La espada la llamaba, la atraía y su cuerpo le respondía queriéndose acercar más y más.
Sentía una necesidad inmensa de tomarla entre sus manos, sentir su textura y su peso. Saber de qué material estaba hecha y lo que se sentiría cortar algo con ella.
Levantó una mano, dispuesta a blandirla, pero un brazo la detuvo.
-No corras, primero debemos averiguar si hay algún tipo de trampa -dijo Marcus.
¿Había corrido? Ellos la habían seguido desde algunos pasos detrás, incluso Lukas aún no los alcanzaba, pero no creía que fuera tanta la distancia.
-Estoy de acuerdo con él -dijo Lukas-. Se ve todo muy tranquilo por aquí así que, si quisieras sacarla, sería mejor que intentaras hacerlo desde lo lejos.
Noli los miró, exasperada.
-No, tengo que tocarla -insistió.
-¿Por qué lo dices? -preguntó Lukas.
-Porque... -¿Cómo les haría entender que era lo que su cuerpo pedía?-. No estoy segura, solo sé que algo me dice que debo hacerlo. Que así es como deben de suceder las cosas.
-¿Y por qué no pruebas primero sin tocarla? -inquirió Marcus.
-Debo tocarla -insistió exasperada.
-Nol, por favor.
Ella inhaló, rendida, y extendió ambas manos, concentrándose en la empuñadura plateada que, hasta ese momento, notó que estaba adornada con diamantes.
No pasó nada, la empuñadura no se movió ni un ápice.
-¿Lo ven? -dijo mostrando sus manos-. No pasará nada hasta que la toque.
Comenzó a escalar esa montaña de arena con unos cuantos pasos hasta la cima. Sus pisadas quedaron marcadas y el peso de su cuerpo hacía que se hundiera ligeramente.
-Ten cuidado -le advirtió Lukas con un gesto de preocupación.
-No hay trampas. Nada malo pasará -aseguró Noli.
Miró la empuñadura y pasó su mano sobre ella, recorriendo las curvas del metal helado que le mordía los dedos. Como nada cambió a su alrededor, se propuso sacarla en ese instante no sin antes echarle una rápida mirada a los chicos frente a ella que se mantenían alerta. Entonces enroscó su mano y fue sacando lentamente la espada, como contemplando toda su longitud antes de levantarla sobre su cabeza.
La arena a su alrededor comenzaba a desplazarse y Noli notó que brotaba más de la que hubiera imaginado. La mitad de la espada ya estaba afuera y todo seguía en orden, apresuró el movimiento hasta que la punta estuvo fuera. Se sentía satisfecha y complacida de poder hacer esto, entonces levantó la mirada para saber si Marcus y Lukas se sentirían igual, pero ellos no estaban. En su lugar, apareció su padre. Instintivamente dejó caer el arma y esta volvió a su lugar, haciendo que la arena volviera a sujetarla y hundirla.
-¿Por qué la soltaste? -escuchó preguntar a Lukas.
-Ya estaba afuera, ¿por qué la regresaste? -dijo Marcus.
-Yo... -Noli se sentía desconcertada.
Se limitó a regresar la mirada a la espada y volvió a sacarla, esta vez más rápido, pero se detuvo un momento antes de llegar a la punta y comprobó que seguía viendo a los chicos. Solo le costó un segundo en desviar la mirada para que todo volviera a cambiar. Su padre reapareció y se notaba furioso.
-Tienes que sangrar -le dijo con una voz aterradora. Tenía ambas manos apretadas en puños a sus costados y Noli presentía que se le lanzaría en cualquier momento.
-¡Marcus! -gritó-. ¡Lukas! -no hubo respuesta.
-Ellos no pueden escucharte. Nadie vendrá a buscarte. Nadie vendrá por ti. Nadie sabe en dónde estás ni importa -dio medio paso hacia ella-. Nadie sabrá que estás con un extraño a solas en tu habitación -declaró.
El corazón de Noli pareció detenerse con ese recuerdo aterrador. Su padre dio unos pasos apresurados hacia ella y solo retrocedió apenas. Un puño alcanzó su mandíbula, haciendo que cayera al suelo, pero sin soltar la espada.
-¿No vas a llorar? Siempre lo haces -se burló.
La tomó por una pierna y la volteó. Noli solo se retorcía.
-¿No es esto lo que te gusta? ¿No es esto lo que te encanta? Adoras que te toquen, ¿no es por eso no dejaste que nadie se te acercara en años?
Noli sentía puro dolor y estaba al borde del llanto. El miedo y la confusión la paralizaban. Respiró un momento, justo cuando su padre la soltó para tomarla por detrás de la cabeza y le estrelló la cara contra el suelo. Noli vio la sangre salir de su nariz y no sabía cómo detenerlo, cómo detener toda esta situación. El dolor la inundó completamente y ya no le importaba cómo se veía.
-¡Por fin las lágrimas llegan! Es lo único que sabes hacer, siempre lo has hecho -se separó de ella y le habló, rodeándola a cada paso-. Crié a una niña que llora por todo, siempre ha sido así y nunca se te quitará -movió sus manos, mostrándoles sus nudillos manchados con sangre, su sangre-. Eres la mayor deshonra para la familia, lo peor que he tenido -le propinó una patada en el estómago, como recordándole qué eso ya lo había dicho y hecho-. Si hubieras nacido hombre... tal vez podría estar orgulloso de ti, pero no -levantó su cara para que lo mirara a los ojos-, eres un error y jamás podrás remediarlo.
Noli se echó para atrás y se cubrió con ambas manos por si le esperaba otro golpe. El sonido del metal de la espada estrellándose sobre el suelo la sacó a la realidad. Abrió los ojos y fue escuchando las voces de Marcus y Lukas que la llamaban, ambos chicos estaban a su lado y la espada estaba en su lugar.
-No volverás a tocarla -sentenció Lukas.
Marcus asintió y la ayudó a incorporarse.
¿Cuándo llegué al suelo? Se llevó las manos a la cara y comprobó que no tenía sangre, su cuerpo estaba intacto y no tenía moretones, entonces ¿porqué no podía dejar de temblar?
Vio a Lukas moverse por la habitación, sujetar la empuñadura y tirar de ella. No hubo el más mínimo movimiento.
-¿Puedes mantenerte en pie? -le preguntó Marcus a Noli.
-Estoy bien.
Marcus fue hasta Lukas, pero tampoco tuvo suerte con la espada. Noli no quería volver a tocarla, pero seguía sintiendo algo que la llamaba. Su mano se elevó y Lukas la detuvo.
-No pareces estar bien y es por culpa de eso -miró la empuñadura con desprecio-. No te volverás a acercar.
Noli intentó dar un paso hacia adelante, probándole que podría hacerlo, pero tropezó y cayó.
-Nol, mírame -Marcus estaba frente a ella, sujetándola por los brazos-. ¿Qué fue lo que pasó cuando sacaste la espada?
Intentó hablar, pero sentía su voz perdida, muy lejos de ella, no quería recordar esa horrible escena. Abrió la boca, pero solo le salió un jadeo y comenzó a llorar, de verdad, en los brazos de Marcus.
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Sangre y lágrimas
Fantasi¿Y si el destino de todos ya estuviera escrito? ¿Y si no es una coincidencia conocer gente, experimentar cosas, ni tener "accidentes"? Había una vez, en una isla donde los más acaudalados no poseen ningún don sobrenatural y los débiles estallan de p...