Lukas caminó hacia el rey y se quedó plantado a su lado, observando a Noli y mirando, por primera vez, dónde estaban sus manos.
-¿Ya me dirás cuándo y cómo se casaron o también tendré que hacerle algo a tu esposo? -le preguntó el rey.
Lukas miró hacia otro lado, pero no lo negó.
-Él no es mi nada -gruñó Noli en respuesta.
Su atención se fijó en el príncipe callado de cuyo rostro no revelaba la más mínima expresión.
-Ambos tienen la misma cicatriz en la mano, no empieces a decir tonterías -tomó con brusquedad el brazo de Lukas y le mostró su palma, donde estaba exactamente la misma marca que ella tenía. Un corte con la misma forma de la que se había hecho el día que había firmado el papel de Lukas para comprometerse a terminar con su trabajo.
-Miente -dijo y la frustración había endurecido su voz.
-Dame el acta -dijo el rey estirando una mano hacia Lukas. Él le tendió un papel y Noli leyó la palabra matrimonio en lo alto. Hasta el final, estaban escritas las firmas de ambos, con tinta sangre.
La furia inundaba su cuerpo y sentía cómo sus manos se sobrecalentaban, pero estaban tan apretadas que no sus dones no podían salir, solo sentía cómo todo se iba acumulando en la punta de sus dedos.
Sabía que Lukas no haría nada por ayudarla, al parecer, nunca había intentado hacerlo. Eso significaba que todas sus palabras habían sido falsas, que todo lo que le dijo e hizo fue una trampa para llevarla hasta ese estado. Para que se casara con ella por la fuerza y sin su consentimiento. No podía creer que, después de tantos esfuerzos por evitarlo, tal traidor terminara quitándole su libertad, la misma que él le garantizó que obtendría.
Recordó las palabras de Tabina sobre aquel que sería su esposo: "será un diseñador de sangre pura". Ella estuvo pensando todo este tiempo que se trataba de Chainstom y, ahora mismo, no estaba completamente segura sobre si lo que había dicho era realmente verdadero.
Se sintió a morir.
Quería gritar, quería correr, quería quemar el mundo entero solo para que los demás pudieran sentir cuan grande eran lo que implicaba haber perdido después de todo por lo que había tenido que pasar.
-Si ya terminaste de amenazarlo con la mirada -dijo el rey mirando de reojo a Lukas-, podemos pasar a lo siguiente.
Un guardia entró y el rey volteó hacia él, llamando la atención de Noli. Reconoció al instante a aquel hombre de tan peculiar uniforme marrón, de un tono más oscuro que el de su cabello.
-Nos volvemos a ver -le dijo el Capitán a modo de saludo.
-¿Es ella? -preguntó simplemente el rey.
-Esta un poco cambiada, pero me parece que sí -le contestó el Capitán mientras examinaba a Noli con la mirada.
-Entonces es la indicada -dio un paso hacia ella-. Te propongo un trato.
-No aceptaré más tratos de su horrenda familia -pronunció antes de que pudiera decir algo más.
-Ahora eres parte de esta horrenda familia, querida -le recordó con una mirada cautelosa-. Y, ahora mismo, no tienes más remedio que escucharme. Espero que al menos sepas hacerlo antes de responder -se detuvo un momento y carraspeó-. Quiero que hagas algo por mí y, si cumples con lo que quiero, todos tus robos y las maldades que has hecho quedarán olvidadas. Serás perdonada y te dejaré ir libremente.
Ya no seré libre nunca más, pensó.
-¿Qué quiere? -preguntó al no tener muchas opciones.
-Regresa todo lo que has estado sacando de este lugar, dame los cuatro objetos mágicos, ademas del Libro de los Susurros ya abierto, y dejaré que Lukas y tú intercambien anillos.
-No quiero nada con él -dijo presa de la ira. Ni siquiera se atrevió a preguntar porqué creía que ella los tenía todos.
-Eso lo debiste de haber pensado antes de casarte, aunque no es el tema principal. Te seré sincero, lo que más me interesa es ese libro.
-Quédeselo, no me importa.
-Lo tendré -afirmó-, pero necesito que lo abras primero.
-No.
-Hazlo y no te lastimaré.
Muy tarde.
Pensó en mil insultos para responderle, pero lo único que quería en ese momento era ir hasta Lukas y hacerlo hablar a golpes.
-Hace falta una llave, no puedo hacerlo. Ahora desáteme -exigió.
-Qué casualidad que lo mencionas, porque en mi colección hace falta un anillo que creo que es la llave -dijo levantando una de sus cejas oscuras.
-Pues entonces haga que alguien lo busque.
-Tienes coraje -señaló-, pero, ¿qué no a eso habías venido? ¿Dónde tienes la llave?
Lo enfrentó a la cara y se concentró en esos ojos marrones que una vez habían sido amables y en las arrugas que apenas comenzaban a formarse.
-Si la hubiera encontrado, ya estuviera abierto y no pondría tantas excusas, ¿no cree? -dijo desesperada.
-Sigue intentando, eres la única que puede hacerlo.
-¿Por qué no busca el anillo usted mismo y luego abre el maldito libro? -dijo furiosa mientras intentaba lanzarse hacia adelante. El dolor en sus manos se incrementaba, pero no sentía nada en comparación con todo lo que estaban revelándole.
-Creí que Lukas ya te había informado que solo un dios puede abrirlo.
En ese momento, la imagen de su madre sobre su cama vino a su mente. Si ya no había dioses, si habían muerto hace miles de años, jamás podría abrirlo. Sentía que la estaba condenando a no tener ningún futuro.
-Los dioses estan muertos, por si no lo sabía -dijo a la defensiva.
Regresó su mirada hacia Lukas, deseando arrancarle la cabeza con los dientes.
-Que tonta eres -dijo el rey con una risa burlona-. No pensé que yo sería el que tuviera que explicarte todo esto, pero quizás sea la persona correcta para hacerte entender que tú eres una diosa -dijo acompañado de una mirada llena de asco.
Noli abrió los ojos como platos. La confusión era demasiada, superaba los niveles de algo que nunca habría imaginado que le podía ocurrir. Todo eso sonaba como una broma, como un sueño condenadamente largo. Una pesadilla real.
-Claro, y se supone que yo le crea, ¿no? Y ahora ¿qué?, ¿me va a felicitar? -rió-. ¿Tendré un castillo y mil riquezas? ¿El conocimiento infinito? -se burló con una expresión seria.
-Te recuerdo que tu falta de madurez es lo que te atrajo a estos problemas en primer lugar -dijo ajustando la resplandeciente corona sobre su cabeza-. No comprendes hasta dónde pueden llegar las cosas. Parece que no entiendes todo lo que está pasando -dijo y su tono severo le recordó a su padre.
Intentó respirar con normalidad, sabía que el pánico no le serviría de nada.
-Usted ni siquiera me conoce -dijo entre dientes.
El rey se limitó a mirarla a los ojos y Noli se quedó muy quieta.
-Parece que no sabes quien soy ni los beneficios que tengo al serlo.
-No lo sé ni me interesa.
No sabía quién podría mentir más.
-¿Acaso no lo recuerdas? Cuando intentaron... -Noli frunció el seño cuando dejó de hablar-. El Capitán estaba ahí -señaló al hombre con la mano. Guardó silencio un momento, entendiendo lo que sucedía.
El Capitán se acercó por detrás de él para hablarle en voz baja, pero Noli pudo escucharlo claramente cuando le dijo:
-¿No cree que pueda ir con Tabina si le revelamos más sobre eso?
El rey negó con la cabeza y lo apartó.
La expresión de Noli se endureció y recordó lo que una vez le había dicho la mujer: "Tú y y provenimos de la misma especie". Y si Tabina era algo muy cercano a ser una diosa... Le pareció de lo más absurdo, pero buscaría mejores respuestas en cuanto tuviera la oportunidad.
-Si me da la llave, lo abriré -le propuso al rey.
-Te he dicho que no está, tú misma lo has comprobado al husmear entre las habitaciones de toda la familia.
Noli lo miró con recelo.
-Entonces no hay trato, desáteme ya -volvió a moverse y sintió que sus huesos crujian bajo la presión de esas placas en sus manos. Necesitaba dejar de moverse ahora mismo o tal vez sería muy tarde para cuando llegara hasta algún restablecedor.
El rey se tomó unos momentos para observarla de pies a cabeza, planeando su siguiente movimiento y estudiándola, como si de esa manera pudiera profundizar en lo que sea que Noli estuviera tramando en ese instante.
-Seré complaciente por una vez, así que te diré lo que va a pasar: saldremos todos de la habitación, te dejaré hablando con Lukas, prometo que a solas, y cuando regrese, quiero oír una respuesta satisfactoria, ¿hecho?
-Antes desáteme -demandó.
-Temo que eso no es negociable -dijo y se dio la vuelta, pasando por la puerta y llevándose el resto de los guardias con él.
La puerta se cerró y solo hasta que los pasos dejaron de oírse, Noli se atrevió a ver a los ojos a la persona que más despreciaba en ese momento.
Le resultó extraño saber que esa era la primera vez que veía a Lukas tan inquieto, parecía nervioso.
-Noli -su nombre retumbó en su pecho como un rayo-, deja que te explique lo que ha sucedido.
-No quiero escuchar nada de lo que tengas que decir. Solo quiero que me quites esto de las manos -contestó furiosa.
-Debes hacerlo es... Era la única forma, tenía que funcionar de esta manera -dijo juntando las cejas, como suplicando.
-¿La única forma de qué?
Lukas suspiró y dio un paso hacia ella, aunque no lo suficiente para que lo alcanzara a atacar con las piernas.
-Debes de saber que la única forma de anular un matrimonio arreglado es teniendo uno antes -declaró con decoro.
Ella lo miró con la quijada apretada.
Había hecho un trato para salvarse de casarse, se había empeñado en hacer lo que fuera necesario para volverlo realidad y hasta había tenido que contarle a otras personas, arriesgando su vida en el proceso. Todo para que le mintiera acerca de todo lo que estaba haciendo.
-No podemos estar realmente casados -dijo y su expresión se ensombreció.
Lukas le volvió a mostrar el papel que decía lo contrario.
-Yo jamás firmé eso.
-Lo hiciste, solo que... -hizo una pausa y pasó su palma extendida antes de volverselo a mostrar-, tú lo viste así.
Miró aquel pedazo de papel en donde la había engañado, fingiendo que era para garantizar su trato.
-¡Bastardo! -maldijo y escupió a sus pies-. Te mataré.
-No puedes hacerlo -pronunció con tranquilidad.
Suspiró antes de volver a hablar y evitar pensar en formas de vengarse.
-¿Qué se supone que le voy a decir a mi familia? A mi padre que ya ha planeado todo para mi supuesta boda.
-Le dirás que has estado saliendo con el príncipe, que esa es la razón de tus constantes viajes al Centro y que es por ello por lo que hacías tus entregas a destiempo -dijo al tiempo que comenzaba a pasearse por la habitación-. Nos hemos estado escapando de los demás para estar juntos y, en nuestra desesperación por hacer que nadie más nos pudiera separar, decidimos unir nuestras vidas.
Noli lo miraba atónita, creyendo que su maldito plan tenía cierto sentido, aunque jamás lo pudiera admitir. No sabía desde cuando había estado tramando todo eso, ni por qué se le había ocurrido contarle justo ahora.
-Desátame -le ordenó sin mirarlo.
-No puedo hacerlo, debes escucharme. Debo decirte algunas cosas antes de que los demás regresen y tienes que poner real atención -dijo con una voz firme.
-No quiero escuchar nada. No quiero volver a saber más de ti. Jamás.
-Lo harás aunque no quieras.
-No puedes obligarme.
-Oh, querida, creo que no comprendes aún la gravedad del asunto al estar casados -se paró frente a ella y puso la manos detrás, en una pose sofisticada-. Aunque claramente no era la reacción que esperaba.
-¿Y qué carajos esperabas que hiciera después de haberme mentido? ¿Querías que me arrojara a tus pies y dijera que era lo mejor que me había pasado? -dijo mostrándole los dientes.
-Creí que te emocionaría más formar parte de esta familia tomando en cuenta que ni siquiera vives cerca del Centro -le reprochó.
-Que se jodan tú y tu maldita familia, no me importa si tus padres son los monarcas ni lo que puedan hacer, no formaré parte de ustedes.
Lukas meneó la cabeza en un gesto de indiferencia.
-Entonces será para ti una fortuna saber que mi padre no es el rey.
-Nuevamente, eres un bastardo.
-Realmente las ofensas no son para mí, no me importan, pero apuesto a que sí lo es para la que se casó con un príncipe "bastardo" y no con el hombre perfecto que imaginó.
Noli creía que estaba a punto de perder los estribos.
-¡Pero solo firmé un papel! -gritó desesperada-. Eso no asegura que...
-No necesitamos tener una ceremonia o hacer una gran celebración para ganarantizar nuestra unión -la interrumpió rapidamente y alzando la voz-. Los demás incluso pueden no saberlo, solo es necesario conocerlo entre tú y yo, y es completamente oficial. El simple hecho de aceptarlo entre los dos lo hace válido.
-Pero yo no acepté.
-Firmaste -le recordó.
-Pero me engañaste.
Lukas metió sus manos dentro de sus bolsillos.
-¿Y si te dijera que era la única forma de que el rey no fuera en contra de la diosa? -dio otro paso hacia adelante-. De que los objetos de la leyenda no cayeran en manos equivocadas -se acercó más y notó que sus ojos estaban enrojecidos-, y de que mi compañera de vida no resultara lastimada por tener poder sobre todo, ¿me creerías?
No había signos de amabilidad o burla en sus palabras, todo era real. Tan real que Noli necesitaba un momento para digerir todo lo que sabía hasta ahora.
Si lo que decía era cierto, ahora ella tenía un lugar ahí, tenía un título que se anteponía a su nombre y estaba unida a Lukas en más de un sentido. Pero no estaban juntos por haber firmado ese papel, era algo que estaba destinado a suceder, aunque no le gustara la idea. Tenían un lazo irrompible y único. Todo lo que había sentido era real.
A Noli le fallaban las rodillas. Y entonces lo comprendió, supo por qué la primera vez que se besaron había sentido algo muy diferente en comparación con otras personas. Comprendió porqué no podía mantenerse alejada de él a pesar de que solo tuviera ganas de discutir, de gritarle en la cara o golpearlo con tantas fuerzas como ahora.
-¿Has aceptado el lazo? -le preguntó y no necesitaba un arma para amenazarlo, para que dijera la verdad, el filo de su mirada era más que suficiente.
-Creí que todo lo que he hecho por ti, incluso el día de hoy, sería prueba suficiente.
Lo miró con desprecio.
-Entonces todavía existe la posibilidad de que no seamos compañeros.
-Lo somos por todas la veces en que...
-Yo no voy a aceptar el lazo -lo interrumpió con impaciencia-. No importa lo que nuestros acercamientos hayan provocado en alguno de los dos, ni los besos ni... -se interrumpió, pensando en la vez que compartieron su sangre en sus bocas-. No voy a continuar con esto.
-Tienes que hacerlo, es tu deber.
Aún no podía creer que todo ese tiempo le había estado mintiendo.
-Claro que no -lo miró por debajo del cabello que comenzaba a tapar sus ojos-. Tú me arrebataste lo que más quería. Me has quitado mi libertad para tomar mis propias decisiones -se quejó y un músculo en su mandíbula se tensó.
Movió los codos hacia adelante, pero no podía lograr nada si seguía con las manos atascadas.
-No, princesa -ese adjetivo fue como una daga sobre su corazón-, te he dado la oportunidad de tomar decisiones desde el poder. Decisiones con poder.
-No me interesa si tengo o no eso -dijo presa de la ira.
-No es así de simple, ya lo tienes. Tienes el poder para cambiar tu mundo y el de los demás -su miraba ambiciosa se agudizó-. De saber lo que los otros quieren y lo que es mejor para todos. Tienes ese conocimiento, y yo te estoy dando el poder para cambiar las cosas de la forma en que queramos. Tú conoces a las personas que son gobernadas mucho mejor que yo, mucho mejor que los actuales monarcas. Y yo conozco cómo funciona el reino. Tú y yo somos la mejor combinación, juntos, seremos muy poderosos. Y muy pronto todos lo sabrán.
Noli reparó en ese momento en algo que no había pensado: lo que significaba que él era el primer príncipe en casarse.
-Los demás... tus hermanas y hermanos, ¿alguno esta... por casarse? Debe de estarlo, por eso lo hiciste, ¿no? Para asegurar tu lugar en el trono -preguntó perpleja.
-Nadie más se ha casado. Y me parece que ninguno tiene planes de hacerlo.
Miró hacia la pared del otro lado, intentando comprender la raíz de todo este asunto.
-Entonces fui un ancla -concluyó.
-¿Cómo dices?
-Me usaste para así poder llegar a la corona antes que cualquiera de tus hermanos. Me usaste para tener el control sobre la isla. Me usaste para anclarte al trono y, en el proceso, me anclaste a ti y tu patética vida.
Lukas no se atrevió a contradecir sus palabras ni explicar lo que ella ya había descubierto por sí sola.
Noli miró al suelo, comprendiendo lo que ocurría. Lo lejos que estaba llegando con todos sus planes.
-Me niego a hacer nada de esto -declaró-. No importa lo que se supone que eres ahora en mi vida. No lo haré.
-Es tu responsabilidad.
-Yo no quería esta responsabilidad -se defendió.
-Pero ahora la tienes -dijo elevando su tono de voz.
Noli bufó por lo bajo y volteó los ojos, sin saber muy bien cómo iba a explicar lo que tenía en mente.
-Mi vida se complica más conforme avanza y parece que cada vez que intento arreglar algo se desacomoda otra cosa, es algo que siempre he hecho. No conozco más sobre la vida en mis cortos años, apenas me conozco a mí misma y tampoco quiero gobernar la isla -declaró.
-Es necesario. Vadinia espera por su próxima reina -sentenció con seriedad.
-No lo haré, a eso no podrás obligarme -dijo aunque en el fondo sabía que podría ser mentira.
Sus ojos color miel se endurecieron y a Noli le sorprendió la rapidez con que su rostro cambió y adoptó una postura mayor, dándole a entender, por primera vez quizás desde que se conocieron, quién era y en qué posición estaba.
-Lo harás -afirmó-, por que te conozco y conozco a las personas que te importan -se detuvo frente a ella y tomó su rostro con una mano, apretándola-, sé lo que serías capaz de hacer para que estén bien, para mantenerlas seguras -el corazón de Noli seguía palpitando con fuerza y no podía zafarse-. Y te recuerdo que el poder que tengo, el que ahora tenemos, superará cualquier cosa que haya existido en los últimos tiempos -escudriñó su rostro y continúo-. Conozco tu vida y sé que algunos saben cómo pincharte, pero yo sé dónde sangras.
Lo contempló de frente, pensando en que así serían las cosas entre ellos de ahora en adelante. Ya no habrían miradas soñadoras ni sonrisas adorables. Mucho menos palabras amables de parte de ninguno. Cuando la soltó, Noli juró que lo haría pagar por todo esto, algún día.
-Si tanto crees conocerme creo que sabes que te mataré si llegas a hacer alguna cosa en contra de las personas que quiero.
-No, no lo harás -gruñó en respuesta-, especialmente porque yo estoy entre las personas que quieres, lo sabes muy en el fondo y es algo que no se puede cambiar.
-Desátame y con gusto discutiré los términos -dijo entre dientes. No podía soportar un minuto más así.
-Creo que lo hemos podido tratar mejor de esta manera.
Sonrió con un lado de la boca al oír esas palabras.
-No sabía que el príncipe le tenía miedo a una simple proveedora.
-¿Ahora vuelvo a ser "el príncipe"?
-Siempre lo has sido, ¿no es así? -dijo desafiándolo.
-No lo fui cuando suspiraste mi nombre y dijiste que querías estar conmigo -dijo con una mirada enigmática.
-Sabes muy bien que te haré pagar por todo esto -le advirtió al ver que su expresión altanera no cambiaba.
-Me temo que te llevo la ventaja. Siempre he ido un paso adelante de ti -dijo con una mirada ruin.
Noli necesitaba con desesperación salir de ahí, pero no tenía manera de usar sus dones si sus manos estaba inhabilitadas, a menos que... Recordó lo que hacía su padre y lo que siempre tuvo ganas de hacer. Sus ojos estaban despejados y no tenía otra forma de librarse. "Solo tienes que mirar fijamente el metal, casi como debilitarlo con la mirada", recordó la única indicación que le había mencionado, y se concentró en la placa oscura que tenía a la derecha.
-Tienes que entender que, te guste o no, nuestro mundo, el tuyo y el mío, estan conectados de ahora en adelante -siguió diciendo Lukas, pero lo ignoró.
Sus palabras solo sirvieron para alentar lo que se mantenía ardiendo dentro de ella desde que la capturaron y se elevara mucho más.
-Has notado cambios con tus dones, ¿verdad?
-Eso no te incumbe -dijo sin apartar la mirada de la placa sobre su mano, pensando que no le daría el gusto de desconsentrarla o desconcertarla más.
-Es probable que pienses que es porque estas creciendo, pero no es simplemente un cambio, tiene que ver con que seamos compañeros.
-Por si no lo sabías, yo nunca pedí tu opinión.
-¿No lo entiendes? Sé exactamente cuándo te sientes mal y cuándo estas bien, puedo sentir tus emociones a través de la distancia, te siento todo el tiempo y tú a mí. Así es como he sabido en qué preciso momento darte un apoyo a pesar de que no pueda estar contigo todo el tiempo. Lo he sentido desde el momento en que te conocí, fui el primero en saber lo que éramos.
El sudor se acumulaba en su frente y pensó que, de alguna forma, se asemejaba con la sensación resbalosa que tenía en las manos, como si su cuerpo se estuviera concentrando en acumular sus dones solo sobre sus ojos.
-Necesito que me confirmes que sabes cómo funcionan las cosas entre una pareja una vez que se revela el lazo.
-Deja ya ese asunto en paz -le contestó y la placa comenzó a agrietarse.
-Los compañeros de vida ayudan a controlar los dones para que no tengan repentinos accidentes al tocar cosas o hacia los demás.
-Tú y tus malditos mitos -dijo en voz baja.
-No es mentira. Desde que apareciste en mi vida, desde aquel extraño encuentro, mis dones me han respondido mejor, como si ,de alguna manera, tú me hubieras estado ayudando y me enseñaras a no perder el control.
-No finjas cursilerías tontas ahora.
-Esto no es mentira.
-Pues con eso tampoco te perdonaré.
-No espero que la hagas tan pronto.
Sus ojos parecían comenzar a arder.
-Díselo a alguien que le importe -dijo con la ira impulsándola.
Notó que la tensión se iba de sus brazos, sus dedos comenzaba a sentirse liberados aunque le dolían inmensamente.
-También necesito... tengo que contarte acerca de la vez en que nos conocimos. No fue en los túneles.
-No me interesa saber más... -sentía sus ojos pesados, como si estuvieran a punto de lagrimear-, no quiero que me digas más mentiras. Solo... cállate de un puta vez...
-¿Qué estas...? -comenzó a preguntar Lukas, pero el material hecho moronas salió disparado hacia él.
Noli liberó una mano y, aún concentrada, destruyó la otra base con una punzada de dolor sobre las articulaciones de todo su brazo derecho.
-Déjame que te lo cuente todo, escucha lo que tengo que decirte antes de que termines de enfurecerte y pienses en odiarme. No es lo que crees, tengo una muy buena razón -comenzó a decir mientras retrocedía.
Noli no le hizo caso, sus pasos pesados resonaban cada que se acercaba y el suelo pareció estremecerse ante ella, como si su furia hiciera temblar la habitación entera.
Saltó hacia él y, por medio de los golpes que Lukas no podía esquivar, lo empujó hasta tirarlo de espaldas al suelo.
-Jamás te perdonaré que me hayas hecho esto, no podrás hacer nada por remediarlo -puso un pie sobre una de sus muñecas y comenzó a presionarlo mientras que con la mirada mantenía el resto de su cuerpo pegado al suelo-. No quiero que vuelvas a buscarme, tampoco que uses a alguien más para llegar a mí.
La presión sobre su cuerpo le provocó una mueca de dolor.
-Somos compañeros, no puedes lastimarme -contestó entre dientes.
-Tú ya lo has hecho, no creas que saber eso va a detenerme.
-En algún momento tendré que aparecer por tu hogar, tendrás que presentarme ante tu familia como tu esposo. Recuerda que no quieres casarte con Chainstom -dijo aún con una sonrisa malévola.
Noli lo soltó y le dio una patada en el costado. Dio un paso hacia atrás, le ordenó que se levantara y, al ver que no lo hizo, lo puso en pie con solo verlo y lo pegó a la pared.
Con las manos totalmente adoloridas, su mirada salvaje era su única opción.
-No te lo volveré a advertir.
Con una enorme punzada de dolor en los dedos, sacó ambas dagas del interior de sus faldas y le apuntó con ellas para que no se moviera. Sin embargo, tuvo que mantenerlo solo con un arma y la mirada mientras giraba lentamente su muñeca derecha y los pequeños pedazos que se habían hecho polvo volvieron a reunirse hasta que estuvo formada una placa deforme sobre su mano. La movió hasta Lukas y lo hizo levantar una mano para ponerlo tal como ella había estado.
-No te atrevas a ponerme eso.
-Cállate.
-Noli, estoy hablando en serio. Una vez que el rey regrese y me vea...
Lo empujó más hacia la pared y lo hizo callar mientras veía su cabeza rebotar sobre el material duro.
Tuvo que hacer el mismo procedimiento para poner la placa en la otra mano, pero sus fuerzas comenzaban a agotarse y lo hacía mucho más despacio.
-Solo espero que no me vayas a dejar aquí así -le advirtió.
-Eso lo hubieras pensado antes de mentirme.
-No puedes irte, debemos estar juntos. Las cosas estarán mejor si te quedas, solo... -guardó silencio mientras observaba cómo la segunda placa ya estaba completa-. Quédate, no aceptes el trato del rey. Te daré lo que es tuyo, pero tienes que estar aquí cuando él vuelva. Debes quedarte.
Noli terminó de colocar la segunda placa y lo miró a los ojos, esos ojos que en su momento la habían maravillado.
-¿Qué tienes que es mío?
-Los tres objetos. Tienes que cuidarlos, él rey no debe tenerlos.
-Creí que los buscábamos para él.
-Ese trato no fue verdad, tenía que encontrarlos antes que él. Lo único que quería era cambiar su ubicación.
Noli lo miró con recelo.
-¿Por qué habría de creerte sobre algo ya?
-¿No notas que ahora mismo estoy diciendo la verdad?
-Por lo visto, nunca has dicho la verdad.
-Te dije la verdad cuando te besé.
-Que patético eres -dijo en voz baja.
Se alejó un paso de él y sujetó fuertemente una daga para lanzarla a su costado con tanta fuerza que se enterró entre su ropa y el muro, apenas unos centímetro lejos de su cuerpo, con la finalidad de intimidarlo.
-No vuelvas a hablarme ni buscarme, quiero que te mantengas alejado de mí -dijo y esta vez, hizo levitar la daga al otro lado y la perforó entre su ropa usando solo la mirada. Sonrió levemente al notar que la daga había alcanzado el punto exacto donde le había apuntado.
Se acercó a él y, sobre su pálido rostro, aún podía notar que no se daría por vencido.
-Estamos juntos, desde hace unos días, y desde ese momento en adelante, no nos separaremos. Y nada hace la diferencia, ni la distancia que nos separe, ni la que intentes poner -sentenció entre dientes.
Noli le respondió con una bofetada que les hizo reprimir un quejido a ambos. Lo observó por un breve instante, la forma en que ahora estaba frente a ella y, justo cuando estaba por atisbarle un puñetazo sobre su bello rostro, un impulso extraordinario sobre sus manos la detuvo.
Compañeros.
La palabra retumba dentro de su mente y, sorprendente hizo que se detuviera. Inmediatamente después sintió un fuerte dolor en las manos y un líquido caliente le corrió la mejilla. Cuando se limpió con el dorso de la mano, encontró sangre. Su visión comenzó a emborronarse y un desgarrador dolor le atravesó por el pecho, como si algo la estuviera devorando por dentro y le impidiera respirar con normalidad. Su visión se había vuelto completamente roja y estaba asustada. No había nadie más con ella y el rey pronto vendría. Ahora que se había liberado de sus ataduras, tenía que correr por su vida.
-Si te vas ahora, correrás un gran peligro. Quédate -alcanzó a gritar Lukas, adolorido e inmóvil.
Pero ella ya no tenía nada más por hacer con él. Se alejó, pero sus rodillas parecían fallarle y los brazos le flanqueaban, se sentía tan débil que no sabía si sería capaz de dar un paso más.
-Noli, deja que te ayude -escuchó a lo lejos.
Quería escapar, pero sus piernas no podían correr. Quería arrastrarse con sus manos, pero sus brazos no se podían mantener erguidos.
-¡Noli, suéltame!
Cayó sobre el helado suelo y cerró los ojos un momento con la esperanza de que todas sus heridas dejaran de sangrar. Aún sabiendo que las internas requerían de mucho más tiempo.
Después de unos segundos, su visión mejoró, como si las lágrimas lo hubieran limpiado todo, aunque no podía dejar de oír a Lukas decir su nombre una y otra vez.
Se levantó tambaleándose y liberó a Lukas de sus cuchillos.
-Te arrepentirás si no me sueltas ahora -gritó y su voz resonó en toda la habitación.
-Ya te escuché demasiado -dijo y procedió a cortar una parte de las faldas de su vestido para introducirsela en la boca a pesar de que se retorciera e intentara seguir gritando.
Lo dejó como estaba, desgarbado y herido.
Sabía que no le había hecho mucho daño, que sobreviviría a esas heridas y que pronto se mejoraría, pero aún así le dedicó una mirada larga y negó con la cabeza. Dejó caer una lágrima más pensando en que, si las cosas hubieran ido bien, tal vez hubieran llegado a tener lo que él le había dicho.
Salió de la habitación con el corazón destrozado e irradiando una rabia helada. Pero aún tenía otro ataque por librar, cuando subió con pasos pesados por las duras escaleras, su visión empeoró. El panorama volvía a parecer rojo y no tenía idea de a dónde se dirigía. Sus manos estaban torpemente inmovilizadas y la situación empeoraba ahora que cargaba con un tormentoso dolor en todo su cuerpo que creía que, con el menor movimiento, pudiera atrofiar algún detalle pequeño en sus extremidades.
De pronto sintió como si alguien tirara de ella débilmente hacia a un lado y se dejó llevar por el horror que la impulsaba. Los ojos le ardían y le costaba mantener los párpados firmes al igual que sus piernas, entonces recordó a la serpiente en su mano y lo buena que podía ser para mostrarle la salida a su dueño. Parecía darle pequeños mordiscos cuando iba en dirección contraria y le hacía cosquillas sobre sus dedos cuando tenía que ir más despacio.
Siguió andando hasta que la luz se hizo mayor y el aire fresco le rozó la cara. Creyó que soñaba.
El suelo parecía inestable, pero su mirada mejoraba poco a poco. Entonces alcanzó a ver a una multitud de gente fuera que iba yéndose apresuradamente en sus carruajes. Todos se mantenían atentos, parecían alarmados.
Noli intentó, difícilmente, encontrar a Lena o a Marcus y, saber que ya no estaban ahí le reconfortó un poco.
Escuchó su nombre detrás de ella y giró. Una figura borrosa se acercó y no supo que se trataba de Chainstom hasta que la arropó entre sus brazos.
-¿Estás bien? -Noli negó con la cabeza-. Estas herida -exclamó escrudriñando su rostro entre sus manos-, debemos buscar a un restablecedor pronto.
Chainstom miró entre la multitud mientras Noli mantenía su mirada entre el suelo y su hombro. No se sentía ella misma en ese instante, no estaba consciente de que incluso tenía un cuerpo, lo único que quería era desaparecer. Para siempre.
-El carruaje ya viene, no te preocupes -le dijo acariciando su cabeza por detrás-. ¿Podrás resistir un poco más?
Noli negó con la cabeza, creía que era la única respuesta que podía dar hacia cualquier cosa. No quería ya darle continuación a su vida y sus sentimientos la atormentaban y la destrozaban por dentro, repitiendo una y otra vez, en dónde estaba marcado el daño. Deseaba con todas sus fuerzas que parara.
Intentó apartarse del chico, no podía quedarse quieta, no volvería a quedarse parada y en una sola posición durante un buen tiempo. Pero todo su cuerpo se sentía muy pesado y ya no le quedaban ganas ni fuerzas para luchar, no le quedaba nada por lo que resistirse a hacer algo más. Pero cuando lo hizo, cuando realmente se quedó quieta y pensó que sería sumisa, las lágrimas la alcanzaron. Cerró los ojos en dirección a Chainstom y, con la cabeza enterrada en su hombro, se soltó a llorar con todas sus fuerzas.
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Sangre y lágrimas
Fantasy¿Y si el destino de todos ya estuviera escrito? ¿Y si no es una coincidencia conocer gente, experimentar cosas, ni tener "accidentes"? Había una vez, en una isla donde los más acaudalados no poseen ningún don sobrenatural y los débiles estallan de p...