertada. Quería saber exactamente lo que habían dicho sobre ella para que la consideraran de ayuda a la realeza.
-¿De qué están hablando?, ¿cuáles habilidades? -presentía que Marcus le hubiera contado más de lo esencial.
El príncipe se aclaró la garganta antes de decir:
-Por lo que me ha contado, sé que puedes pasar desapercibida y tienes unas manos ágiles. Además de que conoces muy bien la ciudad y sabes pelear. Marcus me ha dado algo de información sobre ti y lo que eres capaz de hacer, aunque, espero que por tu parte me demuestres que eres mejor. Requiero de tus conocimientos para la realización del trabajo que tengo y, a cambio, te recompensaré con seis mil plásticos -no le quitó la mirada de encima mientras lo decía.
Noli les dio vueltas a sus palabras, pensando si habría algún truco. Comenzaba a agradarle la idea de que Marcus se basara en sus peleas nocturnas para incluirla en actividades de más provecho, aunque no estaba segura de si eso dejaba al descubierto su identidad en el club. Aún así, sintió un hilo de emoción por saber más sobre los intereses del príncipe. Aunque no estaba segura sobre si los riesgos que tendría que tomar podrían valer la pena. Sin embargo, no podía negar que la paga era muy tentadora.
-De acuerdo, tienes mi atención, ¿qué hay que hacer? -le respondió.
Ambos chicos sonrieron aliviados y Noli escuchó atentamente lo que tenían planeado. Al parecer llevaban un rato reuniéndose porque ya habían estructurado muy bien una estrategia y lo hacían sonar como algo muy simple: asistir a la celebración de cumpleaños del príncipe mayor, distraer a los guardias, entrar por el mapa, confundirse entre la multitud y salir.
Cuando terminaron de hablar, se quedaron un momento en silencio mientras Noli reflexionaba sobre sus palabras.
-¿Porqué yo? -preguntó a ninguno de los dos en particular.
-Porque si algo sale mal, sabes cómo salir por tu cuenta. No esperarás a ser rescatada y, eres prácticamente una desconocida en el palacio -dijo Marcus.
Tenía razón, le gustaba que pensaran que así era. Su amigo sacó un pedazo de papel de su mochila y procedió a extenderlo sobre la mesa para que Noli lo viera. Parecía un laberinto, pronto comprendió que era un mapa de los túneles donde se encontraban.
-Estamos aquí- señaló un punto hacia el norte-, memoriza las entradas y salidas, las curvas y senderos rectos. Esto es todo Septentrión.
-Lo haré -enrolló el papel y lo guardó bajo su manga.
Advirtió que Lukas no le quitaba la mirada al hacerlo y se volteó hacia él.
-Necesitaré un adelanto de la paga, lo más pronto posible -lo miró a los ojos y tardó un momento en responder. Pareciera que la estuviera estudiando primero.
-Te daré una parte mañana, la otra al terminar el trabajo -le contestó.
Ella asintió con la cabeza. Marcus juntó los vasos y la botella y lo metió todo en su mochila. Noli comenzó a sentirse incómoda al notar que el príncipe la seguía observando sin decir nada, un gesto poco común en ella, pero era algo que siempre la molestaba.
-¿Se puede saber qué tanto miras? -le reprochó con una expresión enfurruñada.
Lukas se limitó a continuar viéndola, causando que se molestara más.
-Intento saber quién eres, conocerte ahora que trabajarás para mí. ¿Eso es un crimen?
-La gente no suele conocerse lanzando miradas intrigantes -le soltó a bocajarro.
Él se acercó más, como para enfrentarla, aunque ya la estaba provocando y, donde hubo sonrisas amigables, ahora no quedaba rastro de ellas. Noli recordó la postura que hacía antes de pelear con un desconocido y pensó que se parecía a esto. Marcus se interpuso entre ellos antes de que algo más pasara.
-Será mejor que dejemos las cosas por hoy y nos reunamos mañana.
Tomó a Noli del hombro y la guió hacia las escaleras. Solo Marcus miró hacia atrás.
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Sangre y lágrimas
Fantasy¿Y si el destino de todos ya estuviera escrito? ¿Y si no es una coincidencia conocer gente, experimentar cosas, ni tener "accidentes"? Había una vez, en una isla donde los más acaudalados no poseen ningún don sobrenatural y los débiles estallan de p...