Capítulo 31

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Los días pasaban y la angustia se adueñaba de la vida de Noli, parecía consumirla por dentro, muy lento y de forma silenciosa.
Su madre no despertaba y estuvo toda una semana en cama. Noli se había quedado en casa todo ese tiempo, lo vivió como una eternidad. Se negaba rotundamente a dejarla sola a ella o a sus hermanos que la añoraban cada pocos segundos. Había dejado de trabajar y realmente no le molestaba pasar todo el día dentro casa ocupándose de los demás, aunque creía que podía ocupar ese tiempo en hacer algo más productivo para ella misma. Pero no tenía más remedio, ni suficiente fuerza de voluntad, como para hacer lo opuesto.
Las cartas de Lukas seguían llegando, preguntando la razón de sus faltas y por las pocas respuestas que recibía. En ese momento era lo que menos le importaba. Marcus también le enviaba mensajes de vez en cuando y ella trataba de hacer que tranquilizara a Lukas mientras se relajaban un poco las cosas.
Después de varias visitas de algunos familiares de Lena, por fin fue ella la que les pudo dar una respuesta más razonable.
-En veneno que tiene es provocado por la mordida de un karivirus.
Ninguno de los miembros de su familia entendió eso.
-¿Qué es un karivirus? -preguntó su padre.
Estaban parados alrededor de Lena y ella trataba de responderles amablemente a pesar de que les había dicho que ya se le hacía tarde y debía irse.
-Por lo que sabemos -comenzó a explicarles a todos-, fue una criatura que vivió en la época de los dioses y que les servía como sirviente y protector -Noli tragó con dificultad. Recordaba vagamente haber leído una mención sobre ellos en sus visitas a la biblioteca real-. No entiendo cómo es que aparecieron ahora, pero parece que algo o alguien los despertó.
Se miraron entre sí, como si esperaran despertar de un sueño extraño.
-¿Sabes dónde se encuentran? -se adelantó a preguntar Cal.
-Si están pensando en ir a cazarlos eso es muy peligroso y no, nadie sabe cómo encontrarlos.
Noli tenía una pista de por dónde empezar, pero no podía salir.
-¿Y qué saben sobre la cura? -preguntó su padre.
-Hasta ahora solo podemos darle tónicos para impedir que se siga expandiendo el veneno por su cuerpo, pero son muy fuertes y debe seguir en reposo.
-Pero, ¿no hay algo para eliminarlo todo? -insistió su padre.
-Temo que todavía no lo hemos encontrado. Continuamos buscando.
La decepción de Noli la hacía sentirse cada vez más triste y sin esperanzas. No quería preguntar qué era lo que pasaría si no hallaban una cura.
-Te agradezco -le dijo su padre a Lena y la acompañó a la salida.
En cuanto todos estuvieron juntos de nuevo, su padre fue el primero en hablar.
-Necesitamos regresar al trabajo. Noli, necesito que estés con tus hermanos y que no los dejes solos. No dejes que nadie más entre a casa, mantente alerta por si tu madre despierta y no salgas a menos que sea muy necesario.
-¿Cuándo podré regresar yo al trabajo? -le preguntó Noli.
-Olvídate de eso, no quiero que dejes ni a tu madre ni a tus hermanos solos.
-No lo haré, pero cuando mamá esté mejor regresaré, ¿verdad? -ni siquiera estaba segura de la razón porque lo preguntaba, pero sentía que necesitaba aferrarse a algo seguro para no derrumbarse.
Su padre se frotó el rostro con la mano, frustrado.
-Ya te dije que te olvides de eso, no me sirves trabajando allá y aquí aprendes cosas más útiles.
Calmon se movió detrás de su padre y lo siguió a la herrería mientras Noli intentaba mantenerse serena.

***

Como no podía salir de casa y tenía tantas cosas por hacer, Noli le envió una carta a Lukas pidiéndole que investigara sobre los karivirus y, después de soportar la arrogancia en sus cartas y prácticamente rogarle que le ayudara, terminó aceptando y prometiendo enviar cualquier dato en cuanto lo tuviera. Marcus también ayudó, tratando de averiguar algo sobre su posible paradero.
La ansiedad asfixiaba a Noli y no podía dormir tranquila sabiendo que su madre pasaba día tras día en su cama. A pesar de que no era la única que se sentía así, seguramente si era la primera en utilizar algunos medios para encontrar una solución. Sin embargo, levantándose desde temprano con cientos de tareas pendientes, no le dejaban muy buenos motivos para escaparse de noche.
Una mañana calurosa, en donde Noli batallaba contra los gemelos que odiaban bañarse, alguien tocó la puerta y le dio un respiro al tener que separarse de sus hermanos. Aunque cuando abrió, se encontró con otro tipo de rival.
-He venido a traerle flores a las damas de este hogar -dijo Chainstom con una sonrisa tan grande como los dos ramos de tulipanes amarillos que llevaba en los brazos.
-No tenías porqué molestarte en hacer esto -le dijo mientras tomaba los regalos-. Creí que a esta hora estarías trabajando.
-Es mi hora de descanso, ¿puedo pasar?
-No -se apresuró a decir y el chico la miró con sorpresa-. Es que mi madre no se siente bien y no deseo incomodarla con visitas inesperadas.
-¿Cómo está ella?
-Va mejorando -le dijo tratando de que no entrara a su casa-. Lo siento, pero justo en este momento no puedo atenderte, estoy muy ocupada.
-Puedo regresar más tarde -propuso.
-Temo que seguiré ocupada -dijo con una sonrisa fingida.
-Noli, ¿cuánto tiempo más estarás evitándome? -sus palabras le recordaron a Yedian y una sensación embarazosa la hizo retroceder.
-Debo seguir con mis labores -se excusó y fue cerrando la puerta.
-Espera... -puso una mano para impedir que cerrara-. Solo quiero decirte que de verdad me gustas, y quisiera que me dieras la oportunidad de demostrarte lo mucho que te quiero y valoro. Y quisiera que intentáramos que de verdad surgiera algo entre los dos.
¿Quererme? Ni siquiera me conoces, pensó.
-Este no es el momento adecuado para hablar de esto, Chainstom. Lo siento, debo irme -cerró la puerta y botó las flores sobre la mesa.
No le importaba si después regresaba su padre pidiendo explicaciones.
Respiró hondo y se detuvo, sí que le importaba.
Buscó dos jarrones y los llenó con agua para después introducir las flores. A pesar de todo, olían bien, eran bonitas y formaban un lindo adorno para su casa.
Regresó con sus hermanos y los encontró desparramando agua por el suelo y mojando la ropa seca de la habitación. Noli estaba tan cansada y fastidiada que le quitó importancia a lo que hicieran y comenzó a lanzar agua junto con ellos en un libertinaje sin preocupaciones.
Cuando pusieron todo en su lugar, Noli fue con su madre para asegurarse que se mantuviera estable. Se acercó junto a su cama, atravesó la delgada manguera que tenía clavada en el brazo, y acarició sus pálidas mejillas. Una lágrima resbaló por la mejilla de Noli antes de que tuviera oportunidad de preverlo.
-Hubieras visto el desastre que hicieron mis hermanos en el baño -le dijo en voz baja-, terminé metiéndome con ellos en el agua -soltó una risa ahogada-. Nos hubieras visto, ya había olvidado lo divertido que era pasar todo el día con ellos -sorbió por la nariz y continuó hablando como si de verdad la estuviera escuchando-. Mi padre ha estado como loco, no deja que nadie se te acerque... y creo que empiezo a comprender todo lo que haces, no solo como mamá o proveedora... Es muy cansado.
Escuchó a sus hermanos peleando en la habitación continua y se secó la cara con la manga de su suéter de lana.
-Pronto nos verás a todos, te lo prometo. Encontraré la manera... no importa lo que cueste -tomó su mano y la acercó antes de irse. Escuchó suspirar a su madre en respuesta.
Naturalmente, cuando llegaron su padre y su hermano le preguntaron por las bellas flores que los recibieron. Ella les dio un rápido relato de lo que había hecho Chainstom y se fue a preparar la cena. No deseaba hablar con nadie y se retiró rápidamente a su habitación después de haberle servido a todos.
Se quedó en su cama pensando, intentando comprender qué es lo que se sentiría estar dormida todo el tiempo y si podría escuchar y sentir todo a su alrededor. Ella esperaba que así fuera.
Antes de que cerrara los párpados, alguien tocó a su ventana y la hizo levantarse con su pesar. El cirvunvolador apenas la miró y le entregó una carta de Lukas. Leyó rápidamente las dos páginas de información que le había conseguido sobre los karivirus y que no le ayudaron mucho. Pero al final de la carta, había un pequeño mensaje:
<<Si vinieras, tal vez podrías asegurarte de encontrar la información correcta, no soy tu sirviente. A propósito, tenemos cosas que discutir sobre el trabajo que acordamos, no puedes ausentarte por más tiempo. Te veré mañana.>>
Hizo bola el papel y lo tiró debajo de su cama.

Sangre y lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora