Capítulo 21

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Noli, Marcus y Lukas salían de aquella puerta en la pared que conectaba al castillo con los pasadizos subterráneos. Antes de partir, Lukas les había advertido que debían tener cuidado en no hacer el más mínimo ruido al hablar o alguien podría descubrirlos. Eso no representaba un problema para Noli, pero había tenido que llevar consigo su bolsa que contenía sus entregas de esa mañana y no dejaba de apretarla contra su cuerpo.
El príncipe iba a la delantera y les indicaba, por medio de señas, hacia dónde ir. Se movían rápido por el castillo, atravesando cuartos gigantescos y silenciosos.
Al pasar por una instancia con paredes sustituidas por amplias ventanas, Noli pudo ver en el exterior un patio ocupado por guardias sin uniforme y con armas en las manos. Lukas les había informado que, ese día y a esa hora, la mayor parte de los centinelas estarían entrenando por lo que era el momento perfecto para colarse en la biblioteca.
De pronto se detuvieron y Lukas atravesó dos enormes puertas carmesí que parecían estar forradas de terciopelo. En cuanto el príncipe regresó, con un movimiento de cabeza les indicó que podían pasar.
Noli no sabía qué esperar de la biblioteca real después de haber husmeado en los aposentos de los monarcas y algunos otros cuartos llenos de ornamentos y objetos valiosos, pero en cuanto pisó esa habitación, supo que sus expectativas jamás hubieran superado lo que ahora contemplaba.
Había montones y montones de libros a donde quiera que dirigiera la mirada. Ocupaban absolutamente todo el espacio, desde los escalones adornados como libros inmensos, hasta las lámparas del techo con formas de páginas garabateadas. El lugar estaba dispuesto con espacios para sentarse, o en su oportunidad acostarse, hasta cubículos en donde se podía trabajar más profesionalmente.
Noli vio a Marcus y supo que él también estaba tan maravillado que no pudo evitar sonreír. Lukas movió una mano frente a ellos, en una señal silenciosa para que continuaran. Pasaron por estantes cargados de libros y unas cuantas personas sumergidas en su lectura, tanto que no notaron su presencia. Lukas les había informado que, a pesar de que los lectores parecieran estar simplemente concentrados, si escuchaban algún ruido extraño podrían desatar una alarma y aquella biblioteca solo tenía una salida.
"-Si no hablamos nada en absoluto, podemos pasar desapercibidos, nos volveremos invisibles", les había dicho.
Noli ignoró a los presentes como los ignoraban a ellos y pronto su atención pasó a los títulos escritos en lo alto de los anaqueles. Estaban divididos en diferentes sectores y algunos tenían unas cuantas especificaciones sobre los contenidos. Noli leyó algunos títulos que le interesaron sobre espacios de recolección de minerales, producción de plantas con nombres que jamás había escuchado, las aportaciones de sus antiguos monarcas, lugares por donde ella pasaba casi a diario... Pero ninguno le atrajo tanto la atención como cuando comenzó a leer los estantes con información sobre los transformadores, los pedernales, los ilusionistas..., y sabía que, en algún punto dentro de esa gigantesca habitación, había algo sobre los forjadores. Pensó que tal vez podrían desviarse un poco y pasar por un libro que hablara sobre sus dones, pero a simple vista no lograba encontrar algo y tampoco podría darles un discurso a sus acompañantes del porqué sería prudente ir hacia otro lado.
Finalmente, llegaron a la zona que incluía la historia de su isla y no tardaron en encontrar la sección que hablaba de sus primeros pobladores.
Lukas subió por unas escaleras de madera que estaban recargadas en el estante y comenzó a bajarles libros. Noli supuso que pasaba un buen tiempo dentro de ese lugar ya que parecía conocerlo demasiado y pensó que, si ella viviera ahí, y tuviera esa biblioteca a la mano, jamás volvería a salir.
Después de recoger unos tomos pesados y viejos, Lukas los llevó a una mesa con sillones en donde pudieron sentarse plácidamente a leer. Seguían sin poder hablar, pero cualquier cosa que necesitaran, podrían fácilmente escribirla en las hojas que estaban dispuestas sobre la mesa.
Lukas le ofreció a Noli un libro gris que había visto tiempos mejores, y ello lo aceptó con una mueca. Las letras de la cubierta se veían un poco distorsionadas, pero al abrirlo, en la primera página pudo conocer el título poco llamativo.
Noli pensó que comenzaría con un libro que tuviera la versión completa de la Leyenda de los Dioses Creados, pero sabía que no podían estar todo el día ahí así que aceptó el libro de Aguas cantoras, que hablaba sobre el Dios Rilo. Noli desconocía de dónde habían salido ese tipo de libros ya que, antes de trabajar con Lukas, toda la historia de la leyenda le había parecido falsa, pero ahora todo era verdad, tanto que parecía el mismo Dios Rilo hubiera escrito ese libro. Hablaba sobre las cosas que había vivido antes de ser desterrado y lo que le apasionaba en la vida. Una sección del contenido atrajo especialmente su atención ya que describía los sonidos y la música como algo tan hermoso e importante que Noli jamás se había planteado. Terminó convencida de que las notas musicales expresaban más de lo que aparentaban y, en ese momento, se planteó la idea de que, si esa ocasión en la cabaña, cuando una voz la guió hacia el sótano, era algún tipo de señal de algunos de los mensajeros del mismo Dios. Guardó esa información para sí misma y siguió leyendo.
Noli terminó hojeando alrededor de ocho libros que hablaban sobre la vida del Dios Rilo y las aportaciones que le había dado a su preciada isla. Sin embargo, en muy pocos se hacía mención de la Copa sin Fondo y no se daban detalles sobre su paradero ni su apariencia.
Pudo entender de mejor manera cómo fue la vida de uno de sus fundadores y creadores y, pensó que tal vez cuando comentaran la información descubrirían una forma de encontrar el objeto siguiente.
Lukas se levantó del asiento frente a Noli y comenzó a apilar los libros para hacerles saber que era el momento de irse. Entre los tres cargaron los escritos y regresaron a depositarlos de donde los habían tomado.
Al dirigirse a la salida fueron por un camino diferente por donde habían llegado y Noli de pronto tuvo una idea. Rodeaban una zona por donde se mencionaban los dones de la población y, ella siendo rebasada por Lukas y Marcus en el camino, vislumbró el primer estante que hacía mención a los forjadores y, con mucha precaución, tomó el primer libro que alcanzó y lo guardó dentro de su bolso.

Sangre y lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora