Su cuerpo seguía sin obedecerla y solo pudo agachar la cabeza mientras se dejaba arrastrar por un par de guardias que la subían a un carruaje. Intentó poner resistencia, pero le llevaban la ventaja en número. Gritó que la soltaran, pataleó, exigió que le dijeran por qué se la llevaban, pero sus esfuerzos eran inútiles, nadie se detenía a responderle.
Lena no se veía por ningún lado y tampoco quería arriesgarse a gritar su nombre, temía que las palabras de la sortilega fueran ciertas y empeorara las cosas. No la quería involucrarla más en sus problemas, todo eso había sido un desastre. Solo rezaba que estuviera en un lugar seguro y muy lejos de allí.
El carruaje traqueteó y los guardias a su lado, todos blindados con lustrosas armaduras, se irguieron y mantuvieron firme a Noli, pegándola más al respaldo. Por la ventana alcanzó a ver una parte de la ciudad: el límite entre Septentrión y el Centro. Se le heló la sangre.
-¿Por qué me llevan? -demandó con autoridad-. Yo no he hecho nada.
-No gastes explicaciones, no es a nosotros a quien tienes que convencer -respondió el guardia a su derecha.
Cuando el carruaje se detuvo, indicando el final del viaje, el miedo se apoderó de Noli. Con menos jaloneos que la primera vez, la bajaron y guiaron hacia un amplio patio donde había una línea de mujeres que parecían de la edad de Noli.
-No te salgas de la fila -le ordenó un guardia.
La fuerza en sus extremidades estaba volviendo, pero no era suficiente para poder pelear en caso de ser necesario. Se arrepentía de haber decidido usar un vestido.
Un grupo de guardias las vigilaban mientras Noli inspeccionaba el lugar con la mirada. A su alrededor solo habían árboles, muy lejos de ahí por lo que no había lugar para esconderse sin ser alcanzada.
Una puerta vieja se veía desde donde estaba y parecía conectar con una habitación del castillo, parecía ser la única salida. O entrada.
¿En qué me metí? -pensó angustiada.
Observó a las mujeres a su lado, eran casi de su misma estatura y complexión, con el mismo tono de cabello y algunas caracteristicas similares en el rostro, aunque vestían de formas diferentes y... lo comprendió. Tenía que irse muy pronto de ahí o nunca saldría. Tenía solo una daga consigo, no sabía que la necesitaría, y maldijo por no haber tomado otra más.
-Atención -gritó un guardia frente con un tono diligente-, para ser liberadas les haremos un par de preguntas y después una prueba...
-¿Prueba de qué? -se oyó una voz femenina a la derecha de Noli. No alcanzaba a verla, pero pudo distinguir su determinación en su tono.
-Lo sabrán en su momento, mientras tanto, entrarán a esa habitación y deberán responder con honestidad y sin poner fuerza alguna.
-¿O sino qué? -volvió a gritar la mujer que lo había interrumpido.
Noli no supo la respuesta, solo se escuchó un golpe seco. Supuso que la había abofeteado, y eso era suficiente para que temiera por su vida.
La única puerta se abrió y la fila comenzó a avanzar con una extraña sensación de pánico flotando en el aire. Un vago pensamiento de Lukas interfiriendo brotó en su mente y la hizo sentir tonta. Una parte de ella deseaba que apareciera, sin importar que tuviera que fingir ser su prometida o lo que sea, pero ella se había metido allí por accidente y ahora debía salir por sus propios méritos.
Si los guardias hablaban con honestidad, solo debía lanzarles mentiras y suplicar por su vida.
Pero, ¿y la prueba? No tenía idea de lo que le pedirían que hiciera, pero estaba casi segura de que podría superarlo.
Un par de escalones prescindían a esa extraña puerta y, mientras subía, tomó una gran bocana de aire.
Entras y sales, entras y sales.
La habitación tenía sillas con la cantidad exacta para todas las mujeres. Un guardia le indicó que se sentara en una silla de enmedio hasta que todas estuvieron en su lugar y bloquearon la salida. La sensación de sus brazos comenzó a volver, pero aún no era suficiente para poder hacer algún movimiento.
-Van a decir, fuerte y claro, su don y el distrito de donde viven -anunció un guardia grande y fuerte.
Noli tragó con dificultad cuando fueron hablando las mujeres conforme se habían sentado. Contó veinte en total, la mayoría eran transmisoras o diseñadoras. La voz de una marina llamó su atención, era la misma que había interrumpido al guardia hacia unos momentos. Habían también transformadoras y la misma cantidad de lunáticas que de proveedoras. No tenían aparentemente nada en común.
Cuando llegó su turno, no pudo evitar que su rostro de calentara cuando dijo:
-Septentrión, proveedora -con una voz temblorosa.
La atención pasó a la siguiente mujer y, aun así, la tensión no desapareció. Un guardia detrás de ella anotaba todo lo que decían y, cuando habló la última mujer, cruzó la habitación para meterse a un cuarto del otro lado.
-Ahora -habló el guardia antes de que Noli pudiera pensar en una manera de salir-, formarán grupos dependiendo de sus dones y, una a una, harán una demostración de ellos.
Noli abrió los ojos de par en par, su corazón latía apresuradamente y sentía como si el calor inundara la habitación. Con la mayor fuerza de voluntad que pudo reunir, caminó hasta las tres mujeres que afirmaban ser proveedoras. Un guardia colocó frente a ellas unos trastos y cacharros viejos junto a vegetales que parecían recién salidos de un huerto.
-Tomarán parte de la comida que está ahí, la pelarán y partirán en el aire para dejarla caer sobre el recipiente -habló el guardia.
Noli arrugó la nariz, detestaba que compartieran la creencia de que ese don se limitaba simplemente a las labores domésticas.
-¿Y después qué? -preguntó una de las mujeres. Noli ni siquiera volteó a verla, estaba sumida en la preocupación.
-Después podrán irse -afirmó.
La mujer que había hablado se plantó frente a ellos, tomó una papa e hizo lo que le pidieron con total precisión y dominio. Noli estaba al borde del colapso, si tan solo no hubiera mentido sobre sus verdaderos dones, tal vez todo eso no estuviera pasando. Pero tampoco creía que esa fuera una buena idea, los guardias nunca habían dejado de buscar a la forjadora, solo habían usado otras formas, y lo estaban logrando.
Pronto llegó su turno y el terror parecía tomar el total control de ella. Con sus manos temblorosas, sujetó un betabel sucio e intentó hacerlo flotar en el aire, pero cayó a sus pies. Ese acto le bastó para llamar la atención de un par de guardias que se pusieron a su lado.
-¿Qué pasa? -oyó preguntar una voz a sus espaldas.
-Nada, solo... es el tónico que me dieron -se excusó Noli.
Volvió a intentarlo a pesar de que ya tenía todo el control de su cuerpo. Imitó los movimientos que había visto hace unos momentos de las demás proveedoras y, con un gesto de sorpresa, pudo mantener el vegetal apenas unos centímetros sobre la palma de su mano. Le dio la vuelta con los dedos y comenzó a rasgar una parte de la cáscara.
-Hazlo sin tocarlo -le indicó la misma voz detrás de ella.
Obedeció a regañadientes y comenzó a pasar la palma de su mano de forma horizontal una y otra vez. Por un momento deseó haber puesto más atención a las indicaciones que le había dado su madre para poder usar sus dones.
El betabel no sufría ningún cambio y solo sentía cómo más guardias comenzaban a mirarla. El sudor la empapaba la ropa y sus manos estaban resbalosas, de no ser porque mantenía flotando el vegetal, seguramente hubiera vuelto a caer.
Finalmente logró bajar una parte de la cáscara y dejó escapar una leve exhalación de alivio y asombro. Tardó más de lo necesario, pero finalmente estaba limpio completamente. Solo seguía la peor parte y podría irse a casa.
Un guardia frente a ella señaló un contenedor oxidado y Noli palideció. Si tan solo tuviera un mínimo trozo de metal, podría partirlo y librarse más rápido. Sin embargo, había logrado limpiarlo hasta ahora y eso ya era bastante sorprendente.
Puedo hacerlo, puedo hacerlo. ¿De verdad?
Puso ambas manos a los costados del vegetal, flexionó ligeramente los dedos y se concentró en separarlo. Prácticamente estaba hablándole al vegetal para que se separara, rogándole mentalmente que cediera ante lo que quería hacer para no delatarse y poder huir de esa desastrosa situación.
Solo debía partirlo a la mitad, eso seria suficiente y después podría excusarse diciendo que recién había iniciado como aprendiz. Su rostro lucía demasiado joven para su edad.
El betabel crujió y una gota como la sangre salió de enmedio. Lo estaba logrando, solo le quedaba medio alimento y lo logró con un crujido total del desprendimiento de ambas partes. Estuvo a punto de caer, pero lo sujetó con sus hábiles reflejos.
Sonrió internamente y dejó la comida a un lado.
¿Eso significa que de verdad soy una proveedora? No tenía sentido lo que había hecho, sin embargo, le salvó la vida.
-¿Por qué tardaste tanto? -le preguntó un guardia que se abrió paso hasta quedar frente a ella.
-Recién he iniciado a...
-Recuérdame tu distrito.
-Septentrión.
-Eres aún muy joven, pero ya deberías de tener dominados tus dones de proveedora -le reprochó.
Noli tragó con dificultad, esperando que no se notara que le temblaban las manos. Se limitó a mirar a aquel guardia robusto y bien peinado.
El guardia se acercó hacia otro y le susurró unas pocas palabras que Noli no alcanzó a escuchar, pero no hizo falta, sabía lo que harían.
-Dijeron que después de la prueba podría irme -dijo alzando la voz.
-Queda una prueba más, no será tardado -dijo un guardia que la tomó por detrás del brazo.
Por inercia se lanzó hacia él, atacando su cuello con la palma extendida, pero otro guardia la sujetó por el brazo y no pudo defenderse.
-El hecho de que hagas eso solo aumenta las sospechas sobre ti. Te recomiendo quedarte quieta -le informó con los dientes apretados.
-¿Cuáles sospechas? ¿De qué hablan? -demandó saber.
El guardia bien peinado dio se plantó frente a ella y le dedicó una mirada que no tenía ningún indicio de amabilidad.
-Llévensela al sótano -ordenó.
Noli intentó zafarse, hacerles saber que no era necesario que la llevaran casi cargando. Odiaba toda esta situacion.
Cuando comenzaron a sacarla fue cuando notó que las demas mujeres ya no estaban, no sabía a dónde se habían ido y esperaba que hubieran salido ilesas. Ya encontraría la manera de irse.
Tenía una daga atada al muslo, una bonita costumbre, pero para usarla primero tenía que zafarse.
La condujeron por un amplio jardín y comenzaron a meterse entre la arboleda, lejos de todo lo demás. Un silencio inquietante comenzó a inundar el amplio lugar. No sabía los limites del palacio, todo ese terreno de la realeza era inmenso, pero tener a la mano un bosque pensó que le resultaba de utilidad.
Seguía custodiada por ese par de guardias, pero notó algo que seguro ellos no: su agarre era más ligero. No dudó un instante más y sacó un brazo para zafarse. Cayó hacia atrás y sacó rápidamente su daga, preparada para salir por piernas. Uno de los guardias intentó volver a tomarla por el brazo y ella le hizo un corte.
-No saldrá de aqui así, más le vale cooperar.
-A la mierda -dijo y se abalanzó sobre el otro, poniendo su arma bajo su cuello-. Te mueves y él muere -le dijo al guardia de enfrente.
No lo decía enserio, jamás le haría tanto daño a nadie, pero no tenía otra garantía para librarse de aquello. Vio cómo desenfundaba la espada de su costado, muy lentamente.
-Dije que te quedaras quieto -reafirmó su agarre.
-Libéralo y prometo no hacerte daño -dio un paso hacia ella, blandiendo su espada y rasguñando el dorso de su mano con un corte experto. Se guardó ese movimiento para sí, esperando que Marcus supiera enseñárselo, y recargó más fuerte su daga sobre el guardia que respiraba con rapidez.
-Aléjate -le ordenó.
El guardia no la escuchó y siguió acercándose a ella, con paso decidido y una mirada desafiante. Le hizo otro corte en el brazo y Noli sintió resbalar un líquido caliente. El guardia frente a ella la aventó y cayó al suelo con su arma en alto.
Ambos hombres la rodearon y le apuntaron con sus respectivas espadas.
-Podemos hacer esto rápido o podemos hacerlo fácil.
-No me importa, yo no debería de estar aquí. Me tienen custodiaba bajo ningún decreto válido.
-El rey desea hablar contigo, pero primero hay alguien más.
-¿Quién?
El guardia le dio una mirada cómplice a su compañero y asintió.
-Si promete ir con nosotros sin más contratiempos, se lo diremos cuando lleguemos. Todas sus respuestas serán contestadas, ¿hecho?
No creía ni una sola palabra.
-¿Cómo sabré que dicen la verdad? ¿Qué me garantiza que no me llevarán hacia algo más peligroso?
El guardia a su izquierda, al que había tenido bajo su mano y que no había hablado, le respondió.
-El tiempo para pensarlo se acabó -otro corte se le atisbó en el brazo y la herida caliente la hizo soltar una exclamación.
Su arma no era suficiente, menos si no podía detener cada corte de esas largas cuchillas. Se levantó y se aferró lo mejor que pudo a su arma con la esperanza de salir sin más problemas. Sabía que perdería en cuanto comenzara la batalla, pronto caería o se desangraría. No tenía muchas opciones. Lo único que se le ocurrió fue tomar sus faldas y echarse a correr como alma que lleva el viento, sin mirar atrás. No le importaba que la estuvieran siguiendo o si la atrapaban pronto, lo único que supo era que conocía vagamente ese lugar y, que el algún punto, hallaría una salida.
Los guardia no dejaban de gritarle que se detuviera, pero ella era más rápida y mantenía una sonrisa traviesa en su rostro.
A lo lejos comenzó a vislumbrar un muro y, tropezando y esquivando ramas y rocas que le hacían arder los brazos a la vez que obstaculizaban su paso, llegó rápido hasta la pared grisasea. No se detendría hasta encontrar alguna puerta o un lugar donde esconderse.
Los guardias se habían quedado varios pasos detrás, tenía una pequeña ventaja de tiempo antes de que la atraparan. Llegó hasta una esquina, giró y cayó al suelo cuando tropezó con un cuerpo. No tuvo oportunidad de detener su caída, terminó por rasparse la cara y enterrarse su propia daga en el brazo.
-¿Por qué carajos no te fijas por donde...? -comenzó a reclamar con furia pero se calló en cuanto vio a Lukas con una cara llena de sorpresa.
-¿Cómo...? ¿Qué haces aquí?
El dolor la atrofiaba y dentro de poco la haría más lenta. No tenían tiempo para dar explicaciones.
-Debes ocultarme, pronto.
Lukas tomó algo envuelto que se le había caído de las manos antes de incorporarse. Lo culparía más tarde.
-Rápido -dijo y le abrió la puerta de un pequeño cobertizo a una poca distancia de allí. Se apretujaron entre la oscuridad y una serie de objetos que solo causaron que se le enterrara más su arma. El dolor se volvía insoportable y apretaba los dientes tan fuerte que temía hacerse más daño.
-No hagas ruido -le susurró Lukas en la oscuridad.
Afuera se escucharon pasos pesados y voces que hacían preguntas. Después de unos momentos, cuando la presencia de los guardias parecía haberse esfumado, Noli se atrevió a hablar.
-No puedo quedarme aquí, esto duele mucho y... -reprimió un alarido cuando Lukas se movió y, sin querer, le enterró un par de centimetros más el cuchillo.
-Lo siento. Creo que se han ido, vámonos -abrió la puerta y rápidamente salieron.
No había nadie a los alrededores.
-Necesito llegar hasta un restablecedor, pronto -le suplicó.
-Hay uno del otro lado, pero... espera un momento aquí, ¿si? -dijo con calma.
Noli asintió, sin nada más que pudiera hacer. Vio cómo Lukas se acercaba a aquel muro y se asomaba hacia el lado por donde había llegado. Mientras tanto, miró su brazo y la sangre seca que se iba cubriendo por la fresca. Esperaba que no se le infectara, que no fuera algo grave. No podía mover el brazo y se limitó a tomarse su mano en un vago e infantil intento por encontrar un poco de consuelo, tal como lo hacía su madre.
-No podemos ir por ahí -le dijo Lukas cuando regresó a su lado-. ¿Estás bien?
-¿De verdad lo preguntas? -dijo enseñándo los dientes.
-¿Resistirás un poco más si nos metemos al bosque?
-¿Por qué iríamos hacia el bosque? Tengo una maldita daga clavada en el brazo, necesito ir hasta un restablecedor -dijo desesperada.
-El único restablecedor en esta zona esta siendo interrogado ahora mismo.
-Pues esperemos a que terminen.
-Noli -la miró a los ojos y ella no pudo evitar distraerse con el brillo que le daba el efecto del sol frente a él-, hay otra forma de salvarte. Pero necesito que confíes en mí y que me sigas hasta el bosque.
Noli lo dudó.
-¿No nos perderemos?
-Jamás te perderías conmigo, creo que ya te lo había dicho. Solo quiero ayudarte. Déjame salvarte.
Noli dejó caer su orgullo y miró en dirección al bosque, dando pasos lentos y cuidadosos para que no fueran percibidos por el grupo de guardias que estaban al otro lado.
-Llegaremos pronto, lo prometo -le sonrió un poco y la punzada de su brazo pareció calmarse un poco.
Fueron directamente hasta el centro más recóndito y solitario del bosque, Noli solo creía que, si Lukas intentaba hacerle algo, no tendría escapatoria, se encontraba completamente vulnerable, andrajosa y dolida. Aunque esperaba que no fuera capaz de intentar algo.
-¿Puedes caminar? -le preguntó después de unos minutos, cuando los pasos de Noli se hicieron más lentos.
-Solo mis brazos estan lastimados, puedo usar las piernas -ella no le confesaría que le flanqueaban las piernas por la falta de ejercicio, ni que sus brazos se sentían tan pesados que temía que se le cayeran.
-Queda todavía una buena distancia, puedo cargarte si con eso resistes más -ofreció.
-¿Pretendes verte como mi salvador? -estaba cansada y molesta, no había forma de que sus palabras fueran amables.
-Solo lo preguntaba porque te costó cinco minutos averiguar cómo saltar una roca que bien podrías haber esquivado.
Noli frunció el seño y miró hacia atrás. Le había parecido haber visto esa roca más grande, pero lo que más llamó su atención fueron las gotas de sangre que dejaba a su paso y que bajaban lentamente por su brazo izquierdo.
-De verdad espero que lleguemos pronto, esto de no ir con un restablecedor me... -estuvo a punto de caer sobre el lodo si Lukas no la hubiera sostenido por la cintura.
-¿Ves a lo que me refiero? -la ayudó a incorporarse-. No te resistas más.
Antes de que Noli pudiera volver a hablar, Lukas la tomó con cuidado por la cintura y bajo sus rodillas para cargarla. Noli hubiera rodeado su cuello con sus brazos si tan solo pudiera moverlos.
-Ya estamos muy cerca -le informó.
Las largas piernas de Lukas ayudaban a que andara más rápido, además de que su cuerpo sano hacía que se movieran agilmente. Noli se sentía como un saco de frutas, un saco muy pesado y con una pieza de metal incrustándosele en una extremidad.
-Esto no esta resultando -confesó con un hilo de voz.
-Solo unos metros más, aguanta solo un momento.
Sintió cómo rebotó la voz de Lukas sobre su pecho, su ancho y firme torso al que tenía pegada la oreja. ¿En qué momento terminó en esa posicion? No lo supo, solo se dejó llevar por ese cariñoso contacto y lo cálido que era. Solo fue consciente de lo que pasaba hasta que se detuvieron y Lukas la depositó sobre el césped con mucho cuidado, como si temiera romperla. Miró a su alrededor y fue cegada por algo reflejante junto a ella.
-Noli, mírame -se paró enfrente-. Necesito sacarte esa cosa del brazo, después... seguro que te arderá, pero estarás bien.
-¿Qué? No comprendo.
-¿Ves esa agua? -señaló con la mano. Noli volteó disimuladamente y asintió-. Necesito hecharla sobre tu herida, pero la daga debe estar afuera cuando lo haga. ¿Me prometes no gritar cuando te la quite?
Noli ladeó con la cabeza, totalmente en desacuerdo con lo que decía. Si ese era su plan, era una locura.
-Prepárate, contaré hasta tres y lo haré.
-¿Estas loco? No vas a hechar agua sucia sobre una herida abierta -alcanzó a decir.
Lukas desenvolvió la Copa sin Fondo del saco donde la traía y la señaló. No supo cómo la había cargado mientras traía eso en la mano.
-Te curarás con esto. Ahora, voy a hacerlo, prepárate.
Noli inhaló y entrecerró los ojos, esperando que así doliera menos. Lukas sujetó su brazo con una mano y con la otra la empuñadura. Con un rápido jalón la sacó y solo vio cómo la sangre salía a borbotones, manchando todo a su alrededor mientras de sus labios salía un grito ahogado. Sintió cómo el agua helada corría por su herida y el ardor casi la hizo enloquecer, pero después de unos segundos, el agua aumentó de temperatura. Y de pronto, el dolor se detuvo. Miró su brazo y notó cómo el agua iba cerrando su herida de una manera que jamás había visto. En el proceso, la sangre se iba limpiando de su brazo e iba recobrando sus fuerzas.
-¿Cómo sabías que funcionaría? -le preguntó después de recomponerse.
-Por accidente rocié una planta con la copa y ésta creció de maravilla. Después la probé con unas flores muertas y sorprendentemente resucitaron.
-¿Estabas seguro de que funcionaría conmigo?
-Esperaba que funcionara.
Noli frunció el seño. Había creído que esa era la primera vez que Lukas tenía un gesto amable con ella, después de todas las veces que se había comportado como el niño rico y mimado que era. Creyó que ese acto lo hacía más humilde, al menos eso había pensado antes de que le dijera que había experimentado con ella para comprobar su tonta teoría. No le gustaba la forma en que la había utilizado, pero agradeció que funcionara.
-Acerca tu otro brazo -le indicó.
Noli lo hizo y dejó que curara sus heridas con el agua fría que entraba en contraste con la cálida mano de Lukas sobre la suya. Sentía un contacto extraño, inquietante, pero no quiso apartarse a pesar de ello.
-¿Tiene algo de especial esta agua?
-Mentiría si digo que es solo un simple lago, la verdad es que es el agua más limpia que he visto en toda mi vida, aunque supuse que funcionaría cualquier líquido.
-Creí que la copa nunca se quedaba vacía.
-Eso sí que es un mito.
Noli sonrió disimuladamente.
-¿Tus piernas...?
Noli miró su vestido sucio.
-Estan bien. Gracias -agregó después de un momento.
-No es nada. De hecho, creo que podría cubrir las manchas de tu vestido. Si tú quieres.
-Eso estaría bien.
Lukas cambió el aspecto de su ropa desde lejos, no tuvo que acercarse demasiado y, cuando terminó, Noli solo guardó silencio y tomó su daga. Quería enfundarla, pero no quería levantarse el vestido frente a él.
-Solo no vayas a secarte las manos sobre lo que acabo de tapar -Comentó antes de terminar.
-¿Porqué?
-El agua puede borrar el efecto.
Noli comenzó a planificar lo que necesitaría para quitar las manchas de sangre una vez que perdiera el efecto que ahora tenía.
-¿Tú crees que... alguna vez nos encontremos por casualidad en una situación donde no estés sangrando o llorando? -le preguntó de repente.
Noli creyó que debería sentirse ofendida, en cambio, las comisuras de sus labios se elevaron levemente.
-Gracias por recordármelo.
-¿Recordarte qué?
-Que mi vida se basa en sangrar y llorar.
-Así es la vida de todos, ¿no?
Noli lo dudó un momento.
-Parece que tú no.
-No todos podemos darnos el lujo de encerrarnos en el baño, o en una cueva, o en un bosque...
-Ya entendí, ya entendí. Pero, ¿tu qué hacías paseándote con esa cosa? -señaló la copa que seguía junto al lago.
-La saqué para averiguar quién se ofrecería a cortarle una extremidad para tener una oportunidad de salvarle la vida.
Noli lo fulimó con la mirada y se incorporó. Su tosco cambio de actitud la seguía sorprendiendo, no lograba acostumbrarse a saber que en algún momento se portaría de semejante manera, como siempre. Pero no dejó que notara que le afectaba en lo más mínimo, se limitó a hablarle con el mismo tono.
-Eres insoportable, ¿lo sabías?
-Una de mis mejores cualidades según varias chicas -Noli volteó los ojos-. Pero tú me dijiste "salvador" antes de traerte hasta aquí.
-Como sea, sólo dime cómo volver.
-Vamos, te llevo a tu casa.
Noli se detuvo.
-No. No es necesario, no quiero más problemas.
-No serán ningún problema. Tengo que ir a Septentrión, así tengo otro pretexto para usar el carruaje.
Noli negó una vez con la cabeza. Si su padre por casualidad la veía llegar en un carruaje real...
-De verdad, no lo hagas. Solo necesito saber la salida.
Lukas comenzó a andar con paso relajado mientras le contestaba.
-Tampoco me agrada la idea de llevarte así sin más, pero no puedes salir como si nada. Es muy probable que te estén buscando ahora mismo y, la única manera es si te escondes conmigo.
Sabía que él conocía de estos asuntos y que estaba en su terreno. Creía que si se metía en un baúl podría fácilmente echarla dentro para salir unas calles antes de su casa. Tal vez podría funcionar.
-Entoces iremos en carruaje -dijo y parecía más una pregunta.
Lukas asintió.
-Y me esconderás ahí dentro antes de irnos -volvió a asentir-. Espero que sea rápido.
-Esperemos que lo sea pero no te esconderé, no precisamente. La mejor forma de salir disimuladamente es mostrarte frente a todo mundo.
-Bromeas, ¿verdad? No puedo llegar como si nada a un carruaje cuando me están buscando por alguna tonta razón.
-Yo sé porqué te buscan, y no llegarás como si nada, más bien, me harás un favor mientras te hago uno.
-No volveré a fingir ser tu... pareja o lo que sea -le advirtió.
Lukas se detuvo y la miró de frente, desde arriba. Noli alzó la cara, intentando que no se notara tanto que estaba parada casi de puntas para poder verlo directamente a los ojos.
-Te lo advierto, solo tienes dos opciones -bajó un poco la voz-: o sales conmigo o te enfrentas al rey.
Noli le contestó mirando al camino de árboles por donde había llegado. No tenía opciones.
-Vamos, dulzura, tenemos un camino por recorrer.
Noli ignoró sus palabras y pasó a su lado. Lo único que le importaba era salir.***
Noli llevaba esperando quince minutos a que le abrieran la puerta y, cuando finalmente lo hicieron, resultó que Lena todavía no había llegado a casa. Se preocupó de que la hubieran capturado o algo peor. Ahora se dirigía al hospital más cercano solo para comprobar lo que ya sabía.
Si no la encontraba pronto, comenzaría a culparse por haberla involucrado en todo esto. Estuvo a punto de gastar lo que le quedaba de sus ahorros para contratar a un circunvolador, cuando la encontró en el mismo sitio donde la había visto la última vez.
-¡Lena! -gritó y ella dejó de charlar con un grupo de personas y se volteó hacia su amiga.
-¿A dónde te llevaron?, ¿estás bien? -comenzó a interrogarla mientras la observaba-. Ya investigué y los guardias no pueden llevarte así, tienes que gritar pidiendo ayuda y así las demás personas salen a ayudar y entonces no te pueden llevar porque serían la mayoría, y entonces...
Noli la tranquilizó, sabía que cuando Lena hablaba muy rápido era porque estaba angustiada.
-Me llevaron al palacio, pero... no es algo de lo que debamos hablar aquí.
-Vamos a dónde sea, pero debes contarme y pronto, antes de que tu padre pregunte dónde te has metido casi todo el día. Y... ¿qué le ha pasado a tu vestido?
Noli no dijo más hasta que llegaron a su apartamento y pudo sintirse más tranquila. Lena no perdió tiempo diciéndole que debía limpiar el lugar más seguido o que no era bueno que tuviera ese lugar en secreto.
-¿Qué pasó? ¿Te hicieron daño? -preguntó examinándola.
Noli negó con la cabeza y comenzó a relatarle cómo se la habían llevado y lo que los guardias le quisieron hacer. Le contó sobre su encuentro con el príncipe y le dio una exhaustiva explicación de lo curativo del agua. Terminó contándole que salió como una "amiga" desaliñada del príncipe y cómo estuvo a punto de darle un collar de perlas con tal de convencerla para que subiera al carruaje.
-¿Siguen buscando a la forjadora? -preguntó Lena.
-Eso parece, en realidad no lo sé y olvidé preguntárselo a Lukas -tuvo que lanzarle esa mentira. Claro que le había preguntado, pero no quería preocuparla ni decirle que seguramente habría más guardias merodeando la ciudad a partir de ahora.
-No quiero ni saber lo que harían si te encontraran, espero que no lo logren.
Noli negó con la cabeza y cambió el tema.
-Hay una cosa que no entiendo aún -dijo y Lena le dio una mirada inquisitiva con esos ojos aceitunados-, pude partir el betabel, ¿eso en qué me convierte?
Lena lo pensó un momento, mirando al techo.
-No creo que seas una proveedora si es lo que estás pensando -Noli sonrió en aprovación-, pero ese vegetal tiene muchas propiedades y has estado ocupándote de la comida ultimamente, quizás solo fue por tu práctica constante tomando en cuenta que, practicamente, todos podemos hacer levitar distintos objetos independientemente de nuestros dones.
-¿Estás diciendo que pude partirlo porqué he vivido bajo ese ambiente?
-Esa es mi teoría, pero creo que deberías de preguntárselo a un transmisor. De otro modo, no es posible que lo hayas podido lograr.
Noli meditó la verdad de sus palabras. Sabía que algunos de sus antepasados, algunos dioses, podían tener dos dones a la vez. Pero se decía que aquellos sobrevivían muy poco. En ese momento le entraron unas ganan inmensas de ir a investigar a la biblioteca real, pero eso tendría que esperar.
Alguien tocó a su puerta y Noli brincó de su asiento. Un circunvolador le entregó un mensaje y salió disparada al leer el nombre de su padre. Pero en cuanto tuvo un momento libre, y después de curar las heridas que le provocaron los puños de su padre por haberse desaparecido por tanto tiempo, tomó un par de hojas y les escribió a Lukas y a Marcus, informándoles que estaba lista para ir por la espada con o sin su ayuda.
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Sangre y lágrimas
Fantasía¿Y si el destino de todos ya estuviera escrito? ¿Y si no es una coincidencia conocer gente, experimentar cosas, ni tener "accidentes"? Había una vez, en una isla donde los más acaudalados no poseen ningún don sobrenatural y los débiles estallan de p...