Noli seguía molesta.
Lukas le había dicho que esperara indicaciones de sus cartas. Y Marcus salió corriendo en cuanto su reunión terminó.
No había conseguido nada esa noche, pero al menos el Libro de los Susurros seguía con ella. Por desgracia o por fortuna.
El regreso resultó aún más tranquilo ahora que la lluvia había cesado, pero el viento azotaba su cara y caían sobre ella gotas al pasar debajo de un árbol o de algún techo con gotera. Su rabia era tan grande que parecía que las gotas de agua se evaporaban en cuanto la tocaban.
Giró en dirección a su calle y casi no notó el par de sombras que la seguían.
Estaba esperando a la primera señal de ataque para desatar su furia sobre ellos, sin importarle si alguien los miraba o no. Pero se sorprendió al ver la rapidez con que los karivirus se adelantaron y estuvieron unos metros más adelante de ella, ambos arrodillados.
Se paró en seco y los miró desde arriba, pero tuvo que desviar la mirada pues era muy espeluznante mirarlos por demasiado tiempo.
Cuando uno de ellos movió una de sus manos hacia dentro, Noli se puso en guardia, preparándose para enfrentarlos de nuevo. Pero el esperado ataque no llegó y, en su lugar, una mano larga y oscura con uñas puntiagudas le ofreció una daga igual de oscura, pero brillante y afilada. Era hermosa a primera vista y seguro que resultaba tan letal como parecía.
Los karivirus no se movieron hasta que Noli tomó la daga que tenía enfrente, era ligera y se sentía bien sobre su mano.
-En recompensa por la que perdió en el bosque -alcanzó a descifrar lo que decía uno con palabras lentas y extrañas.
La primera lengua, reconoció después de unos instantes.
Noli tragó con dificultad. Jamás en su vida habría imaginado que usaría ese tipo de conocimiento para comunicarse con un ser mitológico y con el que creía que estaba en un tipo de guerra. Guardó el arma e intentó darles las gracias tratando de que su voz no sonara temblorosa.
Ambos seres se enderezaron al mismo tiempo y Noli notó que la rebasaban, por mucho, metro y medio. Pudo observar mejor sus cuerpos oscuros y poderosos, llenos de músculos y fuerza bajo ese efecto sombrío y casi traslúcido.
El otro de ellos, el que no le había obsequiado el arma, comenzó a hablar muy rápido y Noli no pudo comprender todo lo que decían. Sus lecciones de la primera lengua estaban algo oxidadas, pero pudo distinguir claramente una pequeña oración: "aléjarse del príncipe." Ella no comprendió a lo que se refería, necesitaba saber lo demás que había dicho para comprender el mensaje completo, pero todo resultaba en una rotunda confusión.
Cuando terminó de hablar, Noli intentó preguntarles quiénes eran y solo recibió una respuesta: "Después".
En menos de un parpadeo, ambos seres salieron corriendo y se camuflajearon entre las oscuridad hasta que Noli no fue capaz de distinguirlos.***
La tarde era soleada y con un clima ideal para salir a dar un paseo ya que la lluvia había desaparecido y el aire era fresco. Noli agradecía que no tuviera que andar de allá para acá dentro de casa con un suéter puesto. Mantenerse en constante movimiento, y con menos tareas ahora que su tía había decidido quedarse a ayudarles mientras su madre se recomponía, la ayudaba a pasar tiempo pensando en cómo terminar de dar el último paso hacia su libertad.
Pasar tiempo en solitario era lo que más le ayudaba, pero era lo que menos podía hacer. Sus hermanos se empeñaban en pasar más tiempo con ella, jugando y haciendo travesuras, por lo que no podía escaparse de su hogar. Sin mencionar la constante vigilancia de su familia.
Habían pasado varios días intentando abrir el libro con las recomendaciones que le comunicaba Lukas en sus cartas diarias, pero nada parecía servir. Últimamente sus mensajes eran menos amables y parecían más órdenes que sugerencias, Noli sabía que algo había cambiado entre ellos desde aquella vez que estuvieron solos, desde aquel beso, pero ninguno de los dos se detenía para charlar sobre ello.
Marcus también intentaba ayudar, pero sus propuestas estaban relacionadas con el uso de la violencia hacia ese antiguo objeto y Noli solo reía al leerlo.
Se las había ingeniado muy bien hasta ahora para mantenerse lejos de Chainstom a la hora que hacía sus visitas, aunque le enviaba cartas cada dos por tres, tantas que a veces ella olvidaba responder cada una y decidía escribirle una cuando pensaba que serían todas las que llegarían en el día.
Mientras se ocupaba de abrir el libro, debía postergar lo mejor que pudiera su presunto matrimonio. Inclusive pensó en mostrarse molesta con Chainstom con alguna mínima cosa con tal de que se sintiera enojado con ella y fuera él quien tomara distancia, pero eso no ocurrió.
El tiempo estaba encima y la presión por terminar el trabajo no la dejaba concentrarse en nada más. Tenía el tiempo contado.
Otra carta de Lukas llegó en el momento en que se disponía a hablarle al libro, como le había sugerido Lena, con las palabras escritas en la copa. El mensaje del príncipe solo eran unas pocas palabras precisas y sonaban como algo urgente, le decía que una emergencia había surgido en ese momento y que necesitaba que estuviera ahí ya, tenía que hacer todo lo posible por llegar en ese instante al castillo.
Noli dejó lo que estaba haciendo e inmediatamente salió por la puerta trasera llevándose el caballo negro de su madre. Agradeció que su tía estaba duchando a sus hermanos.
Cabalgó rápidamente atravesando todo el distrito por un camino largo pero rápido y, cuando llegó al Centro, tanto el corcel como ella estaban agotados. El sol, la preocupación por llegar a tiempo y la no costumbre de galopar hicieron que se cansara más pronto de lo pensado.
Durante el viaje apenas y prestó atención a quienes pasaban a su alrededor. Por alguna extraña razón, creía que ya estaba llegando tarde, parecía sentir la misma urgencia que Lukas en su carta.
Cuando comenzó a vislumbrar el castillo resplandeciente, se permitió sentir un poco de alivio al estar cerca. Llegó hasta las rejas que mantenían custodiado el castillo, desmontó y se acercó a la entrada donde un guardia armado se acercaba.
-Necesito ver al príncipe Lukas -pronunció pensando de que él seguramente ya le había dado indicaciones a los guardias para que la dejaran entrar.
-No puede ingresar al castillo sin una invitación debidamente firmada -le informó el guardia de uniforme negro.
Noli no creía que necesitara eso. No creía que algo así pasaría.
Sacó la carta que Lukas le había enviado y se la mostró al guardia. Esta la tomó y leyó antes de devolvérsela.
-Esta no es una invitación, tan solo es una carta -explicó con un gesto duro en su rostro.
-Pero debo entrar, ¿no sabe lo que es una emergencia? -preguntó amablemente.
El guardia frunció sus cejas pobladas y, a través de la reja, la fulminó con la mirada.
-No es bueno que ande haciendo ese tipo de bromas por aquí. Si realmente tuviera que entrar al castillo, no estaría haciendo esas cosas.
-Pero... -musitó.
-No puedo dejarla ingresar y, ahora mismo, debo pedirle que se vaya o haré que ingrese para que la castiguen por estos actos tan denigrantes.
Noli se quedó pasmada. Había recorrido un gran camino para nada.
-¿Puede al menos decirle a Lukas que estoy aquí afuera?
El guardia le dedicó una mirada despreciable y colocó una mano enguantada sobre los barrotes negros.
-A la realeza se le habla primero por su título y después por su nombre -comenzó a explicar-, la forma en que se expresa es ofensiva, pareciera que les pierde el respeto a nuestros soberanos y a su familia. Y no, no le daré el gusto de informarle al príncipe Lukas sobre sus actos impropios, no merece tratar con algo así y le recomiendo mostrar más respeto para sus superiores.
-Yo no...
El guardia golpeó un barrote con el puño, causando que vibrar, y Noli retrocedió.
-Váyase de una maldita vez, no esté ensuciando este ambiente privilegiado con sus tontos argumentos.
Noli se limitó a mirarlo, enfurruñada, y, con toda la dignidad que pudo reunir, dio la vuelta y volvió a montar el caballo.
Hubiera deseado haber llevado una hoja y tinta, pero por un momento pensó que tal vez ella no había sido la de la broma, tal vez había sido Lukas el que había enviado esa carta para hacerla salir y demostrar lo que sea que él hubiera pensado que pasaría.
Lo haré pagar por esto, juró.
Durante el regreso, reflexionó sobre lo sucedido hasta ese momento y la forma en que se habían estado relacionando. No entendía muchas cosas que hacía o decía, pero no se le ocurría alguna razón por la cual le haría una broma de tan mal estilo. Él sabía lo que estaba en juego si llegaba a salir y hasta le había pedido que no se reunieran hasta estar seguros sobre cómo abrir el libro, por la seguridad de todos. Pensaba que no tenía ningún motivo para que le hiciera aquello.
Decidió que no estaba lista para volver a su casa y, aprovechando que estaba afuera, decidió ir corriendo al puerto y dejó al caballo amarrado afuera del edificio central. Por la hora, sabía que Marcus estaría en su oficina, pero desconocía qué tan ocupado pudiera estar. Escuchó voces dentro de la oficina y optó por no interrumpir así que se quedó afuera, decidida a esperar diez minutos antes de tocar la puerta.
Cinco minutos más tarde, un hombre de la edad de su padre salió mientras Marcus cerraba rápidamente. Noli creía que ya le había visto, pero cuando tocó la puerta y miró la cara de sorpresa de su amigo, supo que algo no andaba bien.
-¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que no querías que te hablara?
Noli enarcó ambas cejas.
-Te dije que necesitaba dejar de hablar sobre el libro, no que me dejaras de hablar por completo.
Marcus le indicó que entrara.
-Nol, este es un mal momento, no puedo recibirte... ¿estás bien? -la evaluó con la mirada.
-Lo estoy, no hay nada de que preocuparse -se apresuró a decir-. Solo quise aprovechar que salí y quise verte.
Marcus le tomó una mano.
-Todo se solucionará, pronto. Aún hay cosas pendientes que tratar, pero encontraremos la solución, juntos.
Una parte de Noli sabía que eso la había impulsado a ir con él, con quien pudiera comprender su situación y se preocupara por lo que estaba sintiendo en ese momento, incluso si no pudiera explicarle nada.
-Será mejor que me vaya, sé que estás ocupado -le dijo.
-Esta bien, me ha gustado verte. Tus escapadas repentinas siempre me contagian de energía -dijo sonriendo.
Las comisuras de los labios de Noli se ensancharon y se acercó rapidamente a él para despedirlo con un beso en la mejilla.
-Y Nol -dijo mientras salía-, a la siguiente, envíame una carta primero. Sabes que odio que entres a la oficina cuando no es día de limpieza.
Noli rió por lo bajo y asintió.
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Sangre y lágrimas
Fantasi¿Y si el destino de todos ya estuviera escrito? ¿Y si no es una coincidencia conocer gente, experimentar cosas, ni tener "accidentes"? Había una vez, en una isla donde los más acaudalados no poseen ningún don sobrenatural y los débiles estallan de p...