Después de hacer sus entregas del día, Noli regresó a casa para cambiarse antes de su reunión en los túneles y su encuentro con Lena. Tenía muchas cosas en mente pues el baile era en dos días y deseaba discutir ciertos detalles con los demás.
Estaba en la cocina preparándose un almuerzo, cuando su padre entró y la sorprendió. Él pasaba gran parte del día en la herrería, la cual se ubicaba justo a un lado de su vivienda, y rara vez entraba a casa en ese horario.
-Hija -le dijo y ella dejó de hacer lo que se disponía en ese momento. Su padre siempre pedía que le pusieran atención total cuando hablaba-, ¿ya tienes tus cosas listas para mañana? -Noli dijo que sí con la cabeza-. Que bien porque llegará temprano el carruaje de Chainstom y no quiero que lo hagas esperar. Si puedes ir sacando las cosas de tu cuarto y dejarlas cerca de la entrada, mejor.
Se quedó paralizada, su padre debería de haber cometido un error o debió de haber confundido sus palabras. Chainstom, un diseñador, era uno más de sus empleados, un chico de la edad de Noli al cual le tenía mucha confianza su padre. Él y ella se habían conocido cuando Noli inició a trabajar, pero solo intercambiaban unas cuantas palabras de vez en cuando. Aunque en una ocasión la invitó a salir, pero ella dijo que no y muy de vez en cuando volvía a insistirle sin éxito. Desde luego que no tenía ningún interés en él, ni antes ni ahora. Tampoco tenía sentido que fuera con él a alguna parte.
-Pero iré con Lena, su familia me llevará -explicó.
-Irás con ella, pero las palabras están en la misma invitación: es un baile. Y no puedes bailar con tu amiga, por eso irás con Chainstom, él es un buen bailarín y una excelente compañía. Además, ya es tiempo de que pienses en tu vida a futuro, te estás tardando en buscar con quién casarte y si te juntaras con él, sería una unión muy beneficiosa, él es excelente en la herrería -Noli sabía que el asunto iba por ahí y, aun así, no pudo evitar la punzada de sus palabras-. Creí que esa era tu intención al asistir a dicha fiestecita -se cruzó de brazos. Noli lo interpretaba como su manera de decir que no quería que le discutiera.
Ella quería decirle que no, que era un error, que eso no era posible. No quería que la obligara a hacer esto y comenzaba a ver cómo sus planes se desmoronaban.
-Creo que estaría mejor que yo escogiera si quiero o no casarme. Quiero escoger primero.
-Y yo quiero que cambies esa actitud. Te casarás y punto.
-Entonces tal vez yo debería escoger...
La interrumpió.
-No veo que tengas ninguna otra propuesta, ningún pretendiente tocando a la puerta y dudo que en el baile encuentres a alguien para bailar si quiera.
-Pero bien podría bailar con alguien de la familia de Lena -dijo moviendo las manos a modo de explicación-, nos llevamos bien y...
-Irás con él o no vas -sentenció en un tono más alto-. Te encontrarás con tu amiga -casi nunca se refería a Lena por su nombre- en su casa y pasarás ahí el tiempo necesario, pero al momento del baile y el traslado, estarás con él ¿quedó claro?
No, no, no, no, no, no, no. Inhaló bruscamente, la ira comenzaba a subirle por la cabeza y no quería que se le notara. No podía arriesgarse a reprochar y ya no ir.
-Esta bien -aceptó a regañadientes.
-Y más vale que no hagas tonterías, compórtate y trátalo bien. Piensa en el favor que te estoy haciendo ya que por ti misma no logras nada, te conviene y no lo digo solo por ser tu padre -asintió con la cabeza y se fue.
Noli reprimió las ganas de ir tras él y decirle que no era un pedazo de carne sin voz al que podían mangonear como quisieran, mucho menos que solo servía para sus supuestos beneficios en el trabajo. Pero si lo hacía, si le hablaba de esa manera... llevaba intentándolo desde hace años y todo terminaba en un rotundo y doloroso caos del que ni si quiera quería acordarse. Odiaba sentirse de esa manera, tan indefensa.
Sus ojos comenzaban a humedecerse y no quería que alguien entrara y la viera en ese estado, harían muchas preguntas y si hablaba ahora se desmoronaría. Se fue a su habitación y comió en silencio sobre su cama. Usó una almohada y enterró la cara para que absorbiera sus lágrimas. Todo esto es un error, no se supone que debieran de pasar así las cosas. Pero pudo haberlo intuido por la facilidad con que su padre le dijo que sí podría asistir al baile. Se sintió muy estúpida al pensar que no tendría algún costo.
Después de calmarse, se secó la cara y se limpió la nariz. Se recompuso lo mejor que pudo, levantó la cara y se recordó que tenía que seguir con sus labores. Ya pensaría en alguna forma de zafarse del chico. Y de explicárselo a los demás. Mientras tanto, tomó sus cosas y salió dando un portazo.
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Sangre y lágrimas
Fantasy¿Y si el destino de todos ya estuviera escrito? ¿Y si no es una coincidencia conocer gente, experimentar cosas, ni tener "accidentes"? Había una vez, en una isla donde los más acaudalados no poseen ningún don sobrenatural y los débiles estallan de p...